XXXV

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San valentín.

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En Hogwarts había una tranquilidad envidiable. Los alumnos de séptimo estaban nerviosos y ansiosos, pues cada vez se acercaban más a la fecha destinada para realizar los ÉXTASIS. Rose, Jane y Remus eran parte de esos alumnos, no salían de la biblioteca y las chicas apenas pasaban tiempo con sus respectivas parejas, pero eso no evitaba que James y Sirius las fueran a ver de vez en cuando (Rose los corría cuando comenzaban con sus boberías). Lily Evans fue duramente castigada por Dumbledore y Mcgonagall, la última no podía creer que una alumna tan inteligente como ella pudiera rebajarse de tal manera. La pelirroja Evans estuvo a punto de ser suspendida, pero Jane sintió lástima por ella y lo impidió, Lily le pidió las respectivas disculpas a los afectados y no ha vuelto a molestarlos desde entonces.

Era 14 de febrero, 1978. Día de los enamorados y del amor en general.

Jane consideraba que era un día netamente comercial, y a la vez, era bastante aburrido, no le agradaba mucho los adornos melosos en Hogwarts. Era sábado y los alumnos tenían la salida a Hogsmeade, todos tenían planeado salir con sus respectivas parejas o con la persona que les gustaba, pero los merodeadores tenían planeado salir todos como el grupo de amigos que eran. James, Sirius y Jane no querían dejar solos al resto de los merodeadores, de todas formas, era el día del amor, ¿No? Y ellos se amaban.

Pidieron cervezas de mantequilla y brindaron por ellos, por su amistad y porque apenas salieran del colegio, todo cambiaría. Nadie sabía qué era con exactitud lo que se venía, nadie sabía si al salir de Hogwarts, podrían cumplir sus sueños, de lo único que estabam seguros era de que seguirían juntos: sin importar las adversidades que el destino tenía para ellos.

– ¿Qué quieren hacer cuando salgan de Hogwarts? –habló Rose llegando con la segunda ronda, esta vez con hidromiel.

– Nos casaremos y formaremos una familia... –habló James en tono soñador, todos lo quedaron mirando y luego de un largo silencio, se largaron a reír– Mi sueño es ser Auror, creo que cuando tengamos nuestros sueños concretados podríamos pensar en dejar pequeños pelirrojos con miopía en el mundo.

– ¿Quién dijo que quiero casarme contigo, Potter? –Jane lo miró con incredulidad.

– ¿Quién dijo que me refería a ti? –James bebió de su hidromiel y Jane le dio un codazo amistoso, todo el grupo de amigos rió.

– Aún no me decido, Dumbledore cree que sería una excelente Auror, pero no lo sé –Jane se encogió de hombros y miró a sus amigos esperando que respondieran también.

– Nosotros viviremos la vida loca, compraremos una casa rodante y recorreremos el mundo, ¿Verdad, rubia? –Rose rodó los ojos y metió una empanada de calabaza en la boca de Sirius– Gafias, Amog.

Escribiré mi primer libro, ¿No sería fantástico? –Rose tenía una mirada soñadora y algo encantadora. La rubia tenía unos borradores sobre una novela que estaba escribiendo, no dejaba que nadie la leyera hasta que estuviera terminada.

– Aún no lo he pensado del todo... –susurró Peter mirando fijamente a su bebida.

– ¿Y tú, Remmie? –todos miraron a Remus interrogantes, este se encontraba cabizbajo.

Era bien sabido que los hombres lobos eran igual de repudiados que cualquier criatura mágica que alterara la sociedad de magos. Remus Lupin podría tener las mejores calificaciones, los mejores resultados en sus ÉXTASIS y aún así no conseguiría un puesto importante en el ministerio. Ni siquiera sabía si podía trabajar como un mago común y corriente.




(...)


Los merodeadores y Rose se encontraban en la habitación de los chicos, luego del incidente con Evans, las chicas no quisieron volver a pisar esa habitación. Según los cálculos de Jane, debían ser las 5 am, aproximadamente, no podía dormir, por lo que comenzó a zamarrear a un somnoliento James.

– Jamie, Jamie... –murmuraba mientras seguía moviéndolo, el azabache abrió sus brillantes ojos y la miró desconcertado.

– Déjame dormir, mujer... –la miró con el ceño fruncido y la atrajo hacia su pecho desnudo, intentando impedir que lo siguiera moviendo.

– No puedo dormirrr –se acomodó en el
pecho de su novio y comenzó a acariciarlo, James soltó un gruñido.

– Si no quieres despertar a mi amiguito, no sigas haciendo eso... –susurró con los ojos cerrados, aún. Jane comenzó a bajar su mano hasta llegar al bóxer y empezó a acariciar el miembro ya erecto de su novio.– Ni siquiera hemos silenciado la...

Jane no lo dejó terminar de hablar y lo besó, era un beso húmedo y con apuro. James no tardó en posicionarse sobre su novia, repartió besos por su cuello. La pelirroja tenía incontables pecas al rededor de su cuerpo y James quería besar cada una de ellas, sin precipitaciones.

– Te amo, Jane –la pelirroja sonrió y en respuesta tomó sus mejillas, besándolo y jugando con la lengua de su novio, expresando así que el amor que sentía el miope era mutuo.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora