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Chapter six
♥︎

¿Como fue que tú pudiste entrar?—caminé hasta estar delante de él y mirarlo con incredulidad. Pero ¿como siquiera sabía donde vivía?, sí, lo vi ayer pelear incluso había tenido una no tan ligera charla pero nadamás, ¿como es que llegaba hoy y él misterioso boxeador que casi mata a su otro contrincante me miraba con una sonrisa  burlesca en mi sillón, en mi casa?

Su risa tan ligera pero tan apagada hizo que diera un paso atrás.

—Bueno use algo llamado cerradura forzada—me miró tan penetrante como si estuviera molesto por no entender, agarro los lados del sillón—. ¿Por qué tan sorprendida? Créeme yo cosa que quiero cosa que tengo.—Las palabras le salieron tan lentas pero tenían algo detrás de ellas, tal vez más misterio del que emanaba.

Decidió levantarse del sillón y su gran altura hizo que levantara la vista y apretara los puños. Por una rara razón, su gran altura, tal vez uno noventa y algo, hacía que mirara a todos lados menos a él, tal vez por que sabía que me intimidaba tanto, y claro que lo hacía.

—Quiero que te vayas de mi casa, no puedes entrar así como así— susurré con terror pero lo oculté lo más que pude, me alejé un poco para dejar de ver su ancho torso y mirar sus profundos ojos azules.

—Quiero invitarte a mi nueva pelea, es esta noche— la seguridad de su voz, sabiendo que iría, como si fuera su palabra ley hizo que tragara con fuerza.

Por supuesto que no, no iría a ver como mata a un hombre en el ring, tal vez él no entiende la palabra "pelea", por que sus ojos decían todo lo contrario esa noche que lo miré, sin piedad, con seguridad y oscuridad... definitivamente no.

—No.

Lo miré con simpleza antes de girarme y ir a abrir la puerta del departamento invitándolo a salir.

Sentí sus pasos detrás de mí y antes de tocar el pomo azoto la palma de su mano contra la fría madera de la puerta, un chillido salió de mi boca. Su aliento caliente soplaba mi cabello y hacía cosquillas en mi cuello, miré con horror la maltrata madera delante de mí y respiré profundo.

Las yemas de sus dedos se deslizaron por mi cuello, como si acariciara algo muy suave, apartó mi cabello de mi hombro y lo llevo hacía atrás dejando mi oreja expuesta.

—Te quiero ahí a las 11—su dura voz como si fuera el más filoso cuchillo cortó el tenso silencio, el sonido de su voz erizo cada parte de mi cuerpo. Apreté los ojos al sentir su aliento en mi cuello y sentir el más suave beso en mi cuello.

Y con eso se separo de mi para abrir el pomo y salir con una mirada tan fría, tan calculadora sin mirarme, sin notar lo temerosa que estaba, lo asustada que me puso...

Lo débil que era.


cerezaytristeza

The Cruel Boy ©Where stories live. Discover now