VIII: Fall

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Bane tiene al caballero del cuello; su mano lo alza hasta que sus pies dejan de tocar el piso. Bruce lucha por liberarse del yugo de su adversario, pero lo único que queda en sus músculos son vestigios de voluntad. Poco a poco sus pulmones comienzan a quedarse sin oxigeno y sus labios se abren involuntariamente en un acto evolutivo de su sistema parasimpático. Bruce está a segundos de desfallecer, y sabe que necesita actuar rápido antes de perder la consciencia; por lo que junta sus últimas fuerzas para lleva la jeringa hasta el brazo que lo somete.

Pero Bane lo impide. Aplasta el puño del héroe haciendo que la inyección se rompa en pedazos. Pero no conforme, el villano comprime su mano hasta escuchar el crujido de las falanges de Batman romperse unos con otros, y se detiene hasta destrozar por completo la mano del vigilante.

Su mirada vuelve a alzarse a los ojos azules bajo la capucha.

-Te he observado y te he seguido de cerca. Aprendí tus movimientos, tus trucos, tus huídas; analicé cada detalle sobre ti. Cotejé todas y cada una de las maneras en las que podías vencerme; logré corromper al protector de Gótica, y demostré que no es diferente a ninguno de nosotros. Caballero, -esta vez se dirige directo a las pupilas del hombre -por que fue a mi a quien le vendiste tu capa. Cambiaste lo que la capa significa para un héroe, por minutos de placer que recorrieron tus venas como el fuego que se abre paso hasta dejarlo todo reducido en cenizas. Detrás del murciélago que intimida criminales, detrás de esa voz grave, detrás de toda esa fachada moral de justiciero que hace el bien; no eres más que un hombre privilegiado con una moralidad elitista, que usa como excusa para salir de una vida vacía sin propósito, en un alter ego con una justicia que no es diferente a la policiaca. Nunca vas a acabar con el crimen en Gótica porque jamás has sabido lo que es tener hambre, nunca entenderás lo que es estar desesperado, el no tener voz frente a los poderosos, el ser pisoteado una y otra vez. Porque nosotros somos, todos aquellos a quien le has arrebatado la voz a puños; somos la lucha que acabará con las injusticias de las élites, y hoy te toca pagar. Hoy sabrás lo que se siente ser silenciado.

Sin aire, Bruce poco a poco deja de luchar. Bane lo conduce hasta el borde de las grandes y redondas ventanas de aquella fábrica y lo lanza a través de estas al vacío.

Del impacto el cristal se rompe en mil pedazos que salen despedidos por los aires, y de entre ellos, un bulto envuelto en la capa negra que cae al pavimento sobre los fragmentos de vidrio.

Cinco metros de caída libre se dicen poco hasta que vez frente a tus ojos caer un peso de 80 kilos y escuchas como su cuerpo compacta contra el suelo, oyes el crujir de sus huesos y observas la manera en que ese cuerpo comienza a moverse desprotegido, como sus manos intentan aferrarse a cualquier cosa. Observas como la sangre comienza a emanar de su boca, y los movimientos espasmódicos de sus extremidades que piden a gritos por ayuda urgente.

Las personas observan aterradas y completamente conmocionadas cómo el protector de Gótica cae vencido ante su aterrador verdugo. Observan a su Caballero caer y, detrás suyo, aterrizar al monstruo que le ha derrotado.

-Ahí tienen a su héroe.

A Bane no le interesan los llantos de los niños que, aterrados, que apenas comprenden lo que sucede, ni tampoco las miradas estupefactas de los ciudadanos de Gótica, mucho menos los gritos de horror ante la grotesca obra que ha pintado sobre la esperanza de aquellos.

La policía llega con un par de patrullas, ignorantes aún de lo que sucede en el centro de aquella reunión de espectadores, entran como si se tratase de cualquier espectáculo callejero.

-¡Haga algo, por favor! -implora entre sollozos una mujer que corre hasta el auto del Comisionado James Gordon apenas lo ve bajar de este -lo están matando.

Batman KnightfallWhere stories live. Discover now