XXIX Fuga

3.1K 273 59
                                    

Podría pensarse que fue una pésima decisión, pero realmente no tuve otra opción.    

Me tranquilizo a mí misma diciéndome que estoy aquí para cuidarlo. En su actual estado, no podía dejar que anduviera solo por ahí, por eso tuve que escaparme con él.

Conduce más lento de lo que esperaba y detiene su motocicleta cerca de un parque.

—Baja, ya puedes irte.

—Y ¿Qué harás tú?

—Eso no te importa. No le diré a Grayson que te gusta, así que ya no tienes que fingir que estás de mi lado, sólo vete.

—No —me aferro con fuerza a su cuerpo—. No te ayudé a escapar para que me guardaras el secreto, fue porque es lo que acordamos que haríamos.

Suspira y reemprendemos la marcha. Llegamos hasta los muelles, en la parte baja de Gotham.

Él avanza, sentándose en el borde y yo reviso mi teléfono. Tengo varias llamadas perdidas, probablemente de la dirección de la secundaria.

Y un mensaje de Dick.

Dick: ¿Estás bien? Ese idiota sobrepasó todos los límites. Dime dónde están e iré a buscarte.

Mi corazón late más fuerte ante su preocupación por mí. Cada vez estamos más cerca.

Yo: No te preocupes, sólo acompaño a Jason. Todo estará bien 😉

Espero que no vaya a malinterpretar ese emoticon. Me arrepiento de haberlo usado, pero ya es tardé, él ya lo vio.

Dick: ten cuidado y no te fíes de él.

Eso último me inquieta bastante. Guardo el teléfono y voy con Jason, que parece relajarse viendo a los barcos que llegan y salen del puerto de Gotham.

Se ve tan tranquilo. Si no fuera por sus heridas y la sangre en su ropa, nadie pensaría que viene de una pelea descomunal.

—Hay que limpiar esas heridas. Creo que tengo alcohol gel y pañuelos en mi bolso.

Él cierra los ojos mientras sostengo su mentón y limpio las lesiones.

—¿Te duele mucho?

—El dolor se siente bien.

—¿Estás saliendo del clóset del masoquismo?

Intenta reír, pero su labio partido se lo impide.

—Es sólo que, si duele, vuelvo a sentir mi cuerpo y sé que existo, que estoy vivo.

—Así que por eso te peleaste, para sentirte vivo.

—Algo así.

Es como justificó sus discusiones conmigo.

—El dolor no es el único sentimiento que puede hacerte sentir vivo, el amor también.

Esta vez sí se ríe, pese al labio roto.

—El dolor es mucho más intenso que el amor, deberías saberlo, sabelotodo. Es una cuestión de supervivencia.

—Es cierto que nuestro cerebro recuerda con mayor intensidad los momentos malos, pero eso no quiere decir que sean más necesarios que los buenos. El dolor te devasta, mientras el amor te da fuerzas para continuar.

—Fuerzas ¿Eh? ¿Es así como Grayson te hace sentir?

Definitivamente.

—Algún día te sentirás así también.

—Entonces ¿Debo esperar hasta que llegue una princesa para hacerme feliz? Te contradices, sabelotodo.

—No hablo sólo del amor de pareja, sino de todo, incluso el que puede existir entre los amigos.

Un barco hace tronar su saludo de llegada y permanecemos en silencio largo rato, viendo cómo las gaviotas emprenden el vuelo, asustadas.

—Una vez dijiste que todos piensan que estoy loco, pero que nadie me lo dice porque me temen ¿Tú... También me tienes miedo?

Medito muy bien mi respuesta.

—Me asustas cuando te pones violento.

—Nunca le pegaría a una chica.

—No hablo sólo de los golpes, sino de las palabras también. A veces, tienes cambios bruscos de humor y me confundes.

—Yo... También a veces me siento confundido.

Ha llegado el momento.

—¿Como durante la presentación sobre el miedo?

Él asiente.

—Creo que... Debió ser por algún sueño que tuve. No estoy muy seguro.

Confunde sus sueños con la realidad. Esto es malo.

—¿Algo parecido te pasó con el chico que reía?

Espero no haber ido muy lejos recordándoselo, pues parece incómodo.

—No fue sólo su molesta risa, sino el otro sonido.

No entiendo de qué habla.

—El otro sonido, ese que siempre acompaña a las risas.

Con un suspiro, termina de darse por vencido. A parte de las risas, que se acabaron cuando le rompió la nariz al pobre chico, sólo escuché gritos.

No sé qué habrá escuchado, pero si lo llevó a descontrolarse de ese modo, no debe ser nada bueno.

—Jason, creo que deberías buscar ayuda. No puedes seguir así.

Se levanta abruptamente, viéndome con horror.

—¡No estoy loco!

—¡Yo no digo eso! Pero debes admitir que tampoco estás bien, mírate. Llevas la ropa manchada con la sangre de unos chicos que no te hicieron nada.

Se mira y por un momento pienso que me ha oído.

—¡Vete a la mierda!

Pasa furioso por mi lado y se sube a su motocicleta.

—¡Jason, espera!

Enciende el motor y acelera, dejándome atrás.

Creo que lo arruiné todo. 

********************************************************************

¿Cómo ayudar a quien no quiere nuestra ayuda?

¡Gracias por leer!

Sobre tus alas [Jason Todd]Where stories live. Discover now