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La graduación y ¿Señora Potter?
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Finalmente llegó el día en que los alumnos de séptimo año debían dejar el castillo. El alumnado de séptimo año recorría el castillo con nostalgia, cada rincón tenía un significado especial para ellos, muchos deseaban haber aprovechado más el tiempo en aquel mágico lugar. El grupo de amigos no era ajeno al sentimiento, Jane se mostraba más sentimental que de costumbre. Hogwarts era un hogar para ella, todo lo que soñó alguna vez, lo consiguió en este antiguo castillo, aquí conoció a la verdadera magia: el amor. Había soñado con este momento y siempre lo sintió tan lejano, que no se dio cuenta cuando ya era el día de decir adiós. Nuestra protagonista se había decidido como sanadora, siempre soñó con ayudar a los demás y de alguna manera, aquella profesión la acercaba a lo que aspiraba a ser. James y Jane, como Premios Anuales, eran los encargados de organizar la fiesta que se les brindaba a los alumnos, junto a lo prefectos. La feliz pareja iba a organizar la mejor graduación que se haya visto en el mundo mágico; alcohol y música muggle.
No todo era felicidad, Jane sabía perfectamente que su padre no querría venir y eso la hacía sentir realmente sola, pero ¿Qué más da? Él sería quien se lo perdería.
– ¿Está bien así? –Rose se miró al espejo por décima vez. Llevaba un lindo vestido gris, según ella, para hacer juego con los ojos de su novio, Sirius. Ambas chicas estaban en la habitación de los merodeadores, quienes ya se encontraban listos.
– Rose, te ves perfecta –le sonrió Jane a su mejor amiga y no evitaron abrazarse con fuerza, ambas intentaban no llorar pero la emoción del momento era mucho más fuerte.– Nos seguiremos viendo, ¿Verdad?
– Claro, pelirroja. No te librarás de mí tan fácil –la rubia sonrió de lado y se alejó de su amiga. Jane llevaba un vestido rojo carmesí que acentuaba su cintura, su cabello lo dejó suelto y con una pequeña diadema en este.– ¿James y tú darán el discurso?
– ¡Ni me lo recuerdes, nunca me había sentido tan nerviosa en mi vida!
– Y eso que no sabes de la sorpresa... –murmuró Rose por lo bajo, pero Jane logró escucharla, la rubia se regañó internamente por abrir su boca.
