LXXXIV Sucio

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Jason no deja de reírse. Al parecer, Dick le contó el show de mi tía en casa ayer.

—¡Me habría encantado ver la cara de Grayson haciéndose el héroe! —dice, apretándose el vientre.

Estamos conversando sobre el pasto, bajo el árbol de siempre y de seguro todos pueden oír sus risotadas.

—¡La parte en que se quitó la polera debió ser candente!... ¡El muy puto!...

Ya está llorando de la risa.

—Fue horrible. Yo estaba confundida y asustada, mi tía es una tonta —me quejo.

De sólo recordarlo se me pone la piel de gallina.

—¡Tu tía es maravillosa! Debo ir a verla y decirle que la amo —dice el cretino, enjugándose una lágrima.

Supongo que ahora es mi turno.

—¿Qué tal tu cita con Kory?

Se pone serio, evadiendo mi mirada.

—Bien, nada fuera de lo normal. Fue mucho más divertido tu encuentro con Dick. Ustedes son un desastre juntos —vuelve a reír, pero no con tanta alegría como antes.

Yo siempre le cuento todo, él no me dejará con un simple "bien".

Le insisto y le insisto, diciéndole que necesito referencias para futuras citas, hasta que finalmente él acepta.

—Primero, la llevé a su casa a cambiarse porque no quería andar con el uniforme, luego fuimos a un club de videojuegos. Tienen de esos antiguos con fichas y son geniales.

Imaginé que la llevaría a algún lugar más romántico. Después de la tarde que pasamos en su casa es obvio que a ella no le gustan mucho los videojuegos.

—¡Se rompió seis uñas, fue maravilloso!

Empieza a reír otra vez y no le veo la gracia. Ella debió sentirse horrible, antes me pareció muy orgullosa de su exótica manicure.

—Luego fuimos a comer. Pedí para ella un hamburguesa extra grande y le dije que no nos iríamos hasta que se la comiera toda. Estuvimos casi dos horas en el restaurante, pero valieron la pena. ¡Su cara de asco fue inolvidable!

Definitivamente no lo entiendo. Kory es una chica que se preocupa mucho por su aspecto físico, dudo que un restaurante de comida rápida estuviera entre sus opciones.

—Cuando por fin terminó de comer, la llevé a jugar paintball.

Lo miro con horror. Jason está demente.

—Se puso a chillar como una loca histérica y el resto que jugaba se ensañó con ella. Lo peor es que en un momento se quitó el casco y le llegó una bola de pintura en la cara. Le quedó toda naranja y debo decir que se veía bastante bien —sigue riéndose a costa de esa pobre chica.

Es odiosa, pero ya me dio pena.

—¡Quedó llena de moretones y no podía ni moverse! —vuelve a darle un ataque de risa y me enfurezco.

Supongo que la ira que siento es por la solidaridad femenina.

—¡Jason, eres un sádico! ¡Eso no fue una cita, fue tortura! No entiendo por qué ella no salió arrancando y dejó que le hicieras todas esas cosas horribles.

Deja de reír y su mirada se oscurece.

—Porque eso habría arruinado su plan de sacarle celos a Grayson. Ella quería jugar conmigo, pues ahora sabe lo que es jugar con Jason Todd.

Sobre tus alas [Jason Todd]Where stories live. Discover now