Capítulo 11

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Me quedé mirando a Corey debatiendo si dejarlo conducir mi auto o no, no puede resistir su sonrisa, así que le entregué las llaves.

— ¡Si! — dijo más emocionado que un niño en la mañana de navidad y agarró las llaves.

— Gracias — dijo y me dio un beso en la mejilla, haciendo mi corazón se acelerara y yo traté de esconder mi sonrisa.

— No lo arruines — declaré.

— No lo haré, lo prometo — respondió.

Me senté en el asiento de cuero junto a él. Corey arrancó el auto y salió de la mansión. Él estaba tan emocionado que me recordó lo emocionada que estaba cuando lo conduje por primera vez.

— ¿Así que a dónde vamos? — preguntó Corey.

— No lo sé, ¿a dónde quieres ir? — respondí.

— Yo te pregunté primero.

— Bien mmm...ahí — dije señalando a un restaurante que se veía bien.

Corey entró al estacionamiento del restaurante, apagó el coche tomando las llaves y poniéndolas en su bolsillo, bajamos del auto y caminamos hacia el restaurante.

El restaurante estaba poco iluminado y sonaba de fondo música rock, Corey y yo nos sentamos en una pequeña mesa redonda color negro, me senté frente a él y comencé a hojear el menú. Pedí una hamburguesa y Corey pidió un bistec, pero pensé que iba a enfermar cuando Corey lo cortó y así me di cuenta de lo crudo que estaba.

— Eso es asqueroso — comenté.

— Soy un vampiro — replicó.

— Ya lo sé, pero eso no lo hace menos desagradable.

— ¿Quieres probar un poco? — preguntó con una sonrisa dibujada en su rostro.

— No quiero.

— Oh vamos, está rico.

— Bueno, está bien — comenté.

Él me dio un tenedor y yo tomé un poco de la carne roja, él me miró mientras la masticaba, hice una mueca y lo escupí en una servilleta.

— Puedo sentir el sabor a sangre — dije y Corey se echó a reír.

— Lo sé, es la mejor parte — comentó, le di su tenedor y bebí un sorbo de mi bebida para quitarme el sabor.

— ¿Así que te gusta mi coche? — inquirí.

— Es increíble — declaró con una sonrisa.

— Si, estoy enamorada de él, así que, si lo arruinas, te juro por Dios que te mataré — lo amenacé.

— Puedes intentarlo — replicó.

— Podría intentarlo y tener éxito.

— Buena respuesta — comentó.

— Gracias, también pensé que lo era.

Después de la cena, compartimos un pedazo de pastel de chocolate que estaba bastante delicioso. Terminé derramando su bebida, haciendo que esta se esparciera por toda la mesa y el piso.

— Maldita sea Arabelle — dijo tomando una servilleta para limpiar la mesa, no pude evitar reírme mientras lo ayudaba a limpiarla.

— ¿Por qué te ríes? — preguntó.

— Porque es gracioso — respondí.

Después de que conseguimos limpiar la mayor parte de la mesa, pagué por la comida.

— Vámonos antes de que tires más cosas — declaró Corey.

Me reí y lo seguí hasta el coche, entramos y regresamos a la casa. Una vez que llegamos, Corey y yo subimos a mi habitación. Corey se quitó los pantalones y la camisa, se acostó en la cama con las manos detrás de la cabeza y suspiró, después de unos minutos, abrió un ojo y me miró.

— ¿Vas a quedarte allí a mirarme o vas a acostarte? — inquirió.

— No estaba mirándote — respondí.

Entré en el armario y me puse un short a cuadros azul marino y negro y una camiseta sin mangas blanca, regresé a la habitación, apagué las luces y me acosté en la cama acurrucándome bajo las sábanas.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora