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La pelirroja de James y ¿El tío de Sirius murió?
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–¿Tu pelirroja? ¿A qué te refieres?–Susurró.
James quitó el brazo de los hombros de su mejor amiga y se acomodó mejor para mirarla. Los penetrantes ojos de la chica lo miraban con confusión. James pensó que eran los ojos más hermosos del planeta, del mundo mágico y ¡Godric! sus pecas eran las más hermosas del universo, era como si tuviera miles de estrellas bajo sus ojos. El chico suspiró. La pelirroja era demasiado para él, y quizás Lily era la indicada. O la segunda opción. ¿Por qué debía ser tan idiota? James sabía que Jane era feliz con Eric. Y James sabía que él jamás llegaría a ser como Eric.
– Digo, si fueras Lily, ¿Crees que serías mi pelirroja?
Jane cerró los ojos con fuerza y desvió su mirada hacia el fuego.
–No lo sé, James. ¿Por qué no mejor se lo preguntas?–Masculló mientras se levantaba.–Buenas noches.
James quitó sus anteojos con fuerza y los lanzó al suelo, pasando las manos por su cara desesperadamente. ¡Era un Gryffindor! ¿Por qué no era lo suficiente valiente para decirle a la chica que quería sus sentimientos?
Jane se sintió como una completa estúpida. De todos modos, siempre supo que Lily era la pelirroja de James.
(...)
–Sirius, ¿Se puede saber qué haces despierto a esta hora?–Murmuró un somnoliento James.
Sirius se encontraba frente a él con una gran sonrisa.
–¡Estoy realmente feliz! ¡Creo que hasta podría besarte!
–Ay, Canuto. Ya hemos hablado de eso –Tomó sus gafas y se las puso.– ¿Por qué estás tan feliz?
–¡Mi tío murió!
–Eres un desgraciado. ¿Eso te hace feliz?
–¡Me dejó toda su fortuna! ¡Soy rico de nuevo!
James abrió los ojos como platos, se abalanzó a Sirius y comenzaron a saltar de la felicidad.
–Somos ricos, somos ri...–Peter les lanzó una almohada y se giró para seguir durmiendo.– somos ricos, somos ricos –Susurraron sin dejar la emoción de lado.
–Eso amerita una celebración, ¿No, Canuto?
–Me has leído el pensamiento, Cornamenta.
Bajaron "sigilosamente" por las escaleras.
–Hola, Sirius.–Le sonrió Jane a su mejor amigo. La pelirroja había aparecido de la nada.
–¿Sirius, dónde? es sólo... Un jarrón –James intentaba disimular al chico de ojos grises detrás de un feo jarrón. La pelirroja enarcó una ceja.
–Hola, Jane. –Sirius asomó la cabeza por el jarrón y le sonrió.
–¿A dónde iban, querubines?
–A dar una vuelta. El tío de Sirius murió. Es increíble, ¿No?
–Tienes tan poco tacto, James. –Jane rodó lo ojos– De todos modos, quiero ir.
–No, no. Sólo chicos.
–Qué exagerados –Rodó los ojos– Los espero en la motocicleta de Sirius. ¡Nos vamos de putas!
James y Sirius se miraron entre sí y siguieron a la pelirroja. Los tres se subieron a la motocicleta de Sirius; Jane iba en el pequeño asiento extra con unos lentes que hacían ver sus ojos extremadamente grandes.
Eran las 3:00 am, por lo que no había mucha gente a parte de aquellos que iban a fiestas.
Sirius iba a toda velocidad y está de más decir que se había pasado más de una luz roja. James iba riendo como loco lleno de felicidad, mientras que Jane reía para evitar pensar en las posibilidades que tenían de morir.
–¡Sirius, ya baja la velocidad, no es divertido!–Gritó Jane.
–¡Nunca lo fue, nos están siguiendo unos mortífagos!
