Seis.

11.3K 1K 425
                                    

~.Seis.~

— ¿Puedo ir a tu casa a dormir?—Preguntó Valentín haciéndome puchero y ojitos, hace eso una vez más y sabes como te parto la boca gil.

Cerré un rato mis ojos intentando pensar en su pregunta y al abrirlos el se tiró arriba mio mientras me abrazaba. Creo que todos estamos así de pasados y enrolados, pero Valentín más, tenía los ojos rojos y un olor a vino en su ropa que me encantaba.

Vino y fasos era lo único lindo en este mundo, y Valentín también.

— ¿No tenés casa vos?—Pregunté divertida mientras acariciaba un poco su pelo rubio, y pasaba por su franja naranja teñida, negó con la cabeza y largó un suspiro.

— Si pero quiero ir a tu casa, me gusta tu cama y dormir con vos.—Pidió con los ojos cerrados, sonreí por las últimas palabras y miré a Wawa, hizo una seña de que estaba re pasado y yo me reí.—¿Qué tengo cara de payasooo?—Preguntó riendo.

— Tenés cara de falopa Valen.—Me reí y lo agarré de las manos para que me suelte, estaba literalmente arriba mio y haciéndome concha la espalda.—Veni, vamos a dormir.—Hablé con una sonrisa.

La carita de bebé con sueño que tenía me mataba de amor.

— Che Wawa, lo llevo a casa.—Le hablé a la que estaba mas consciente, sonrió mirando a Valentín y se río.

— Mi vida se va a caer y se va a romper la mocha.—Dijo Wawa con ternura mirándolo a Valentín, que ahora estaba haciendo un intento de perreo hasta el piso y se sostenía de la pared.

Mas movimientos que yo tenía el culiado.

— Si se cae lo cuido.—Me reí negando con la cabeza, me giré otra vez para ver a Wawa y le di un abrazo de despedida, dejando un beso en su cachete, era tan hermoso abrazar a Wawa.

— Chau mi vida, cuidate y si Valen se pone denso me avisas.—Habló dándome otro abrazo, le pegué un grito a Valentín para que venga a saludar a su amiga y sonreí cuando vino corriendo a abrazarla.

— Chau mi amor.—Le dijo abrazándola con fuerza y haciendo que Wawa haga una mueca de asco por el olor que tenía Valen, me reí y lo agarré del brazo para separarlo de ella porque sabía que si la seguía abrazando así con esa baranda, le iba a pegar una re paliza.

— Veni Valen, vamos.—Hablé suave, se dio vuelta para sonreirme y acercarse a mi, abrazándome también por los hombros.— ¿Qué te comiste trolo? Andas re amoroso.—Le pregunté riendo mientras salíamos de la casa y empezábamos a caminar para ir a mi departamento.

— Si soy un osito cariñosito, dejame.—Habló riendo, giré los ojos al darme cuenta que robaba mis frases y le pegué en su costado para que no ría más.

Fuimos caminando despacio mientras escuchaba las boludeces que decía Valentín en pedo y me reía de sus palabras mal pronunciadas. Cuando entramos al edificio de mi departamento, saludé al portero que hoy estaba de turno y me lo llevé rápido al ascensor para que no diga nada.

— Quedate quieto Valentín, Dios peor que los nenes de cinco años.—Dije apartando su mano de los botones del ascensor, quería empezar a tocarlos y presionarlos.

Después se me rompía el ascensor y tenía que usar las escaleras.

— Me duelen las piernas.—Se quejó tirando su cabeza para atrás y quejandose, giré los ojos y me miró con una sonrisa.—Tengo hambre Junio.—Habló haciendo puchero.

Chino ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora