Poesía soñada un martes

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Todo comenzó al alba de
esos anocheceres que llamamos
sueños. Allí donde poco se sabe
y mucho menos aún se comprende
hasta que se despierta (pero entonces
se olvida) pero donde lo que se sabe
tiene esa cualidad de certeza total.

Era un martes, de eso estoy seguro.
Un martes ficticio de la mente,
quizá como todos los días.
Corría por un mar de susurros
verde lima de hierba corta y
mis pies descalzos se hundían
hasta los tobillos de blanda tierra.
Corría desnudo.

Tras de mi venían la clase más
peligrosa y terrible de perseguidores;
Ideas, pensamientos, miedos y dudas.
Posibilidad las azuzaba golpeando con
duro látigo para hacerlas avanzar
cual jauría de hambrientos mastines.
Y yo ahí, desnudo.
Y yo ahí, corriendo.

Idea ladraba con ferocidad de
hambriento, "¿Hacia donde crees
que apunta todo este caos concentrado?"
"Chips en las personas."
"Auto vigilancia".
"Biopoder".
"Control".

Pensamientos de penuria se acercaron.
Y de guerra, destrucción y el posible fin
del mundo tal y como lo comprendimos.
De miedo al saber qué tal vez nunca lo
comprendimos. Pensé en China creando
un virus y después en que otros lo creaban
y se lo endilgaban para obtener beneficios.
Pensamientos de laboratorios limpios -muy
blancos- donde se crean finales posibles de
la raza humana. Caos controlado.

Y me aleje de ellos. El piso era mi lienzo
y pinté mi huida con maestría de cobarde.
Miedos y dudas me cercaron al final.
Posibilidad gritó triunfal.
Miedos de mi mismo, de aquellos que
me rodean. Dudas de mi mismo,
de aquellos que me rodean.
De las historias oficiales, y
las ficticias, de las oscuras
intenciones e intereses, de
las falsas esperanzas y reales
negocios, de...

...sperté con las húmedas sabanas
pegadas al cuerpo. Abrí bien
grandes los ojos y suspiré paz.
Afuera me llegaba el sonido de
una calle solitaria como vacía.
Ese día me quedaría en casa.
Todo estaba bien.

Poesías de la cuarentena ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