Capítulo 56

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Drake estaba sentado en la silla aplaudiendo rítmicamente, mientras, yo estaba parada en medio de la habitación frente al sofá. Mamá y papá estaban de pie a poca distancia de mí, cerca de la entrada de la cocina, y Corey, estaba apoyado contra la pared, lejos de todos nosotros, mientras, Trey estaba a unos metros de Drake.

— Cállate, Drake — comenté con el vaso con agua bendita en mis manos.

El sacerdote continuó repasando versos de la biblia mientras yo lo ignoraba lo mejor que podía.

— Arabelle, bébelo — ordenó mi mamá.

— Esto no es higiénico — afirmé — Prefiero beber jugo de naranja. El jugo de naranja también es sagrado, ya que viene de los árboles y Dios creó los árboles... — declaré y mi mamá me miró con incredulidad.

— Solo tómalo. Cuanto antes terminemos con esto, más pronto estarás mejor.

— Esto no va a hacer nada — comenté y Drake asintió con la cabeza.

— Ella tiene razón, mamá. Aunque cuando se realizó por primera vez para tratar de revertir el vampirismo, se creía que había funcionado con éxito y, por lo tanto, obtuvo crédito de que funcionaba. En realidad, la persona no era un vampiro. Eso no funciona e incluso si lo hiciera, hay una posibilidad muy baja de que ocurra — mencionó Drake.

— ¿Cómo sabes tanto sobre estas cosas? — le pregunté con asombro.

— Lo encuentro interesante — respondió.

— Cuéntame más — insistí.

— Deja de estancarte — ordenó mi padre exasperadamente.

— No lo estoy haciendo, simplemente estaba interesada en lo que él estaba diciendo — reclamé inocentemente.

— Oh, ¿te dije que mamá y papá me consiguieron una esclava? — me dijo Drake.

— ¿Qué? — inquirí y él asintió, sonriendo.

— Sí, no sé dónde está ella, creo que está en la cocina o algo así, no lo sé, solo le dije que se quedara allí.

— ¿No tenías que ir tú por a tu esclavo? — pregunté y él acudió la cabeza.

— ¡Qué suerte! — exclamé.

— ¿Podemos dejar de desviarnos por favor? — cuestionó mi madre.

— No quiero beber esta cosa — declaré.

— Simplemente hazlo — replicó mi madre.

Respiré hondo y miré a Corey, quien estaba de pie al otro lado de la habitación. Puse el vaso en mis labios, mirando alrededor mientras todos me miraban expectantes. Justo cuando incliné el vaso para beber, vi a Corey mirar hacia otro lado. Luego, mi atención se centró en el ardor inmediato que sentí en mi garganta cuando el agua se deslizó por ella. Fue sorprendente cómo, tan pronto como el agua entró en contacto con mi boca, sentí como si me hubieran metido una antorcha ardiente en mi garganta. Incluso me ardía la nariz, cada trago enviaba una nueva oleada de dolor aún peor. Afortunadamente, no tuve que beber mucho, el vaso no estaba ni un tercio lleno, pero aún era suficiente para recibir una dosis completa de dolor. Quité el vaso vacío de mis labios, tenía mis ojos llorosos. Drake aplaudió con entusiasmo y me reí animadamente, principalmente porque el dolor era tan abrumador que solo podía soltarlo entre risas o lágrimas y decidí elegir el primero.

— ¿Cuánto duele? — preguntó Drake, sonriendo.

— No está tan mal — comenté y me reí — ¿Qué sigue?

El sacerdote se acercó y colocó una cruz contra mi pecho, recitando versos de la biblia. Me reía histéricamente todo el tiempo y todos me miraban de forma extraña, excepto Corey, quien parecía estar preocupado. No solo mi garganta ardía como el infierno, ahora también mi pecho, mi cuello e incluso mis ojos. Mis mejillas se sentían calientes, pero no estaba segura si eso era solo por reír tanto o por otra razón. Estaba empezando a sentirme mareada, me llevé la mano a la nariz y cuando la quité la tenía cubierta de sangre.

— ¿Deberíamos parar? — inquirió Drake un poco preocupado.

— No, sigan adelante. Solo tráeme una toalla o algo así  — repliqué con voz sumisa.

Se levantó y rápidamente fue a la cocina. Regresó unos momentos más tarde y me entregó una toalla blanca. Me la puse en la nariz para que absorbiera la sangre que brotaba rápidamente de ella. El sacerdote dejó la biblia, aun sosteniendo la cruz en mi pecho, y sumergió sus dedos en un pequeño recipiente con agua bendita, luego colocó sus dedos en mi frente y luego en mi pecho, murmurando más versos.

— Bueno, gracias — dije secamente — Eso ayudó.

Me froté los ojos, esperando quitar la sensación seca y ardiente de ellos. Habíamos terminado después de unos minutos más y, para entonces, me sentía completamente agotada, ya ni siquiera podía reír ni hacer comentarios.

Mis padres fueron a acompañar al sacerdote a la salida, agradeciéndole por venir. Me senté en el sofá, quitándome la toalla para inspeccionarla, estaba completamente empapada de sangre. La puse de nuevo en mi nariz al sentir que me estaba saliendo más sangre.

— Creo que me voy a desmayar — murmuré, recostándome en el sofá.

Corey se sentó a mi lado, con una expresión de preocupación en su hermoso rostro.

— Eres muy lindo — comenté, suspirando y él sonrió nerviosamente.

— Gracias. Tú también eres muy linda — mencionó.

Sonreí levemente, sintiéndome agotada. Apoyó su mano sobre mi frente, jugando con uno de los mechones cortos y rizados de mi cabello.

— Ni siquiera tengo que preguntar. Sé que no estás bien.

— Estoy bien — respondí y mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente — Absolutamente bien.

Y antes de darme cuenta, me encontraba rodeada por la oscuridad total.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Where stories live. Discover now