Capítulo 46

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La cena transcurrió tranquila y, por primera vez, Harry dejó que el personal de su casa comiera con nosotros, para celebrar que su primer hijo estaba en camino. Incluso les había dado permiso para brindar con dos de las botellas de vino más caras que tenía en la despensa. Brindaron todos, menos yo, que simplemente tenía un vaso de agua. Pero no me importó.

Aún estaba un poco inquieta por la incertidumbre de saber de cuánto tiempo exacto estaba, para saber con cuánto tiempo disponíamos para preparar la llegada de nuestro primer hijo.

Harry estaba muy animado, apenas apartaba la mirada de mí mientras comía y me sonreía. La promesa en sus palabras de antes me tenía juntando las piernas en anticipación. Daba gracias de que el vestido era lo suficientemente largo como para que nadie viera lo que estaba haciendo.

Eso, hasta que sentí un pie ascendiendo por mis tobillos. Se me resbaló el tenedor entre los dedos hasta que cayó en el plato, causando un estruendo, pero gracias a que el murmullo en la cocina era lo bastante alto como para disimularlo, de forma que no muchas cabezas se giraron en mi dirección para saber qué había pasado.

—Come —me sorprendió diciendo Harry. Su pie no dejaba mi tobillo, ascendiendo lentamente por mis piernas hasta que estuvo casi a la altura de mi rodilla. Estaba casi sin respiración, no sabiendo qué hacer. Si seguía subiendo no sería capaz de quedarme en silencio. Quería pensar que pararía en cualquier momento, pero no lo hacía.

Volví a coger el tenedor con pulso firme, inhalando aire profundamente, intentando calmarme. Si conseguía comer todo lo del plato sin hacer ningún ruido sospechoso, me daría por afortunada esta noche. 

Intenté seguir el ritmo de la conversación, pero me di por vencida cuando hablaron de temas de los que no sabía y el pie de Harry seguía distrayéndome de todo y todos.

Sentía su mirada sobre mí y su pie seguía divagando entre mis piernas y ascendiendo. Mentalmente rezaba porque a nadie le diera por mirar debajo de la mesa. No quería que me vieran en esta situación tan vergonzosa e íntima.

Cada vez que cogía comida del plato con el tenedor y la llevaba a mi boca, le devolvía la mirada a Harry y él me sonreía con dulzura, recompensándome con más caricias debajo de mi vestido, que pude ver de un rápido vistazo que estaba subido casi a la altura de mis muslos. Llegó un punto en el que comía sólo por sentir sus caricias sobre mí. Y, casi sin darme cuenta, me había terminado el plato que me habían servido.

Separando las piernas levemente para darle acceso más fácilmente, sin apartar la mirada de él, vi cómo su sonrisa abandonaba su bonito rostro y su nariz se ensanchaba para respirar profundamente. Entendí, por esa reacción, que le estaba excitando. Estaba segura de que podía sentir el calor que emanaba de mi piel. 

—¿Has terminado? —Me preguntó en un tono bajo, no queriendo interrumpir la conversación del personal, que hablaban ajenos a nosotros dos, que estábamos sentados juntos cerca de una de las esquinas de la mesa, él presidiéndola y yo a su izquierda, casi opuestos.

Asentí en silencio, mientras dejaba los cubiertos encima del plato tal y cómo me había enseñado. Cuando llegué no era más que una moza de clase obrera, pero gracias a Harry disfrutaba de unas comodidades que jamás habría pensado en disfrutar en Francia.

Se levantó él primero, captando la atención del personal que seguía comiendo y enfrascado en la conversación. Me fijé en cómo algunas se habían levantado para quitar el plato de Harry de la mesa y limpiar, y, cuando me levanté yo apoyándome en la mano que él me había ofrecido, otra de ellas quitó mi plato.

Una vez que salimos del comedor, después de unos segundos por el largo pasillo hasta llegar al primer escalón, Harry me enganchó los brazos alrededor de su cuello y me ayudó, subiendo mi vestido un poco y empujándome por los muslos, para que enganchara mis piernas alrededor de su cintura.

Una vez que me tenía sostenida en sus brazos, empezó a darme besos húmedos por el cuello, haciéndome cosquillas.

—Espero que sepas que esta noche no vas a dormir, te deseo tanto, Sienne.

Una nota rápida: esta historia tendrá un epílogo, pero seguiré subiendo pequeños one shots de vez en cuando. No me siento preparada para dejar ir la historia de Sienne y Harry.

Little Beauty [h.s.] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora