1- Rodeada de glicinias.

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Acabábamos de subir la montaña Fujikasaneyama, donde se llevaba a cabo la selección final para ser elegidos como cazadores de demonios. Toda la montaña era cercada por glicinias, extrañamente florecidas en esta época del año. Gracias a estas flores los demonios dentro del territorio no podían salir, pues las glicinias los repelen; es un veneno para ellos.

Cuando había pasado solamente un día, muchos de los otros participantes ya habían sido devorados. Los demonios estaban hambrientos y se había dado la casualidad de que casi la mitad de los espadachines eran de sangre extraña, un tipo de sangre que es muy valiosa para los demonios puesto que equivale a la sangre de cien personas, aproximadamente.

Todos habían sido objetivos por la misma razón, perdiendo a sus familias, sintiendo remordimiento por no haber podido hacer nada por protegerlos o en busca de venganza.

Normalmente son los "cultivadores" quienes 'cultivan' "espadachines", quienes si sobreviven a la selección final se unirán al cuerpo de "mata demonios". Pero en mi caso fue diferente, pues a mí me entrenó el "pilar del sonido", Uzui-sama. Como el "Aliento de sonido" me fue imposible dominarlo, hice un derivado de este, al que Uzui-sama bautizó "aliento del lobo". La razón de ello fue por ciertos sonidos que este aliento requería (puesto que me es casi imposible hacer respiraciones normales), como aullidos, silbidos y chiflidos (como los que se usan para llamar a un perro). Un par de las posiciones en enfoque completo le recordaban a Uzui-sama y sus esposas a las posturas defensivas de un lobo cuando está listo para cazar. Uzui-sama dijo: "Es un aliento muy extravagante, ¡perfecto para mi estudiante! Además de que no cualquiera logrará dominarlo; nadie tiene tus extravagantes pulmones". Y si tomo en cuenta la extraña conexión que tengo con estos fieros canes, pienso que ese aliento es perfecto para mí.

Usé al máximo los, entonces, siete estilos de mi aliento y sobreviví casi sin heridas. Para cuando bajé la montaña solo habían pasado un día y medio, y faltaba la misma cantidad de tiempo para que la selección terminara. Subir hasta la cima y bajar hasta la base de la montaña, matando todos los demonios posibles, era lo que debía hacerse en la prueba, cosa que normalmente duraría tres días. Además de ser el tiempo máximo que alguien puede sobrevivir sin agua, comida y descanso.

Cuando llegué a la base me tomaron medidas para hacer mi uniforme y escogí una aleación de Tamahagane. La aleación olía a glicinias... O tal vez solo estaba confundiendo el olor con el de toda la montaña. Kasugaigarasu era un cuervo (aunque el mío era muy grande) que estaría siguiéndome. Parece que él sería quien me informara de mis misiones y reportando sobre otros cazadores. Como bonus extra por haber sido la primera en bajar la montaña, Kasugaigarasu me diría el resultado de la selección final y mi espada nichirin sería forjada por uno de los cinco mejores forjadores de espada de aquella escondida y misteriosa aldea donde viven todos los forjadores.

Al volver de la montaña Fujikasaneyama a donde Uzui-sama, me recibió de la manera más extravagante posible. Una gran fiesta celebró en mi honor e invitó a los otros pilares, aunque solo fueron Kochou-sama, Himejima-sama, Kanroji-sama y Rengoku-sama. Fue un día feliz, hasta esa noche, cuando Kasugaigarasu (el cuervo) llegó me informó que solo dos participantes además de mí sobrevivieron. Y eso que habíamos sido veinticinco los que calificamos para la selección.

Días posteriores a ese me decidí a viajar en distintas direcciones, para que me fuera más fácil atender misiones sin importar en qué dirección tuviera que ir.

Me despedí de Uzui-sama y sus esposas, y con la nostalgia en mi pecho justo al momento de separarme de ellos, me marché.

[HIATUS] Aliento del lobo • Kimetsu No Yaiba.Where stories live. Discover now