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Caminaban de la mano por los pasillos desiertos. Eran jóvenes e ingenuas, pero compartían algo. Sus manos encajaban a la perfección la una con la otra, como si hubiesen sido creadas para estar juntas. Ninguna se sorprendería por ello.

Les gustaba la tranquilidad que la tarde ofrecía. Casi nadie quedaba en el instituto a aquella hora. Quizás algunos estudiantes mayores, de los últimos grados. No tenían miedo de pasear entonces. Cuando nadie parecía poder romper su pequeña burbuja. Era el momento mágico de su día a día.

Una de ellas, dejaba atrás su papel como chica popular, mientras que la otra sonreía y trataba de ignorar el dolor de algunas zonas de su cuerpo. Siempre la golpeaban, pero no quería que Yves lo supiera. Al menos, no todavía. Supuso que, si seguía juntándose con todos esos chicos populares, en algún momento se enteraría, irremediablemente. No quería que fuera por ella. No quería que la mirase con lástima. Chuu solo quería ver amor reflejado en los ojos contrarios.

- ¿Por qué no las dejas atrás? - preguntó de nuevo. Yves siempre le hacía la misma pregunta - No estás sacando nada positivo de tu amistad con ellas. ¿Has escuchado lo que se ha empezado a rumorear ya?

Chuu jugó con uno de sus ondulados mechones chocolate. No. Ella no había prestado atención a lo que la gente decía. Cada vez que pasaba por los pasillos, se escondía en su propia mente. Sus pensamientos eran más fuertes que las voces ajenas.

- Son mis amigas, Yves - respondió -. Son importantes para mí.

- Pero no son buenas para ti - refutó la chica -. Podrías ser una estudiante normal, mantenerte al margen. ¿Por qué te juntaste con ellas?

- Ellas son especiales - murmuró.

- ¿No hay nadie más especial que ellas? - preguntó a media voz.

Quería que Chuu se alejase de las chicas. No conocía todo el panorama, todavía no tenía el poder dentro del grupo de las populares como para saber todo lo que hacían. Así que, solo conocía lo que ya se había empezado a rumorear de ella.

Acusaban a Chuu de cualquier cosa. Ni siquiera tenían fundamento. Algunos decían que le gustaban las prácticas sexuales poco convencionales. Hablaban de ella como una ninfómana, incapaz de satisfacerse con encuentros normales. Una persona nunca era suficiente para la chica. Otros hablaban acerca de un pasado oscuro de la chica. Algún problema en su antiguo instituto.

Suspiró. Ella no la podía proteger, no lo suficiente.

La de cabellos ondulados alzó la cabeza, mirándola fijamente. Había muchas personas especiales en aquel lugar. Chuu era consciente de ello. Entre ellas, sus amigas e Yves eran las que más destacaban. Al menos a su parecer. Sus amigas no sabían nada de su relación con Yves. No sabían que llevaban meses quedando a escondidas entre las paredes desiertas del instituto. Nadie podría imaginar que ellas dos estaban manteniendo una relación.

- Yves... por favor, no me hagas elegir - pidió la joven, mirando sus ojos.

Era egoísta. Yves lo supo cuando vio sus ojos contemplarla con súplica. Pero no podía evitarlo. Ansiaba que la eligiera a ella. Porque elegirla a ella, era una forma de protegerse. Si Chuu se alejaba de ellas, nadie la molestaría más.

- ¿Si lo hiciera, las elegirías a ella? - preguntó. Aunque sabía la respuesta de la contraria.

Chuu dejó un delicado beso sobre sus labios. La atmósfera se había vuelto pesada entre ellas. Yves sentía el dolor del rechazo. No pudo evitar culpar a Soojin, siempre había sido ella, desde un principio. Soojin se había negado a unirse al grupo de las populares. Soojin había arrastrado a sus amigas a un abismo sin final. A causa de Soojin, ella había terminado siendo la segunda opción de las populares. No podía decir que no. No era tan fuerte.

bad, bad girl [SooHua]Where stories live. Discover now