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— ¿Cuál crees que me queda mejor?— preguntó indeciso el pelinegro.

Jungkook se encontraba de cara a un gran espejo, en uno de los probadores de su tienda favorita mientras que Taehyung apreciaba cada detalle del chico. Admirando como cualquier prenda que se probaba le quedaba perfectamente encajada en el precioso y tonificado cuerpo que poseía.

— No sé. Creo que me convence más el otro— pensó Jeon en voz alta, sin darse cuenta de que el mayor no estaba presentando demasiada atención a sus palabras— ¿Qué opinas?

Se dio media vuelta y quedó frente a él, con la espalda totalmente erguida, los hombros rectos y una expresión totalmente sería y atractiva al mismo tiempo.

«Creo que todos te quedan irresistibles. Como un guante. Perfectos. Aunque preferiría verte sin él puesto» narró la voz interna de Taehyung en su cabeza, haciendo que se pusiera nervioso de inmediato.

¿Por qué había pensado algo semejante?

— Creo que todos te quedan igual de bien— contestó finalmente, carraspeando al sentir su garganta seca.

— No me ayudas— rodó los ojos y volvió a dar media vuelta, quedando de nuevo frente al espejo para mirar cada pequeño punto, cada arruga, tono, textura y color del traje azul marino con detalles grisáceos y blancos.

— ¿Qué quieres que te diga? Es la verdad, me gusta como te quedan todos— se encogió de hombros, intentando ocultar el acelerado latir de su corazón al ver las mejillas completamente rojas de su acompañante.

— No digas tonterías— replicó Jungkook, mordiendo su labio inferior con nerviosismo antes de volver a correr la cortinilla del probador.

Taehyung aprovechó esos minutos para darse una vuelta por el establecimiento, recorriendo los largos pasillos llenos de trajes de diferentes marcas, colores, estilos, tallas y estampados que había cerca. Se aproximó hacia una de las estanterías a su derecha y observó cómo lucían todas las corbatas en exposición, perfectamente ordenadas.

No tardó mucho tiempo en escoger una. Era de una tela muy suave, más de lo que se imaginó, claramente de seda negra. 

Miró hacia arriba, observando lo bien que le quedaba puesta al maniquí y, sin pensarlo dos veces, la agarró. 

"Déjala en su sitio" logró oír a sus espaldas una voz grave y cortante, casi con tono enfurecido, por lo que, fue cuestión de segundos que se diera la vuelta sorprendido. Quedó aterrorizado por no encontrar a nadie en todo el ancho y largo del pasillo donde se encontraba, más que una mujer con lo que supuso que era su esposo eligiendo pajarita al final de éste. 

Tragó pesadamente, notando como la saliva pasaba lenta y forzosa por su garganta y, sin pensárselo más, se dirigió a paso moderado hacia el probador donde se encontraba Jungkook, procurando no llamar demasiado la atención. 

— ¿Taehyung?— escuchó la voz del chico en un murmullo, que ahora se encontraba asomando la cabeza entre las cortinas del vestidor— ¿Estás bien?— preguntó después de no obtener respuesta y observar a un conmocionado castaño frente a él.

— Sí, sí— acabó asintiendo unos segundos más tarde, mirando de reojo a su alrededor.

¿Qué fue eso? ¿Alguien me está siguiendo o no fue más que cosa mía?

La duda rondaba por la cabeza del joven, dando vueltas sin encontrar respuesta alguna que pareciera lo suficientemente razonable como para contestar a eso. 

— ¿Has elegido corbata sin mí?— la voz del menor se hizo presente de nuevo, disipando por completo sus pensamientos.

Levantó la vista y el mal cuerpo que tenía hacía apenas unos minutos atrás desapareció en el instante en el que sus orbes enfocaron el rostro de Jungkook, quien mantenía sus ojos brillantes y hacía un adorable mohín.

— Oh, vamos, no pongas esa cara— rechistó Taehyung— Sólo estaba mirando y, pues bueno, ésta me llamó la atención, así que venía a buscar tu aprobación— se excusó orgulloso de su argumento, extendiendo el accesorio hacia el chico. 

