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No recordaba haber dormido mejor de lo que lo hizo esa noche, como si algo fuera diferente. Pero no era la primera vez que dormía acompañada, ni mucho menos. Una vaga sonrisa floreció en sus labios al entrelazar su mano con la de su amiga. Chaewon y ella no acostumbraban a dormir tan pegadas, pero mentiría si dijera que la situación la estaba incomodando. Asumía que, a lo largo de la noche, Chaewon se habría abrazado a ella. Quizás por frío, o quizás por haber estado borracha. Normalmente, se ponía muy cariñosa cuando esto pasaba, así que no sería extraño. Sin embargo, había algo que no dejaba de molestarla, y que le impedía el volver a los brazos de Morfeo. ¿Cómo habían llegado a su casa? ¿Cuándo se habían ido? Su memoria se había convertido en una caótica nebulosa de recuerdos que se sobreponían los unos a los otros, perdiendo el sentido y desorientándola más, si es que eso era posible.

Inspiró hondo, sintiendo cómo su cuerpo se llenaba de aire. Luego, mientras exhalaba, se dio por vencida en su intención de volver a dormir. Sabía que no lo conseguiría, así que buscó su teléfono por cualquier superficie cercana. Quizá en él pudiera encontrar alguna respuesta.

Fue entonces cuando este sonó en señal de un nuevo mensaje, que luego se convirtió en otro pitido. Trató de buscarlo con mayor rapidez, no quería que el sonido pudiera molestar a Chaewon. Aunque si se había ido a la cama borracha, lo más probable es que fuera incapaz de despertarse por algo así. Era el único momento en el que su sueño era profundo, a prueba de sonido, luz, y cualquier interacción que, de normal, supusiera despertar.

Encontró su teléfono en una pequeña mesita de noche colocada al lado de la cama. No le resultaba familiar, pero no prestó demasiada atención. Miró su móvil, los nuevos mensajes pertenecían a su hermano... Sus ojos buscaron la puerta de la habitación, aunque todo estaba demasiado oscuro, reconoció por primera vez que no se encontraba en su habitación, que esa no era su casa. Nunca había conseguido llegar a su casa a noche.

La preocupación comenzó a trepar por su pecho, un nudo creció en su garganta. Sentía que pronto no podría respirar si seguía en aquella posición, por lo que se sentó en la cama. Primero, manteniendo la sábana sobre sus piernas, luego guiándolas al borde de la cama, hasta que cayeran. De nuevo, miró el mueble donde había encontrado su teléfono. No reconocía nada de aquel lugar, tampoco podía distinguir demasiado bien los colores o las formas que la rodeaban. Intuía que debía haber fotos o pósteres colgados en las paredes, por el cambio de tonalidad en aquellas zonas, pero nada más.

Si no había conseguido llegar a casa, ¿dónde estaba?

Desbloqueó su teléfono y entró en la aplicación de mensajería. Necesitaba leer todos los mensajes, necesitaba encontrar las piezas que le faltaban a su memoria para recrear lo que había pasado, antes siquiera de encarar a la persona con la que había dormido. Tenía miedo de quien pudiera encontrarse dormido aún sobre la cama. Los mensajes más recientes, de apenas un par de minutos, eran los de su hermano mayor. Podía ver la preocupación reflejada en cada una de sus palabras. Tragó saliva, intentando aliviar el nudo, o bajarlo. Cualquiera le serviría. Ella nunca incumplía lo que decía, y había prometido no llegar a casa demasiado tarde. Ya se podía imaginar a su hermano recreando los peores escenarios en su cabeza. Ella también lo había hecho durante una fracción de segundo, pero su cuerpo no estaba adolorido, ni desnudo, ni sentía que algo estuviera mal más allá de su propia presencia en aquel lugar.

Una pequeña idea empezó a crearse en su mente, conectada a lo poco que recordaba de la noche pasada, pero no quería girarse a comprobarla. No creía poder estar preparada para ello.

También tenía algunos mensajes nuevos en el chat con Chaewon. Clicó con rapidez, se suponía que ella debía de cuidar de ella. Sus manos temblaban y se sentía incapaz de entender lo que Chaewon estaba poniendo. Posiblemente, su propio miedo evadía a la parte lógica y racional de su cerebro. No entendía los mensajes, porque no había demasiado que entender. Mensajes sin sentido acompañados de letras y números entre palabras que perdían su forma. Se pasó demasiado tiempo tratando de descifrar lo que estaba segura de que su mente no estaba procesando, que para cuando llegó al único mensaje que podía comprender, se sentía abrumada, agotada y agobiada al mismo tiempo. La última burbuja en el chat era encabezada por una breve presentación. Ese mensaje no lo había escrito Chaewon, sino Yena, quien le avisaba de que al no poder verla en la fiesta, se había ocupado de que Chaewon no hiciera ninguna locura. De hecho, al final se la había llevado a su casa.

bad, bad girl [SooHua]Where stories live. Discover now