Capítulo 2

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Después de salir de la oficina de mis padres, me dirigí a la cocina y preparé un capuchino, luego subí a mi habitación para tener un momento a solas.

Me di una ducha caliente, me puse un suéter azul con unos jeans ajustados color negro y unos tenis; caminé lentamente en dirección al espejo ubicado en el baño, cepillé mi largo cabello negro y me maquillé como usualmente.

Escuché a mi madre llamándome desde la parte de abajo; tomé mi celular, salí de mi habitación y bajé las escaleras; una vez abajo me encontré a mi madre en el vestíbulo a un lado de mi padre.

— ¿Qué? — dije mientras me aproximaba hacia ellos.

— Cuida tu tono jovencita — me regañó mi madre, fruncí mis labios sin decir alguna palabra — El auto te espera afuera, ni siquiera pienses en regresar aquí sin un esclavo — dijo, me contuve y me dirigí la puerta, no ganaba nada resistiéndome.

— Y trata de divertirte — agregó mi padre, ¿divertirme con algo tan cruel?, ¿acaso mi padre se había vuelto loco?

Continué caminando con pasos lentos hacia el porche y cerré la puerta detrás de mi. El señor Smith abrió la puerta del carro para mí, le agradecí y me senté en la parte trasera. El camino duraba cerca de veinte minutos, durante todo este me torturé por lo que estaba a punto de hacer. En la casa de subasta, los vampiros eran prisioneros, atados con grilletes y tratados de la peor manera, para posteriormente ser vendidos a los humanos como esclavos.

La mayoría de la gente pensaba que por el simple hecho de que su corazón no latiera, significaba que estaban muertos y que por esta razón no eran capaces de tener sentimientos o emociones; esto también les hacía creer que podían ser tratados como ganado y que podían ser usados y abusados por cualquier persona. Yo siempre he creído que esa noción es absurda. Seguí al señor Smith dentro del gris y triste edificio, seguramente él ya había estado aquí antes; caminamos por un largo pasillo, entramos a una grande habitación con un escenario y un podio en su interior, tomamos asiento en la parte trasera y yo eché un vistazo ansiosamente a mi alrededor.

En el escenario había un hombre vestido elegantemente hablando sobre algo a lo que evidentemente no presté atención, la subasta había comenzado y yo simplemente me quedé sentada mirando a cada vampiro que salía al escenario custodiado por varios guardias; la mayoría era vendido por el simple precio de ocho millones de dólares, yo no creo que una vida cueste tan solo eso, una vida ni siquiera puede ser comprada.

Me comencé a sentir un poco mal por toda la escena que ocurría ante mis propios ojos, no entendía cómo la gente se cegaba ante el horror que presenciaban frente a ellos y como no podían capaces de ver que lo que hacían era algo que estaba muy mal, ¿acaso eran incapaces de empatizar con otras especies? Desearía poder hacer algo para que la esclavitud desapareciera, pero ¿cómo lo haría?, si no tenía la ayuda ni siquiera de mis propios padres, ya que ellos estaban totalmente de acuerdo con la esclavitud.

Todos mis pensamientos me invadían y por supuesto no le prestaba atención a lo que ocurría en el escenario, pero por casualidad miré hacia arriba y en ese momento noté a un vampiro sobre el escenario, mi vista se detuvo en él y observé su cabello negro desordenado y su piel de porcelana; extrañamente me sentí atraída hacia él y pensé que no podía soportarlo; mi madre me había dicho que no regresaría sin un esclavo, así que tomé una decisión; me puse de pie e hice una oferta.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Where stories live. Discover now