18- Arribando (1/3)

1.3K 155 27
                                    

─ Parece que llegamos a nuestro destino. ─ dije, tocando a la puerta unas cuantas veces.

Un chico, de la edad de Tanjiro y los otros, abrió la puerta y nos saludó con una reverencia, pidiéndonos amablemente pasar y tomar asiento.

─ Les prepararé un poco de té, ¿gustan? ─ preguntó el mismo chico, a lo que asentimos mientras ya nos encontrábamos sentados.

─ Yo quisiera comer... ─ murmuró Kyojurō a un lado de mí, cruzando los brazos como de costumbre.

─ Hace poco desayunamos. ─ le respondí con el mismo volumen bajo, casi parecía que estuviéramos cuchicheando.

Zenitsu nos miró de forma acusatoria, tal y como una madre mira a su hijo al encontrarlo robando.

─ También tomamos té. ─ dijo en tono de berrinche.

─ Y podemos tomarlo de nuevo.

─ ¿Y por qué comer de nuevo no?

─ Es distinto, hombre.

─ Me gusta cuando empiezas a hablar como un chico. ─ una sonrisa brillante se plasmó en su cara, que relucía a pesar de no mostrar su encantadora dentadura.

─ ¿Por qué debe haber una diferencia entre la forma en que habla un hombre a como hablaría una mujer? ¿Tan problemático es? ─ cerré los ojos levemente, intentado no ser cegada.

─ Pienso que sí, ¿no? O por lo menos para las personas en general. ¡A mí me parece bien que no nos interesen las diferencias entre géneros! ─ exclamó en voz baja. ─ Si no pensara así no podría verte como mi amiga. Ya ves lo que dicen algunos, gracias a ese tipo de pensamientos comunes, que las amistades entre hombres y mujeres no existen solo porque una posible atracción se prevé, ¡y sin fundamentos!

─ Solo por el hecho de ser un hombre...

─ ...y una mujer. ¡No tiene sentido! ─ ambos reímos ligeramente, viendo las glicinias que rodeaban el patio.

Entonces el chico que nos atendía se cruzó en nuestro campo de visión, con vasos suficientes para todos nosotros. Le agradecimos con la misma euforia que llevamos en nuestra voz, mientras él nos servía el té con un rubor decorando sus mejillas.

─ Mi nombre es Yuu, Kameno Yuu, y soy quien dirige a los espadachines de Hokkaido. ─ vaya revelación.

La mayoría escupimos nuestro té, otros tosieron sin perder su sonrisa, aunque ahora tensa, como Kyojurō y Kanao. Hikaru estaba inmutable, como siempre, bebiendo su té con lentitud y disfrute.

─ ¿Cu-cuántos años tienes, Kameno? ─ preguntó Tanjiro, con expresión sorprendida delatando, pues, su sorpresa.

─ 16 años. Estoy a punto de cumplir los 17, ya en algunos meses.

─ Bueno, ¡como dicen, no hay que juzgar a los demás por su edad! Mucho menos sus habilidades. ─ dijo Kyojurō, tal vez intentando convencerse de que no era algo para sorprenderse tanto.

─ ¿Quién lo dice? ¿El genio Tokito-sama?

─ Sí... él.

─ El anterior encargado era mi padre, Kameno Amayū. Él murió en una misión y me delegaron el puesto a mí, el único espadachín sin heridas. En ese entonces tenía trece años.

Vaya sorpresa, yo a esa edad corría por mi vida y entrenaba lobos. Y él ya era un cazador. Qué admirable muchacho.

─ ¡Qué muchacho tan admirable! ¡eres tan joven! Y parece que lo has manejado bien. ¡Bien hecho!

Kameno-kun sonrió en respuesta, avergonzado y halagado.

