Capítulo Dos: Fútbol

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Capítulo Dos

Diana 2009:

Cuando finalmente llegué a casa, la malteada es tragada junto con algunas patatas fritas que mi madre me compró de un local de Mc Donalds. Le dije que no las quería, pero de todas formas ella las compró. No podía imaginarme desperdiciándolas junto con su dinero, así que las comí. Ahora, me sentía incómodamente llena.

Abría la puerta, jale mi bolso dentro de la vieja casa. El piso de baldosas es frío debajo de mis pies desnudos. Esta es la primera cosa que hice cuando llegué a casa; quitarme los zapatos. Era mucho más cómodo que vestir esos ajustados y molestos zapatos de uniforme. El bolso se deslizo por el piso mientras me dirigía a mi dormitorio.

Los muros de mi dormitorio son de un rosa claro, mi color favorito. Sonriendo, tiro el pesado bolso sobre la cima de mi cama. Se siente bien estar en casa. Aquí, no hay nadie que diga nada respecto a mi apariencia. Colocándome una camisa, me pongo mi camiseta sin mangas de estampado floreado y mis shorts rosa neón. Sonrío debido a mi reflejo en el espejo. En realidad no entiendo que dicen los niños. Claro, soy algo regordeta. Pero ¿no era gorda o sí?

Pasando mis manos sobre mi estómago, lo rechazo. De cualquier manera siempre me dijeron que la personalidad importa más. Esos niños ni siquiera me conocen. No dejare que sus comentarios estúpidos me afecten. Soy una persona genial y también divertida. ¿No es eso todo lo que importa?

Contenta, sujeto mi balón de fútbol y salgo afuera. El sol es tibio contra mi piel y absorbo los rayos del sol por un momento antes que dirigirme a la casa del vecino. Los vecinos son un grupo chicos hispanos llamados Luis, Jorge y Hosea. Viven aquí desde hace seis meses.

Golpeando su puerta, sonreía cuando Louis fue quién la abrió. Me gustó desde el primer día que se mudaron. Él está en octavo grado y es realmente tierno. Es alto y tiene la piel oscura y hermosos dientes blancos. Pero, lo que resalta de él es su personalidad. En verdad es divertido y es una de las pocas personas que en realidad saben cómo hacerme reír.

—Hola Diana. —Dice, mostrando sus perlas blancas mientras se apoya contra el marco de la puerta—. ¿Quieres jugar fútbol? —Sugiere señalando el balón en mis brazos. Asiento con un sonrisa y levanta el dedo de “un segundo” antes de gritarle algo en español a su madre.

—De acuerdo ¡juguemos! —Sonríe. Inmediatamente sale, corriendo a toda velocidad a mi casa. Corro detrás de él, emocionada por el juego.

Tan pronto como sé, el marcador es 9 a 9. Quien sea que metiera el último gol ganaría el partido y los derechos finales de fanfarronear. Desde luego, tenía que ganar—. ¡Vas a caer Hernandez! —Grito mientras rio. Luis simplemente niega con la cabeza y resopla.

— ¡No, tú caerás Caldwell! —Amenaza con una sonrisa juguetona en sus labios.

Entonces, él esta fuera con la pelota entre sus pies. Rápidamente me tambaleo hacia él y le robo el balón. Eufórica, me dirijo a mi cancha, cerca de los dos palos que estaban colocados como arco. Estaba muy cerca, sé que puedo hacerlo. Segura de mi victoria, doblo hacia atrás mi pierna derecha preparándola para el golpe. Aparentemente Luis tenía otros planes.

Vino para chocar conmigo, desplomándome al suelo. Todo el aire fue sacado fuera de mis pulmones y jadeé, buscando por un poco de oxígeno. Afortunadamente, encontré aire y mi respiración regreso a lo normal. Aunque por alguna razón, empecé a reír. Luis me acompaña. De pie, él ofrece su mano para que la sujete. Con mucho gusto, acepto.

Tan pronto como me puse de pie, una voz llamo mi nombre. Girando mi cabeza, veo a Howard. Él es uno de los hijos de los vecinos de la calle de abajo. No le tengo mucho aprecio. Él es un imbécil y parece estar orgulloso de eso—. ¿Qué quieres Howard? —Pregunto, limpiando el polvo de mi camiseta.

—Oh nada, solo note que estaban aquí. ¿Tratan de deshacerse de toda la grasa que tienes? —Una sonrisa maliciosa se plasma en su cara.

—Cállate ¡ella no es gorda! —Me defiende Luis.

Howard solo ríe más—. Bien ¡Digamos eso cuando pierda veinte kilos o más!

Siento a mi corazón romperse. Sé que no pude mostrarle a Howard que me afecta. De cualquier modo, es algo difícil hacerlo cuando las lágrimas llenan mis ojos. Sin decir otra palabra, tome mi balón de fútbol y corrí dentro. No deje de correr hasta que llegue a mi cama. Fue ahí cuando deje a las lágrimas fluir. No puedo recordar cuantas veces he sido riculizada a causa de mi peso. Estoy cansada de eso.

                                               *********

—Entonces ¿cómo estuvo la escuela hoy? —Pregunta mi padre metiendo patatas dentro de su boca.

Terrible. A pesar de que no le dije esto. En lugar de eso solo me encogí de hombros y le mostré una sonrisa—. Bien. —Igual que a mi madre, esto funciona para él. Mamá se siente en frente de mí a la mesa, ayudando a mi hermano pequeño a comer su maíz que está diseminado sobre su plato. Drake tiene seis años, no obstante cuando se trata de vegetales se comporta como de tres. Detesta los vegetales. Tratando de ayudar a mi madre, le doy una mordida a mi coliflor.

—Ves Drake. ¡Me gusta la coliflor! —Afirmo, colocando otro tenedor lleno en mi boca.

 Curioso, él alza una ceja y suspira.

—Bueno, claro que sí Diana. Eres gorda.

Impactada, espero que mis padres lo regañen y que le digan al niño pequeño que es descortés decirle a la gente gorda. Pero, ellos hacen completamente lo opuesto. Empiezan a reír.

— ¿No es tierno? —Dice mamá efusiva.

Mi mandíbula cae con sorpresa. ¿Hablan en serio?

—Mamá ¡él acaba de decirme gorda! ¿No vas a decir algo? —Pregunto.

— ¡Diana, no seas tonta! ¡Es un niño pequeño! ¡Simplemente dice lo que piensa!

—Después de todo ¡fue divertido! —Intercede papá.

Ambos siguen riendo como locos y mimando al niño de seis. Tal vez ellos crean que es divertido, pero yo no.

© liveoutsidethelines

¡MATEN A HOWARD! En serio que se paso de malvado y Luis awwww la defendió ¿será que tienen un futuro juntos?

U'R THE BEST!!!

Dedicado a: @lumaca1D :D :D :D

Diana (Z. M.) | εѕραи̃σlWhere stories live. Discover now