Capitulo Cuatro: Varillas y Piedras

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Capítulo Cuatro

Diana 2010:

Odio la escuela. En realidad la escuela es la única vez que salgo al mundo exterior de mi calle muerta. De cualquier modo, cada vez que entro en ella parece como si todo el mundo me señalará cada uno de mis defectos. Incluso aquellos que nunca vi antes; cruelmente los reconocen. Esta es la única cosa en la que puedo pensar antes de prepararme para el infierno.

Mirando el espejo, aparte la vista después de observar mi soso uniforme de escuela. No quiero mirar más. Si lo hago, simplemente empezaré a llorar. Odio mi cuerpo. Todo está muy inflado. Mis brazos y piernas son muy rechonchas. Soy un oompa loompa andante. La única diferencia es que no soy de un brillante naranja. Tal vez lo sería. Es probable que incluso después, no obtendrían tantas miradas y gestos de disgusto.

-Diana ¿estas lista? ¡Tenemos que irnos! -Me recordó mi madre, parada en la puerta de mi habitación. Ella acostumbraba a golpear la puerta, pero ya no lo hace más. Según ella, era mi madre y tenía el acceso a esta habitación cuando sea que ella quería. Este también es el porqué no tengo una puerta. Supongo que su "pase de acceso a todo" significa no privacidad. Eso no tenía sentido para mi, sin embargo nunca se lo decís. Como siempre, mi silencio sólo nos ahorraría mucho tiempo.

-Sí mamá estoy lista. -Replique, colgando mi vieja mochila sobre mi hombro izquierdo y sujetaba mi libro de Álgebra. Suavemente, apague mi interruptor de luz y seguí a mi madre al auto. Mientras entraba al vehículo, exhale, exasperada.

- ¿Qué sucede? -Inquiere mamá subiendo al auto. Murmure un rápido "nada" y en lugar de eso abroche mi cinturón. Como dije antes, evitar todo el tema de la escuela o de la gente dentro hacia que todo fuera más tranquilo. Sinceramente, a veces deseo que mamá al menos pudiera creerme si le digo todo lo que realmente ocurre ahí. Tal vez, en verdad ella me creería. Ella podría ir a la escuela, contarle al director y suspender a cada chico que me dijo esas cosas.

Pero, ella también podría no creerme y llamarme una reina del drama como siempre lo hacía. Ella exclamaría de nuevo que debería convertirme en una actriz. Lo más importante, a ella ni siquiera le importaría esto si en realidad me sucedía.

Si, permanecer en silencio es lo mejor.

Fuimos a la escuela con un silencio mutuo. El único sonido era hecho por el ligero tamborileo de los dedos de mi madre contra el volante cubierto de cuero. Esto es algo a lo que estaba acostumbrada. La única conversación que tenemos por las mañanas es si una de nosotras tuvo o no una buena noche de descanso. Normalmente esto nos llevaría a mi madre hablando sobre algún sueño extraño que tuvo después de que yo asistiera todo el tiempo con falso interés. Ahora que lo pienso, muchos aspectos de nuestra relación son falsos.

¿Por qué molestarme en cambiar eso ahora?

Recordé cuando acostumbrábamos a ser cercanas. Ella era mi persona favorita en todo el mundo. Sentía como si podría contarle todo y nada, pero eso cambio en quinto grado. Nada había sido igual.

El viejo auto crujió para al detenerse mientras llegábamos a la mitad de la escuela. Interiormente, gemí. Tal vez no me gustaba mi casa todo el tiempo. De cualquier modo, me daba un refugio que la estúpida escuela nunca tenía. Era como caminar alrededor del Lago Monroe desnuda. Así de expuesta era como siempre me sentía.

- ¡Ten un buen día cielo! -Grito mi madre desde el interior del raquítico estacionamiento. Con eso, pisó el acelerador y salió del parqueo, dejando una nube de humo gris. Detrás de mi un parloteo fuerte estalla.

- ¡Ten un buen día cielo! -Imita una chica. Sus vivos ojos verdes se conectan con los míos y una sonrisa astuta se extiende por su boca. Desviando mis ojos de ella, gire mi cabeza y entre al pasillo de la escuela. Dejemos que otro día infernal empiece.

Diana (Z. M.) | εѕραи̃σlWhere stories live. Discover now