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La orden del Fénix.
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- ¿Q-Qué? ¿C-Cómo es que volvió el sin nariz? -logró salir de su trance la pelirroja, mirando a sus amigos aún más preocupada que antes.
- Al parecer, se hizo más fuerte -suspiró Sirius y se sentó en la cama de su amigo Remus.
- ¡Esto debe saberlo Dumbledore!
- Ya lo sabe, él nos lo dijo -James se encogió de hombros.
- ¿Por qué se lo diría a los alumnos más revoltosos de todo Hogwarts y de su generación completa? -Jane ladeó la cabeza.
El resto de los merodeadores suspiraron.
- Como sea, Dumbledore te espera en su despacho -La chica se levantó inmediatamente de la cama, cayendo en el intento, pero se levantó con rapidez- Le gusta el chocolate.
Aún en su pijama de snitch's un regalo de James, por cierto Fue hasta el despacho de Dumbledore, dedujo que la contraseña sería chocolate. La gárgola se hizo a un lado dándole paso a la chica para que subiese por la escalera.
- Señorita Bennett, qué gusto verla aquí -el anciano le dedicó una cálida mirada a la castaña y le indicó que se sentase en una de las sillas- ¿Chocolate? -asintió y lo tomó, susurrándole un gracias.
- ¿Para qué me llamaba, señor?
- Como verás, Voldemort ha vuelto. Tu padre, Jane, fue uno de los alumnos más destacados de Hogwarts en su generación -la pelirroja sonrió orgullosa-, él está al tanto de todo lo qué pasa en el ministerio, por lo que me ha dado la autorización para...
- Profesor, con todo respeto, ¿Puede ir al grano?
- Quiere que cuando cumplas la mayoría de edad, te unas a la Orden del Fénix.
- ¿La Orden del pájaro? -lo miró confusa, él reprimió una pequeña risa.
- La Orden del Fénix es una organización secreta de magos. Fue fundada por mí para luchar contra Lord Voldemort y sus Mortífagos -Bennett se estremeció-... O como es llamado popularmente, el que no debe ser nombrado.
- No es eso, señor. No le temo a un nombre -confesó- ¿E-Está seguro que me quieren ahí?
- Claro, querida, a menos que tú no quieras, no te obligaremos a nada -la miró a través de sus gafas de medialuna.
