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Taehyung se encontraba frente a la puerta del instituto, el reloj marcaba las 02:57 pm y sabía que Jungkook iba a salir pronto de su clase extracurricular, apenas de media hora, como solía hacer todos los viernes al quedarse en el club de arte hasta las tres en punto. 

El mayor lo esperaba junto a la entrada, apoyado en la gran verja de metal que dividía el lugar entre el recinto y la calle. Metió ambas de sus manos en los bolsillos de su chaqueta y sonrió dulcemente al recordar la primera vez que el azabache empezó a asistir a dicho club. Al principio se le hacía algo exasperante tener que esperar fuera por media hora, pero a medida que los meses fueron pasando, Taehyung se olvidó de ese sentimiento de agobio y empezó a sentir una especie de emoción cada vez que Jeon regresaba. 

Aún no sabía exactamente por qué se quedaba allí parado por treinta minutos, cuando podría simplemente irse, pero algo en su interior le inducía a ello, le decía que debía hacerlo, que tenía que esperar Jungkook el tiempo que fuera necesario, porque Taehyung sentía que si pudo esperar diez años para conocer a la persona que le daba algo de sentido a su vida, esperarlo media hora todos los viernes no sería nada.

— Otra vez el rarito. ¿A quién se supone que espera? Si no tiene amigos— murmuraron entre risas algunos de los integrantes que salían de aquel mismo club. 

Taehyung iba a renegar contra esas estúpidas bocazas, cansado de tener que soportar sus constantes burlas, pero una dulce y melodiosa voz lo hizo recapacitar e interrumpió sus negativos pensamientos por un instante, haciendo así que éste se volteara de inmediato. 

— Jungkook— pronunció al ver como el nombrado se dirigía hacia él con una preciosa sonrisa pintando sus labios. 

— Hola, hyung— lo saludó una vez quedó a su lado— He estado mirando los horarios del cine mientras la señorita Chu preparaba las actividades y podemos ir a las sesión de las cuatro, ¿te parece bien?— sugirió con entusiasmo.

— Por supuesto, en cuanto acabe de comer avisaré a mi madre y te iré a buscar— afirmó, admirando la adorable imagen del menor jugando con las correas de su mochila. 

— Te toca pagar a ti, eh— carcajeó y le pinchó el brazo de forma divertida.

— Sí, sí, lo que tú digas— Taehyung revolvió el cabello del pelinegro y sonrió inconscientemente ante aquella enternecedora imagen.

Jungkook se rió en un tono vacilón y le dio un fuerte abrazo a su hyung antes de sonreírle y proceder a sacar las llaves de su mochila.

El castañito enrojeció ligeramente. No acostumbraba a tener esos acercamientos con nadie, aún menos con personas de su misma edad. Generalmente no le gustaba el contacto físico o visual con otras personas, pero con Jungkook era diferente, sentía que cada vez que su cuerpo era rodeado por los esculpidos brazos del azabache, una ola llena de bienestar y calidez le recorría de arriba abajo. Por no comentar que, le era agradable sentir los suaves mechones del cabello de Jungkook esconderse entre su cuello cuando éste lo abrazaba y podía sentir su inconfundible olor que simplemente adoraba. 

Sin embargo, a Taehyung le seguía pareciendo extraño; ¿por qué con él no sentía ese desprecio incondicional que tenía con el resto?, ¿por qué Jungkook parecía diferente en tantos aspectos?, ¿por qué podía ser la mejor versión de sí mismo cuando estaba con él y por qué el hecho de ser su amigo no acababa de gustarle al mismo tiempo? 

— Hasta luego, Taehyungie— se despidió una vez llegaron frente a casa del mayor, que era la que quedaba más cerca. 

— ¿Eh? Oh, sí. Adiós, Kookie— sacudió su mano antes de salir de aquel trance y buscar sus llaves en los bolsillos de la chaqueta. 

Schizophrenia | TAEKOOKحيث تعيش القصص. اكتشف الآن