Capítulo 41

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Ely

El sonido de la ducha me despertó. Me levanté de la cama y miré por la ventana, hacia un día estupendo. Dentro de poco se acabaría el verano, comenzaría de nuevo la rutina de clases. Pero antes de eso me quedaban unas semanas, y entre medio la gran boda de Holly, cada vez mas cerca.

- Buenos días pequeña – escuché a Logan a mis espaldas.

- Buenos días mi ángel – dije cariñosamente, recordándole lo que le dije anoche.

- ¿Tienes algún plan hoy? – pregunto cogiendo ropa del vestidor.

- No, hace un día estupendo, podríamos hacer algo – dije entrando al vestidor para hablar con él.

- ¿Te parece si vamos a la playa?, sabes anoche me acorde de todo, y no pude evitar recordar el día que te vi en la playa con tu hermano y Holly – rio mientras se vestía.

- Pasé una vergüenza horrible – confesé entre risas.

- Sabia que también te tenía loquita – intervino guiñándome un ojo.

- Me parece buen plan, avisare a Carl, podría venirse con nosotros – dije acercándome para darle un beso.

- Claro, pasaremos a por él – contestó dándome ese beso que buscaba – Por cierto, tenemos que hablar sobre los chicos que contrate para la seguridad.

- Después lo hablamos.

Afirmo y yo me dispuse a coger el smartphone para avisar a Carl de la salida a la playa. Una vez enviado el mensaje, bajé con Logan a la cocina, eran cerca de las nueve de la mañana, seguro que Nat ya estaba con Abby por la casa, y Logan y yo teníamos hambre. Al entrar a la cocina vimos al padre de Logan preparando café y tostadas junto a Susan, la cocinera.

-Buenos días chicos, ¿Qué tal la salida de anoche? – preguntó Peter con una taza de café en la mano.

-Estupenda - contestó Logan por los dos.

- ¿Y Nat y Abby? – pregunté por mi pequeña princesa.

- Están en el jardín desayunando, hace buen día.

- Voy a verla – le dije a Logan y me dispuse a salir al jardín.

Al salir el calor del día me golpeo, el plan de la playa estaba cogiendo mejor pinta con el paso de los minutos. Al ojear la mesa del jardín, pude ver a Nat desayunando zumo de naranja y fruta, y a mi pequeña tomando leche y algunas galletas de vainilla. Su tía Nat la había vestido con una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones vaqueros cortitos, le hizo hasta dos pequeñas coletas como peinado.

-Dime que se portó bien – dije al acercarme a ellas. Abby al escucharme comenzó a reír y a lanzarme los brazos para que la cogiera. Y yo no pude resistirme a hacerlo.

- Siempre se porta bien, super bien – contesto Nat riendo ante la reacción de Abby - ¿Qué tal la noche? – preguntó dando un sorbo a su zumo.

- Inmejorable – contesté sentándome en una de las sillas con mi pequeña encima - Gracias por ayudarme llevando al barco el regalo y la cena. Fue una sorpresa que no se esperaba.

- Me alegro. ¿Vas a hacer algo hoy? – pregunto con todo de aburrimiento.

- Hemos decidido ir a la playa un rato, avise a Carl también, si te quieres venir, estás a tiempo – contesté mientras le daba a Abby en la mano una de las galletas, estaba comenzando a comer sola y quería que cogiera mayor autonomía en ese sentido.

- Suena bastante bien contando el día que hace hoy – dijo riendo.

- ¿Dónde esta mi princesa? – se escuchó la voz de Logan, que se estaba acercando a nosotros con una bandeja de cocina. Una vez llego a nosotras, dejo la bandeja encima de la mesa, la cual contenía nuestro desayuno, dos cafés y un par de tostadas con mermelada de fresa, me dio un beso en la frente y cogió a Abby, que estaba loca por tirarse a los brazos de su padre.

- Me he apuntado a vuestro plan de playa – intervino Nat mientras Logan se sentaba junto a mí, esta vez con Abby encima suya.

- Bien, iremos en un rato – contestó su hermano para dar comienzo a nuestro desayuno.

Logan

Llevábamos en la playa como dos horas, el sol pegaba que daba miedo por la posibilidad de quemarnos la piel, por lo que ahí estaba dándole crema solar a Abby por todo el cuerpo. No quería que mi pequeña se quemara, si ya era un poco agobiante para los mayores, para ella seria, pero tener la sensación de quemado en la piel, con lo que conllevaba eso.

-La estas poniendo blanca como la nieve – dijo Nat desde su toalla riendo como loca.

- Prefiero eso a que se queme, graciosa – contesté como pulla, pero en el fondo yo también me estaba riendo.

- Recuérdame que nunca te pida que me eches crema – terminó por decir antes de parar de reír.

- Ven vamos con mamá a la orilla – dije dirigiéndome a mi pequeña, le agarré de su pequeña mano y hice que intentara ir caminando desde la zona de la toalla hasta la orilla del mar, donde estaba Ely hablando con Carl.

- Abby – medio grito Carl al ver que nos acercábamos.

- ¿Queda crema en el bote? – preguntó Ely riendo al llegar hasta ella.

- Tú también te vas a reír y me vas a pedir que no te eche crema nunca – respondí intentando disimular mi risa y haciendo referencia a lo que me dijo Nat antes.

- Reírme si – intervino rodeándome el cuello y haciendo que la mirase - Pero lo de echarme crema, estaría interesante probarlo.

- Me gusta por donde vas – reí por fin y besé esos labios salados por el agua del mar.

- Bueno dime, no puedo esperar más, ¿Qué tenemos que hablar de los de seguridad? – preguntó al ver que estábamos un poco a solas, ya que Carl estaba a unos pocos metros de nosotros con Abby bañándose en la orilla.

- No es nada de lo que preocuparse, simplemente quería explicarte lo del mensaje antes de las salidas y demás – hice una pausa para echarme un poco de agua sobre la nuca – Cuando lleguemos a casa te daré un número de teléfono, lo guardas en tu móvil, y cada vez que salgas sin mi a la calle, ya sea para dar un paseo o para ir de compras, o incluso para cuando empieces la facultad. Envías un mensaje unos minutos antes, y ya ellos se encargarán de estar pendiente de ti.

-Sabes que me parece bien, sobre todo por Abby, pero me da cierta cosa el pensar que voy a tener a alguien vigilando mis salidas. El tener que avisar para salir a la calle – dijo cruzándose de brazos.

-Lo sé, pero tú lo has dicho, hagámoslo más que nada por Abby – dije al mismo tiempo que cogía una de sus manos – Ely me puede dar algo si os llegase a pasar algo, y hasta que no sepamos donde esta metido ese capullo, no podemos bajar la guardia.

- Lo sé – contestó afirmando.

- Después los llamare para que vengan a casa y así presentártelos.

Tras ver su afirmación con la cabeza, la cogí en peso y me lancé al agua. Estábamos allí para pasarlo bien, para disfrutar de nuestra familia, para disfrutar el uno del otro, y vivir ese día al máximo, de forma que quedara como un increíble recuerdo. Las risas de Carl llegaron a mis oídos cuando volví a salir a la superficie, Abby reía y pataleaba desde la orilla, y Ely me salpicaba agua como signo de queja por lo que hice. Así quería estar siempre, rodeado de felicidad pura

Ely Williams [P.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora