XXVII Curiosidad

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Un auto se detiene frente al paradero. Es Dick quien conduce y me invita a subir, pero estoy empapada. A él no le importa e insiste. 

—¿Qué ocurrió?

—No pudieron venir a buscarme, así que estaba esperando el autobús.

—¿Y por qué no llamaste a Todd? Él quería ir a dejarte.

—Yo... no tengo su número.

—Entonces te daré el mío, así puedes llamarme si algo ocurre.

Intercambiamos números.

Este debe ser mi día de suerte. Si me da pulmonía por andar empapada, lo valdrá completamente.

Enciende el motor y avanzamos hacia la ciudad.

Estar tan cerca de él me pone muy nerviosa y no sé qué hacer. Creo que, si no tuviera tanto frío, estaría más roja que un tomate.

—¿Planeas volver al equipo de gimnasia?

—Eh... No lo sé, mi hombro aún no está bien del todo.

—Entiendo. Asegúrate de sanar bien y no te sobre exijas.

Volvemos a sumirnos en un incómodo silencio y aún falta mucho para llegar.

¡Vamos, Isabel! Estás a solas con el chico que más te ha gustado en toda la vida. Tienes un montón de cosas que decirle.

—Eh... Dick... ¿Desde cuándo conoces a Jason?

¡Aaaahhhhh! ¡¿Por qué le pregunto por él?!

—Casi dos años. Su llegada fue como un terremoto. Bueno, tú ya lo conoces.

—¿Qué le pasó a su familia?

—Él me matará si hablo más de la cuenta, lo siento.

—Yo lo siento, no debí preguntar. Es sólo que... ¿Sabes si él está enfermo?

Me mira con extrañeza.

—¿Por qué piensas que está enfermo?

¿Vive con él y no ha notado lo raro que actúa? Bueno, no puedo culparlo. En esa casa enorme, tal vez apenas y se ven durante el día.

—A veces, dice cosas sin sentido... Y su humor cambia constantemente... También ha tenido dolores de cabeza.

—Yo que tú no me lo tomaría tan en serio. A Jason le gusta joder y fastidiar a los demás, como si necesitara desesperadamente la confrontación. Supongo que es su modo de llamar la atención.

Es un pésimo modo. No lo sé, sigo creyendo que hay algo más...

—Cuando llegó a casa, se le metió en la cabeza que Bruce era alguna especie de súper policía. Rompió varias paredes de la mansión buscando su supuesto escondite secreto.

Dick ríe y su historia sólo me inquieta más. Pareciera que cada cosa que descubro sobre Jason, creara interrogantes más profundas y complejas.

Llegamos al centro de la ciudad y le pido que me deje fuera del edificio donde trabaja mi tía.

En cuanto él se aleja, subo rápido a un autobús y por fin llego a casa, con la sensación de haber vivido un día tan increíble como infinito, que me dejó la cabeza más llena de preguntas que nunca y el corazón completamente alborotado.

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Conseguimos el número de Dick 🏆

¡Gracias por leer! 😉

Sobre tus alas [Jason Todd]Where stories live. Discover now