— ¿Negra?— Jungkook ladeó la cabeza e hizo una mueca— ¿Por qué no pruebas algo distinto? 

— ¿A qué te refieres con distinto?— se encogió de hombros.

Jungkook dejó los trajes que había descartado encima de una mesita a su derecha y pasó delante de Taehyung, dirigiéndose vigorosamente hacia la zona donde se encontraban expuestas toda clase de corbatas y pajaritas. Repasó cada una de ellas con detenimiento y, finalmente, sus ojos se pararon sobre una corbata de color azul marino con delgadas y blancas rayas diagonales. 

— Prueba con ésta— señaló el accesorio con el dedo índice al mismo tiempo que volteaba su mirada hacia su receptor. 

— ¿Tú crees que eso me quedará bien?— preguntó no muy convencido de la elección de su amigo. 

Jeon respondió con un rápido movimiento de cabeza como afirmación y, sin pensarlo dos veces, extendió su brazo para poder descolgar la corbata que más tarde le daría a Taehyung.
Sabía que no le gustaba salir de su zona de confort, que se componía por ropa ancha y oscura, pero quería demostrarle que podía verse increíble con cualquier cosa que se pusiera. 

Estuvieron un buen rato en esa tienda, buscando los trajes perfectos para la ocasión. Jungkook tenía el ansiado deseo de ir conjuntados a esa pequeña pero emocionante gala. Sensación que Taehyung no llegaba a comprender, pues para él no era más que un simple evento más donde la gente se apelotonaba en una muchedumbre y en su filosofía quedaba claro que una multitud era sinónimo de repulsión, miedo y rechazo.

Se preguntaba por qué estaba haciendo todo eso entonces. Si tanto disgusto era para él asistir a ese evento, ¿por qué se había tomado la molestia de pagar todo lo que compraron? 

"Por Jungkook". Le susurró su subconsciente desde el fondo de su  cabeza. 

— ¿Te  apetece un helado?— escuchó la angelical voz del menor por un segundo. 

— ¿Un helado?— repitió perplejo, asegurándose de si había oído bien.

Y a pesar de que era consciente de que lo había entendido a la perfección, quiso asegurarse de que esa descabellada idea no fuera producto de su imaginación. Estaban a dos grados de temperatura y lo que menos le apetecería a una persona medianamente cuerda era un helado. 

— Hacen unos helados exquisitos en The Cinnamon Catch— afirmó, arrastrando levemente de Taehyung por la muñeca. 

Subieron por las escaleras mecánicas, en dirección a la segunda planta del centro comercial, donde se concentraban las mayoría de establecimientos de restauración. La gente estaba por todos lados, gritando, riendo, incluso algún que otro niño correteaba por los pasillos o chocaban los coches teledirigidos en los que podían montarse contra las columnas del edificio. Un invento innovador para aquellos padres que decidían deshacerse de la responsabilidad de vigilar a sus hijos durante un tiempo. 

— Creo que hoy probaré un sabor nuevo— anunció Jungkook— ¿Cuál te apetece a ti hoy?

— El de siempre— contestó vagamente, apretando sus puños con fuerza para evitar volverse loco ante tanto alboroto a su alrededor. 

— Disculpe señor, ¿desea algo?— la voz del dependiente le hizo volver a la realidad.

Tae desvió su mirada, que hacía cuestión de segundos se encontraba fija en un objeto inmóvil al que ni siquiera le estaba prestando atención.

— Uno de... pistacho y otro de vainilla, por favor— estuvo unos segundos en silencio antes de responder, pues tuvo que elegir un nuevo sabor de helado para Jungkook. 

No recordaba que hubiera probado antes el de pistacho con chispas de chocolate, así que escogió ese sin pensarlo mucho más. La cola de siete personas detrás suyo le inquietaba y digamos que las elecciones no eran su punto fuerte. Era indeciso hasta para elegir el color de su ropa interior. 

Schizophrenia | TAEKOOKTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang