V: Prince of Gotham

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Batman llega a la dirección que el papel indica, y pronto puede darse cuenta que se trata de un parque acuático en las periferias de Ciudad Gótica, tan antiguo que cualquiera podría olvidar con facilidad su existencia. Wayne recordaba haber ido una vez anteriormente, no como Bruce, sino como Batman. No era el primer crimen que ahí se cometía, pues desde su abandono en 1998 había comenzado a usarse como un lugar clandestino de encuentros entre pandilleros o cualquier persona que buscará rotunda privacidad. Y podía notarse al adentrarse más y más al lúgubre sitio. Grafitis, basura, residuos de fogatas; sin embargo, no había sido demolido por la sencilla razón que el dueño había huido del país, acusado de varios cargos de evasión fiscal, y se requería de su firma para cualquier acción en la propiedad.

Muy a diferencia de como lo recordaba, las secas palmeras ahora lucían un verde que recordaba cualquier día de primavera; al igual que el pasto y el resto de la densa vegetación, tan fresca como si nunca hubiese sido cerrado. No cabía duda que Poison Ivy estaba detrás de todo esto.

Batman siguió las raíces verdes que se extendían fuera de la tierra hasta donde parecían tener su origen en común, y ahí pudo encontrar a la mujer. En lo más profundo de aquel lugar, tras pasar espesos árboles estaba ella, en un jacuzzi de aguas termales y rodeada por una docena de hombres que le resguardaban.

—Hombre murciélago —pronuncia ella acomodándose ampliamente entre las aguas.

—Hiedra Venenosa —responde el inflexible hombre. —¿Dónde está Gordon? —no tarda en espetar.

—Tu amigo está a salvo, caballero. O es que acaso, ¿no confías en mi?

—¿Dónde está Gordon? —insiste él.

—Ven y te lo diré —responde con una ligera sonrisa a la vez que con su mano lo invita a entrar al agua —Te vez tan cansado, ¿por qué no vienes a relajarte conmigo un rato? Estuve preparando esto solo para ti.

En ese instante ella se pone de pie en las aguas, dejando ver la desnudez de su piel y camina con pasos lentos hasta el murciélago.

—¿Por qué no vienes conmigo? —dice al posicionarse frente a frente con el hombre a la vez que su mirada intrépida lo recorre en un solo instante.

—¿Y dejar que me hundas al fondo de tu miserable chantaje? Dime dónde lo tienes —agrega a la vez que su mirada impenetrable le hace frente.

—Pudiste haber hecho esto por las buenas —contesta a poner una mano sobre el emblema del murciélago en su pecho, a la vez que rotundamente niega con la cabeza—. A él.

Bruce levanta la vista hacia el ejército de Hiedra que se aproxima hacia él. Sujetos completamente hipnotizados, con los ojos verde brillantes como una joya, y sus venas oscuras saltan a la vista como si de enredaderas sobre su cuerpo se tratase. Sabe que si lo tocan de la más mínima manera quedará contaminado igual que ellos.

Batman saca su bastón y lo despliega a la vez que comienza a girarlo con una mano y con la otra, y termina en una posición defensiva ante ellos. Los hombres empiezan a rodearle. El encapuchado mira de reojo, concentrado ante cualquier movimiento espera el primer ataque, y este no tarda en llegar. Sus soldados se abalanzan contra el enmascarado, pero este manda a volar a un par con su bastón, y golpea en el estómago a otro par de cada lado.

—Hoy no salvarás a Gordon... —asevera la mujer de cabellos rojos.

Batman sigue peleando. Golpe a golpe los hombres comienzan a caer al suelo tras unos instantes, y lanza una patada giratoria que impacta en el cráneo de aquel que está a punto de ponerle las manos encima y de un certero golpe en la mandíbula con su bastón hace que los huesos del cuello de su contrincante crujan y le remata con una patada en el estómago que lo deja en el suelo.

Batman KnightfallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora