Capítulo 16

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Aunque Albert estaba exhausto después de un día demandante, deseaba aprovechar al máximo el tiempo que tenía para pasar con Candy, así que tratando de mantenerse alerta siguió platicando con ella y escuchándola durante la sobremesa. 

ー¿Albert, cómo sigue tu herida? hoy por la mañana no la pudimos revisar.

ーYo creo que ya está bien, parece haber cicatrizado casi por completo, ¿crees que sea necesario seguirla vendando?

ーNo creo, solo sécala bien cuando la laves y si quieres puedes aplicar un poco de antiséptico, para evitar que se llegue a infectar.

ーBueno ーdijo Albert, a la mitad de un bostezo.

ーCreo que ambos estamos cansados, deberíamos irnos a dormir.

ーTienes razón, recojamos todo y vamos a dormir.

Juntos recogieron la mesa mientras Poupée se iba a su rincón preferido y se acomodaba para dormir ella también. Ninguno de los dos dejaba de pensar que querían besarse de nuevo, anticipando que ahora el tiempo que pasarían juntos sería mucho menor que antes.

Sin pensarlo, Candy se le fue acercando poco a poco más a Albert mientras él recogía y lavaba los platos. Él no se había percatado de lo que estaba pasando, hasta que se dio cuenta de que con cada movimiento que él daba, ella instantáneamente lo seguía y se pegaba de nuevo a él. Así que poniendo a prueba su teoría mientras estaba frente al fregadero, dio un paso largo al lado izquierdo y acto seguido se regresó, topando sus caderas con las de Candy, quien había dado un paso al mismo tiempo que él.

ー¡Ay, perdón! ーgritó Candy, sorprendida. 

ー¡Me estas siguiendo, Candy! ーle dijo él, volteándose para enfrentarla.

ー¡No, no... para nada!

ー¿Por qué me estás siguiendo, Candy?

ー¡Ya te dije que no te estoy siguiendo!!

ー¿Ah no... y cómo es que si estábamos allá en aquella esquina recogiendo platos y ahora yo estoy aquí frente al fregadero, casi pegado a esta pared, tú has recorrido todo ese camino también al grado de golpearnos?

ーEh... yo... eh...

ー¡Me has acorralado, Candy!... ¿Qué quieres? ーle dijo Albert, con una mirada llena de coquetería.

ー¿Yo, querer algo?!... ¡No nada, yo no quiero nada! ーdijo Candy, negando contundentemente con la cabeza.

ー¿Segura? ーle preguntó él, tomándola por los hombros y girándola, para que fuera ella la que quedara ahora con su espalda contra la pared.

Albert recargó las palmas de sus manos sobre la pared, a los lados de la cara de Candy y se acercó lentamente hasta dejar sus labios a pocos centímetros de los de ella. Podía sentir su pecho subir y bajar más agitado que de costumbre, sentir su aliento sobre su piel, se podía dar cuenta de que estaba nerviosa pero también expectante, y apenas con un susurro le dijo:

ーDime que quieres.

ーYo...

Candy lo miraba expectante, esperando que él hiciera algo, que fuera él quien la besara como la noche anterior, pero solo lo tenía ahí, tan cerca pero sin moverse ni un milímetro en su dirección. Candy volteó a ver sus labios y luego sus ojos, él la miraba fijamente... esa mirada de Albert siempre tan tierna, ahora tenía algo más que aún no podía comprender o definir, pero que tampoco dejaba de emocionarla. Permaneció así lo que a ella le pareció una eternidad, ¿acaso no pensaba él tomar la iniciativa?

Siempre te esperéWhere stories live. Discover now