c u a t r o

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Chapter four

♥︎

La luna mostrando la majestuosidad de su luz dejó ver el rostro de esa persona, o mejor dicho de él. Era "Cruel". El ganador de la pelea de esa noche, el chico misterioso. Seguía mirándome con esa mirada intensa sin despegar sus ojos de los míos, se llevó lentamente el cigarrillo a sus labios y expulsó lentamente el humo. Esa escena frente a mis ojos me provocó algo, era espectacular mirar a un chico tan atractivo fumando en ese momento.

Yo sin dejar de verlo noté que ya no traía su larga bata de seda, en su lugar usaba una gruesa chaqueta de cuero y abajo una delgada camiseta sin mangas blanca, pantalones de mezclilla, y unas negras botas de combate. Sentí de un momento a otro calor aunque estaba en la fría noche de Londres.

Él seguía viéndome como analizándome con sus depredadores ojos azules. Sus ojos tan inoptizantes me miraron de abajo para arriba, seguía serio sin un maldito gesto en su cara.

Quise interpretar qué tal vez mi presencia le molestaba en la serenidad de la noche, así que me giré para tomar el pomo de la pesada puerta y meterme, pero antes de que lo tocara escuché su grave voz a mis espaldas.

—Te vi. Veías mi pelea—habló en la serenidad de la noche, su voz gruesa y potente destruyó el suave silencio. Fruncí el ceño, claro que veía su pelea, todo el mundo la veía, pero no creí que él siquiera me hubiera visto.

Me giré lentamente al sentir su respiración en mi nuca, levanté la mirada, por que era más alto de lo que incluso pensaba que era. Tragué saliva por la corta distancia que se había creado entre él y yo.

Se acercó todavía más a mí, hasta que sus labios tocaron mi oreja.

—Sé que viste algo que los demás no—. La suavidad de su voz me hizo sentir algo en mi bajo vientre. Mi cara estaba directamente en su cuello y olía el delicioso perfume varonil de alguna marca reconocida, combinado con el olor a humo.

—Yo vi que ganaste, y incluso eso todos lo vieron—lo miré a los ojos, y el solo echo de que nos miráramos tan fijamente me hacía no pensar en nada, solo en el hermoso tono de sus ojos. 

Su ronca risa me hizo regresar de mi pasmo, pestañeé confundida mientras daba un paso atrás. El boxeador me miró por última vez mientras se metía las manos a los bolsillos y se perdía en el oscuro camino del callejón.

Espere al menos unos diez minutos para relajarme, estaba sorprendida; acababa de charlar con el chico que casi mata a golpes a su contrincante, el chico serio del ring, ese chico que da escalofríos.

Negué con la cabeza mientras abría la puerta y me envolvía de nuevo en el ambiente de alcohol y drogas, buscando a Anne.

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The Cruel Boy ©Where stories live. Discover now