Después nos comenzó a explicar lo que sucedió en Hokkaido y en las costas donde los trabajadores recogían y trabajan arenque. También nos enseñó ropas de yanshuus* que fueron encontrados muertos mientras pesaban arenques y demás. Muchos pensaban que podían haber sido los osos, ya que los casos de trabajadores atacados fueron antes de que invierno entrara y estos se fueran a hibernar. Y justo cuando los osos se dispusieron a comenzar con la hibernación los casos pararon. Los cazadores de demonios estuvieron pendientes de eso y siguieron encontrando rastros de demonios hasta que los perdieron en el mar. Fue allí cuando se vieron en la necesidad de pedir ayuda a la sede a la vez que ellos seguían detrás de los demonios arribando desde las costas.

─ Ya veo... hicieron un buen trabajo. ─ comenté, pensando un poco en la ingeniosa táctica de los demonios y que eso no haya logrado engañar por mucho tiempo a los cazadores. ─ Me parece asombroso cómo los demonios pudieron ser tan astutos. Este es un caso extraño.

─ Es verdad. ¿Será que una Luna demoniaca superior está involucrada? ─ Kanao se unió a la conversación, y todos prestaban completa atención.

─ Posiblemente sí. Aunque nunca había escuchado de una Luna haciendo este tipo de cosas. ─ dijo Kyojurō, poniendo una pose pensativa. Tal vez intentaba recordar si había registros sobre ellos. ─ Puede que haya casos, pero serían muy remotos.

─ Ahora que recuerdo, hace unos meses en un pueblo cerca de Asakusa pasó algo similar. Cuando Tanjiro y los otros vinieron e hicimos nuestra primera misión juntos.

─ Tsukuyo-san tiene razón... ahora que recuerdo. Nunca se escuchó de demonios trabajando juntos y a pesar de que aquella vez la mayoría eran clones, habían más de tres demonios distintos en el mismo territorio y sin pelear entre ellos. Y dos eran Lunas inferiores.

─ El trabajo en equipo de los demonios es temible. Qué miedo, qué miedo.

─ Lunas demoniacas... eh. En ese caso debimos traer a más personas, Kyojurō.

─ Sí, tienes razón, pero no hay nada más por hacer. Tendríamos que volver para reclutar espadachines y eso nos haría perder bastante tiempo.

─ Tenemos algunos espadachines libres y sanos. Si es posible, me gustaría que esta semana les den entrenamiento. Sé que eso podría ayudarles, así también podrían llevar con ustedes a unos cuantos compañeros más.

─ ¡¿Una semana?! ¿Y qué pasa con los demonios que van nadando a aquel lugar? ¡Debemos atraparlos y rebanarlos! ─ Inosuke estaba impaciente.

─ Calma, Inosuke, recuerda que los demonios solo pueden avanzar por la noche. Si algunos no están muertos, deben haber encontrado la forma de resguardarse en la sombra, por lo que no podrían avanzar en el día.

─ Tanjiro-san está en lo correcto. ─ asentimos dando la razón a Kameno y estando de acuerdo con el Kamado mayor.

─ Entonces creo que no habría ningún problema. ─ dije en respuesta. ─ Tenemos varios usuarios de distintos alientos, podremos darles un entrenamiento efectivo a tus espadachines. Pero será muy estricto.

─ ¡Eso es! ¡Exprimiremos su potencial y se volverán mucho más buenos de lo que son ahora en tan solo una semana!

─ Estaría muy contento contando con su dirección. Tener un pilar es todavía más magnífico, es todo un honor. Agradecería mucho su ayuda.

Posterior a eso nos dedicamos a conocer y entrenar a los espadachines de Hokkaido. Eran solo unos pocos, no más de 20 jóvenes, que no contaban con habilidades lo suficientemente pulidas.

Casi la mitad de ellos, nueve, eran usuarios del aliento de agua, seis más del aliento del trueno, tres del aliento de viento, uno más de un aliento original y el restante usaba el aliento de las flores.

Debo corregirme ante el usuario de aliento propio, el era tan capaz como Inosuke. Pero algo sí, le faltaba más entrenamiento.

Aquí termina parte 1.

La parte 2 se publicará más adelante, algún día, jasjas.

Ya no quería que pasara más tiempo sin capítulo.

[HIATUS] Aliento del lobo • Kimetsu No Yaiba.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora