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Tras un breve intercambio de palabras, todos parecían haber llegado a un acuerdo sobre la organización del puesto: los chicos se encontrarían colocados en el lado derecho, ellas se adueñarían de los puestos que quedaban a la izquierda. Soojin buscó a sus amigas con la mirada, ese día estaba especialmente intranquila y el comportamiento de sus amigas no la ayudaban. La actitud de Ryujin con respecto a su teléfono había cambiado con respecto a los otros días. No escribía, solo se mantenía encendiendo y apagando la pantalla, y cuando lo llegaba a desbloquear se llevaba el teléfono al oído de inmediato. Nuevos intentos de llamadas que solo se sumaban a la frustración que ya estaba sintiendo en ese momento.

Por su parte, Chaewon parecía mucho más tranquila. Se movía de forma etérea alrededor del barril que quedaba en su puesto. Su sonrisa parecía brillar como nunca cada vez que interactuaba con la persona que la acompañaba. No había tardado demasiado en reconocerla, y eso es lo que más llamaba su atención. Pese a que la tercera delegada no pertenecía al grupo de las chicas populares, ni mucho menos se había visto envuelta en ninguno de los dramas y rumores que carectizaban a su institución, Soojin había aprendido a no asumir nada de nadie. Las personas eran unas cajas de sorpresa, y los adolescentes parecían ser casualmente crueles cuando tenían la ocasión. No podía evitar preocuparse al ver a Chaewon tan suelta, tan tranquila gravitando alrededor de la otra.

— ¿Cómo funciona esto? —escuchó una voz desconocida cerca de ella.

Giró su rostro, encontrándose con la cuarta chica, la desconocida. La miró por apenas unos segundos antes de negar con la cabeza. Estaba segura de haberla visto por los pasillos. Cuando llegó, había dejado una gran impresión con su cabello decolorado. Actualmente, lo llevaba de un rosa pálido, que solía recoger en trenzas que caían sobre sus hombros con gracia. Si no recordaba mal, se trataba de una alumna de intercambio que había llegado hacía ya un par de meses en uno de los tantos programas que ofrecía la institución. Si hubiera llegado antes, quizás sabría acerca de las tradiciones del instituto. El rincón de las desgracias, también conocido como la cabina de los besos. El lugar en el que se encontraban, el lugar en el que mandaban a todas aquellas personas sin suerte...

Suspiró cuando por el rabillo de su ojo pudo ver a una figura acercarse a su puesto. No le hacía falta mirar para saber de quién se trataba. La china había seguido cada uno de sus movimientos desde que había llegado, la encontraba en todas partes y casi le torturaba su presencia. Le incomodaba la constante mirada sobre cada uno de sus gestos, como si estuviera siendo analizada.

Deseaba que todo fuera un producto de su imaginación, estar equivocada. Quería equivocarse con respecto a la china, pero algo le decía que no era así, que esta la estaba buscando.

— Ustedes no lo saben pero esto es una tradición del instituto. Vamos a recaudar dinero para organizar la fiesta de graduación. Los delegados suelen elegir quién va a cada uno de los puestos —explicó desganada, aunque dudaba que esta parte no la supieran—. ¿Nunca han visto ninguna película en la que hagan una cabina de besos? —preguntó, pero ambas negaron. Era algo muy extraño en su cultura. De hecho, ella se sorprendió al ver que el instituto lo hacía. Poco después, se enteró del por qué—. Verán, nosotras estamos aquí y esperamos a que vengan los clientes. Los clientes te pagan y tú le das un beso —explicó—. Nosotras estamos aquí para besar a toda la persona que pague por ello.

Las dos extranjeras casi dieron un paso hacia atrás al momento de recibir la información. La de cabellos rosados incluso había llevado la mano a la boca mientras negaba con la cabeza, el agobio trepando por su cuerpo y culminando su camino en sus preciosos ojos almendrados, que ahora se encontraban cubiertos por una fina capa de agua. Soojin se lamentó por ellas, no sabía qué podría ser aquello tan malo que habían hecho para acabar allí, pero no era una buena señal. Estar allí nunca lo sería, y ya no le quedaba esperanza como para pensar que no era así.

bad, bad girl [SooHua]Where stories live. Discover now