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Señor y señora Potter.
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Jane se sentía completamente colapsada, estudiaba todos los días y noches. La boda era un tema aparte, pues sus amigos se estaban encargando de ello. James no se quedaba atrás, sólo que según él, ser Auror es mucho menos agotador. En estos precisos momentos, la futura Potter yacía en unos de los sofás de la biblioteca de su casa con James, releyó el capítulo unas diez veces y seguía sin comprender.
James llegó hacia ella y puso las manos en sus ojos, Jane sonrió al sentir las cálidas manos de su prometido.
– ¿Qué te parece si jugamos un juego, fosforito? –James levantó a la pelirroja del sofá, se sentó y luego la sentó en sus piernas.– ¿Verdad o reto?
– Verdad –Jane mientras jugueteaba con el cabello de James.
– ¿Cuántas horas has dormido esta semana? –Jane llevó ahora su atención al azabache.
– Cambié de opinión. Reto.
– Ve a dormir –James se cruzó de hombros y reprochó a Jane con la mirada, estaba preocupado por la salud de su pelirroja.– no quiero que te estreses antes de que nos casemos.
– ¡Estoy leyendo y...! –el chico de anteojos redondos posicionó uno de sus dedos en los labios de la chica pecosa.
– ¿Al menos has entendido algo? –silencio– Ven, vamos a dormir, princesa.
(...)
Jane se sentía realmente aliviada, había ps adoro sus exámenes con éxito, era sin duda la mejor de su generación. Se sentía lista para comenzar a planear la boda, aunque sus amigos ya habían hecho la mayor parte. Se encontraba en una famosa boutique de Londres, Rose la había llevado a aquel lugar, a pesar de los regaños de la pelirroja.
– ¡Es demasiado costoso, Rose! –se quejaba la pelirroja mirando los precios, la rubia rodó los ojos con molestía.
– Jane Elizabeth, por quinta vez, ¡Yo te regalaré el jodido vestido! –la pelirroja infló las mejillas con fastidio y maldijo a la rubia por lo bajo, mientras seguía buscando vestidos.– ¿Qué te parece este?
