XXVIII Locura

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—Así que Grayson te fue a dejar en su auto ¿Eh? Debiste estar empapada.

Jason ha llegado temprano y hablamos antes de la clase.

—Pues sí, me agarró la lluvia. Lo bueno es que no me he enfermado.

Él ríe y no le encuentro la gracia.

—¿Qué quisiste decir con eso de que seré tu esclava?

—¿No te lo imaginas?

Me ve con malicia y se me pone la piel de gallina.

—Puedo imaginarme muchas cosas.

—¡Diablos, señorita! Ahora tienes toda mi atención. Dime qué te imaginas.

—... Que vas a chantajearme y pedirme que haga... cosas malas...

—Vaya, me estás sorprendiendo ¿Qué cosas malas crees que podría pedirte?

Su voz se oye más ronca de lo habitual.

—Que... Que haga tu tarea.

Parece decepcionado.

—Vamos, Isabel, esfuérzate más.

Está cada vez más cerca y sus ojos parecen hambrientos.

—¡Deja de verme así!

—¿Por qué, te pongo nerviosa?

Me levanto, alejándome de él.

—¡Eres tan evidente! Tienes que aprender a disimular. Si te pones nerviosa tan rápido, los chicos lo mal interpretarán.

—¿Ahora me vas a enseñar cómo comportarme con los chicos?

—Podría. Soy uno después de todo, así que sé cómo piensan. Por ejemplo, ese pelirrojo amigo de Grayson, te tiene en la mira porque te cortas toda cuando se te acerca. Debe pensar que estás loca por él.

—¡Eso no es cierto! —le reclamo, indignada.

—Pero te apuesto una cerveza a que es lo que él piensa. Los chicos a esta edad son como máquinas de follar y a la más mínima señal, ya están persiguiendo a las chicas con el...

—¡Cállate! ¡Deja de decir asquerosidades! ¡Eres un deslenguado!

Me cubro los oídos, sonrojada a más no poder. Jamás había hablado de sexo con un chico.

Acercándose a mí, me sujeta las muñecas, apartando mis manos.

—Si te digo esto es para que te cuides. Podrás ser una sabelotodo, pero en algunas cosas eres muy ingenua. No quiero que un idiota venga y te haga daño.

—Roy no me interesa, no pasará nada con él.

—No hablo de Roy, sino de...

—¡Hola! ¿Interrumpo algo?

Gar llega y nos apartamos, dejando nuestra conversación inconclusa.

~🦇~

Busco a Jason en el recreo. Recorro toda la secundaria hasta que lo encuentro descansando a la sombra de un árbol.

—¿De quién tengo que cuidarme, Jason? ¿Acaso te referías a Dick?

Él me mira sin mayor interés.

—¡Jason, dime!

—No grites, me duele la cabeza.

—¿Desayunaste?

—¡Que fastidiosa! ¿Por qué no te vas a leer y me dejas en paz?

—¿Por qué tienes que ser tan bipolar? En la mañana pensé que te estabas preocupando por mí y ahora me tratas como basura.

Unas sonoras carcajadas nos llegan de un extremo del patio, donde un chico ríe junto a un grupo de amigos.

—Jason.

—Ahora no, Isabel. Déjame solo.

El chico vuelve a reír.

—¡¿Qué le pasa a ese imbécil?!

Jason lo mira con molestia.

—¿Te referías a Dick? Dímelo, por favor.

Una nueva carcajada nos llega y Jason se levanta abruptamente, yendo hacia donde está el chico.

—¡¿De qué tanto te ríes, hijo de puta?!

Avanza en actitud desafiante y los chicos voltean para hacerle frente.

—¡No tan puta como la tuya! —le contesta uno de ellos y Jason lo derriba de un puñetazo.

Corro hacia el lugar, gritando para detenerlo.

Un chico intenta apartarlo del que golpea en el suelo, pero Jason termina lanzándolo por los aires. Está completamente fuera de sí.

—¡Jason, por favor, para!

Más estudiantes llegan, algunos intentan detenerlo, pero él los golpea también. Entre varios lo rodean y lo pierdo de vista.

—Isabel ¿Qué está pasando?

Dick aparece, seguido de Kory y Roy.

—¡Dick, es Jason! ¡Está peleando!... ¡Lo van a matar!

Dick y Roy se meten entre la multitud que se ha agolpado a mirar. Sólo espero que nadie salga muy lastimado.

~🦇~

Seis estudiantes con lesiones leves y uno con la nariz quebrada, que fue trasladado inmediatamente al hospital. Ese es el saldo de la riña.

Ninguno de ellos era Jason.

—¡Ese salvaje no puede seguir aquí! —decía una chica—. Llamaré a mi padre para que haga algo.

—Oí que se peleó por una chica.

—Yo también oí lo mismo.

—Yo escuché que fue por drogas.

Todos tienen una versión diferente de la historia, pero sólo una persona sabe la verdad. Y ahora voy camino a preguntarle.

Entro a la sala de detención y allí está, sentado en el suelo, con la mirada fija en la ventana.

Lleva marcas de golpes en su rostro y manchas de sangre en su camisa. Apuesto a que la mayoría no son suyas.

—Jason.

Desvía la mirada, avergonzado.

—Vete.

—No. Quiero saber qué te pasa ¿Por qué le pegaste a ese chico?

Me siento junto a él.

—No me gustó su risa.

Por absurda que parezca su respuesta, la seriedad en su rostro me indica que no miente.

Y que está peor de lo que pensé.

Alzo la vista y me lo encuentro viéndome fijamente.

—¿Lloraste? —me pregunta.

Es la tercera vez que lo hago desde que nos conocimos.

—Pensé... Pensé que te lastimarían, pero fuiste tú quien los lastimó a ellos...

Jason se levanta y me extiende la mano.

—No quiero estar ni un segundo más aquí ¿Vienes conmigo? 

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Su furia se desborda y sólo quiere huir ¿Lo acompañamos?

¡Gracias por leer!

Sobre tus alas [Jason Todd]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz