Viernes

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Sonidos de fondo dan vida a la
fiesta que inicia despacio, como
sin notarlo, es un amanecer en
la sabana, es el último aullido del
lobo lejano que se despide pero
para nosotros da origen a la danza.

Tambores ajenos que no están allí.
Pero los escucho.
Gritos lujuriosos que no están allí.
Pero los escucho.
Sombras, anhelos, vivencias.
No están allí, pero las presiento.
Anticiparme a la pena es como el
arte de cazar, uno tiene que saber
cuando presentar batalla.

Para muchos el mayor cambio fue
quizá tener que abandonar los findes
de locas salidas constantes y gozados
encuentros con otros buscando en ellos
cosas que están en nosotros.
La crisis desnuda que somos espejos -algunos rotos-.

Erase una vez la historia de un
ser capaz de comprender la
esencia de las cosas.
El cambio.
Y así cuando enfrentaba la
dura realidad no era un perro
ladrando sin parar a ese espejo,
ni un pájaro queriendo volar al sol.
Así el Hombre comprendió que si
algo no se transformaba, se transformaría él.

Pero los tiempos de bonanza y
repetición predecible crearon
debilidad (es decir la creencia de
que las cosas no cambian mucho o
se adaptan a nosotros al hacerlo).
En una palabra: orgullo.
Creyendo que eramos indispensables.
No vimos que el amor y el odio hacen
rueda. ¿Nada nos dijo esto de los ciclos?

Vivir bien es como salir un viernes
por la noche cansado de trabajar
pero feliz porque al otro día puedes
descansar y aun mas pues en sólo
unos momentos harás el uso que
quieras de tu libertad.
Amigos.
Amantes.
Películas.
Sexo.
Todo está a tu alcance un viernes por
la noche.

Pero la vida no se acaba allí.
Este es el problema mayor.
Entender que si después de un viernes
viene un sábado y luego un domingo
más tarde que temprano será lunes.
Y martes. Y algún día viernes otra vez.
Y allí si que se acaba la vida.

Por eso, ruido de tambores.
Adentro o afuera da igual.
Por eso música divina que
evoque libertad animal.
Por eso responsabilidad en
la búsqueda de la felicidad con
o sin encuentro. Pues hoy es viernes
y no importa si podemos o no salir,
porque nosotros lo que queremos es vivir.

Poesías de la cuarentena ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora