Treinta y tres.

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~.Treinta y tres.~

Valentín.                                   Maratón 2|3

Mis pies iban y venían por el pasillo del departamento de Juno, rascaba mi cabeza y caminaba inquieto sin dejar de pensar en lo que podía hacer, era obvio, mi corazón ya sabía que la había cagado con Juno, que después de esto no había forma ni siquiera de poder seguir viéndola, solo existían palabras para hacerle más daño y me lamentaba con todo el corazón.

Era lo que me merecía, capaz era eso que se hace llamar karma en la vida.

Pasé el nudo en mi garganta tragando saliva y clavé mis ojos en la puerta de su departamento, apoyé mi frente intentando calmar los nervios que subían por mi espalda en forma de pinchazos y cerré los ojos, si me concentraba podía sentir el olor dulce que había ahí adentro, olor a Juno.

Me separé respirando profundo y con un movimiento de mano toqué la puerta, y como si me estuviera esperando a los segundos fue abierta, pude ver a Juno, su mirada se clavó en la mía y sentí mis piernas temblar, quería tirarme encima de ella para abrazarla contra mi pecho y ser solo nosotros dos, solo ella.

— Hola.—Saludó subiendo una ceja y mirándome algo extrañada, traía una de mis remeras negras, y sonreí por lo hermosa que le quedaba, no quería que nunca se las saque nunca.

— Juno...—Susurré dando unos pasos para adelante y así quedaba en frente de ella, quise estirar mi mano para tocar su mejilla pero enseguida se corrió para dejarme pasar, mirando el piso.

Era triste ver que no quería tener contacto conmigo, era un dolor que se ganaba en el pecho.

— Sentate si querés, estaba haciendo un café ¿Querés uno?—Habló empezando a caminar para la cocina, seguí sus pasos sin poder evitarlo y la miré.

— No gracias.—Dije en voz baja, apreté mis dientes cuando me dio la espalda y empezó a batir el café sin decir una palabra, ladeé mi cabeza apoyándola en el marco de la puerta y la miré.

Se veía tan chiquita, no de cuerpo, Juno era igual de alta que yo o un poquito menos, chiquita en el modo de toda su esencia, de sentía apagada, como un color triste y desgastado, se veía tan marchita que en cada uno de sus movimientos se notaba. Sin ganas, y me dio una puntada en el corazón al saber que yo era el que causaba todo eso, el motivo por el cuál ella se apaga tanto, y no quiero eso.

No quería verla así.

Entonces pensé, que si todo esto es por mi culpa me tendría que alejar, llevarme todo mis problemas e irme con el daño que le había causado por dentro, porque le mentí, la hice sentir mal, no paré hasta cagarla, no me di cuenta que me sentía completo hasta que al fin sentí sus labios, y ahora ya no tengo nada, si no tengo a Juno pintando de color mi alma no tengo nada.

Ni la música que tanto me llenaba, porque ahora me completa Juno, no puedo ser feliz si no está.

Pero ella si puede ser feliz si no estoy, si me alejo y dejo que siga sin tenerme en su vida, porque así es, ella no depende de mi, yo de ella sí. Mis mejillas se humedecieron enseguida, y me insulté por dentro cuando mis ojos ardieron con fuerza, no quería esto, no había peor dolor que odiarte hasta el punto de querer lastimarte.

— Hey no.—Y su voz me sacó de todos mis pensamientos, pestañeé rápido para poder verla y me asuste cuando su cuerpo apareció cerca del mio.—No llores.—Un puchero inconsciente se formó en sus labios, la ternura con la que su voz me hablaba me hacía doler más.

Chino ; WosWhere stories live. Discover now