Muerte y olvido

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Llevan peleando más de lo
que cualquiera puede recordar
y allí Olvido gana por lo que
Muerte se empeña en hacerse
notar seguido para que nunca
nadie olvide su mortal existir.

Duelo digno del mejor público
metafísico, observadores lingüistas,
filólogos, teólogos y artistas
porque siempre tiene que haber
alguien que sepa ver además de
mirar y codearse con el resto.

Murió mucho tiempo atrás,
más no fue olvidado, aquel filósofo
que atrapó a Muerte en la paradoja
de su inexistencia en comparación de
la vida individual.
Si yo existo, no lo hace la muerte.
Y cuando la muerte existe, yo no lo hago.

Olvido se apuntó como suya esa victoria.
Es que somos los peones
de su eterno enfrentarse.
Muerte furiosa se aprestó a
no permitir que las ideas siguieran
y así arrastró a su reino de eterno
sueño a todo aquel que alguna vez
planteará trascender las cadenas que la atan.

¿Sabrán Muerte y Olvido que pueden
querer lo mismo? ¿Que entre ellos puede existir paz?
Si a fin de cuentas
la vida no es más que olvidar muriendo
o vivir olvidando, y
para algunos
morir viviendo.

Por momentos Muerte gana
la batalla, se inclina la balanza.
Así fue en el 18, el 45, el 73,
y mucho antes donde su dominio
era casi total.
Entonces comenzamos a no olvidar
y la balanza se equilibró porque
hartos de matanza tuvimos
consciencia de que no era tal el camino.

Acrecentandose, como todo orgulloso ganador,
Olvido atacó con más fuerza donde creyó
que debería para vencer.
Los olvidados fueron y siguen siendo
los muertos de Uruguay, Chile, Argentina
España, Brasil, Cuba, Venezuela y
todas las naciones que perdieron
su independencia y fueron gobernadas
por terroristas dispuestos a
cumplir con los mandatos de Muerte.
Allí olvido atacó. 
Tomó los muertos y
los olvidó.
Creyó que había ganado y
desde entonces muerte
se empeña en que aquellos
perdidos en esas épocas no sean
olvidados sino honrados
y recordados por todos nosotros.

Y así la titánica lucha continúa
como fue antes y como hasta ahora.
Con pasajeras treguas, traiciones,
alianzas extrañas y recrudecimientos.
Mientras tanto nosotros,
hijos de los tiempos,
las épocas
y las culturas,
vamos ciegos o alegres videntes
al encuentro del lugar donde
habremos de descubrir de que lado
de la contienda cósmica estuvimos
y saber por qué y para qué vivimos.
Si por la Muerte.
O por el Olvido.

Poesías de la cuarentena ©Where stories live. Discover now