Capítulo 31

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Candy había terminado de leer la carta de Terry más rápido de lo que había tardado en abrirla.

 ¡Qué carta tan corta! No, definitivamente no podía llamarla una carta, lo que acababa de leer era una simple nota. ¿Pero, por qué Terry querría decirle algo así, con qué propósito?

No solo era corta, sino también bastante falta de sentimientos... no que le extrañara, la verdad, al menos la había llamado "querida Candy" en vez de "Tarzán pecoso".

¿Osea que se había prometido a sí mismo escribirle un año después de su separación? ¿Para qué? ¿Tal vez para asegurarse de que estaba bien?... Era de pensarse que si no envió la carta en aquel entonces, había sido porque quien no estaba bien era él; posiblemente fue la época en la que actuaba borracho en ese teatro de actores ambulantes.

¿Y, qué era lo que lo había impulsado ahora a por fin unir tinta con papel y enviarla? ¿El que hubiera obtenido el papel protagónico en "Hamlet"? ¿O el enterarse de que Albert era el tío William?

Lo más sentido de esa nota era definitivamente el final. Aquellas palabras de despedida que le había dicho en esas escaleras del hospital seguían teniendo validez para él: nada había cambiado, deseaba su felicidad. Para ella, las cosas habían cambiado mucho, pero a la vez, en ese aspecto tampoco había cambiado nada: ella también deseaba su felicidad.

Candy esbozó una ligera sonrisa y dobló la misiva, guardándola de nuevo en el sobre.

Albert no sabía si debía preguntar algo o no, la carta (o nota) había sido tan corta, que en realidad no había podido ver muchas emociones reflejadas en el rostro de Candy mientras la leía, pero obviamente, siendo él un caballero y siempre respetando su privacidad e individualidad, no podía preguntarle de qué trataba.

ー¿Todo bien Candy? ーoptó por preguntarle.

Candy asintió ligeramente con la cabeza y levantando su mirada humedecida se topó con los ojos expectantes de Albert, mientras una lágrima traicionera rodaba por su mejilla. Él le sonrió tiernamente, extendió su mano acercándola con delicadeza a su rostro, limpió la lágrima con su pulgar, y sintiendo de nuevo la suavidad de su piel, alargó por unos segundos el momento. Ella le devolvió la sonrisa y le contestó sinceramente:

ーTodo bien.

ーEn verdad me alegra no verte llorar como antes...

ーMis ojos están húmedos de nostalgia Albert, solo eso. Terry ya no me duele, es solo un hermoso recuerdo y me llena de alegría el saber que ha regresado a Broadway; espero que también haya vuelto con Susanna...

ーSí, he leído en los periódicos que ellos están juntos y... bueno... se rumora de un supuesto compromiso...

ー¡Qué alegría!... Ella lo ha dado todo por él. ¿Recuerdas esa carta que me envió después de que regresé de Nueva York?... Creo que sí te la mostré...

ーLa recuerdo vagamente, sí...

ーEl sueño de Susanna desde que era una niña había sido la actuación y había renunciado a muchas cosas para alcanzarlo. Cuando pasó lo del accidente, ese sueño prácticamente se le escurrió de las manos por salvar a Terry, así de grande fue su amor que no le importó darlo todo por él. Me alegra que estén juntos, pero me entristece el que no pueda ya hacer de su sueño de actuación una realidad.

ー¿Sabes Candy? He leído también que Susanna está escribiendo música para teatro y ha tenido bastante éxito; tal vez no es exactamente lo que ella planeó para su vida, pero creo que escuchar música de su autoría en los escenarios, llenará de algún modo ese vacío que puede haberle dejado el no poder actuar más.

Siempre te esperéOù les histoires vivent. Découvrez maintenant