Capítulo 10

8.1K 504 25
                                    

Dije que sí asintiendo con la cabeza y él no tardó en darme una escueta sonrisa y pronto sus labios tomaban los míos con intensidad. Me gustaba mucho cómo besaba y no me importaría en absoluto si pasara días y días haciéndolo, aunque después me dolieran los labios del incesante roce y choque de lenguas.

Sus manos se movieron por mi cuerpo hasta que empujó mis dos brazos por encima de mi cabeza y agarró firmemente mis manos, dejándome inmovilizada. Sus rodillas empujaron mis piernas a ambos lados para recolocarse entre ellas e instintivamente rodeé sus caderas, apoyando mis tobillos en la parte trasera de sus muslos, empujándolo hacia mí inconscientemente.

Movió sus labios hasta mi cuello, donde pareció encontrar un punto perceptiblemente más sensible, haciéndome casi delirar bajo su cuerpo.

—Por favor, papi —le supliqué entre suaves gemidos y suspiros.

Levantó la cara de mi cuello y me miró, mientras respiraba pesadamente.

—¿Quieres que papi te folle? —Me sorprendió preguntando. Mis labios se entreabrieron por el impacto de sus vulgares palabras, pero no me importó tanto como debería haberlo hecho. Mi cuerpo respondía y se sometía ante él de una forma inexplicable.

—Por favor —fue mi respuesta. Sabía que no le gustaba repetirse y no quería hacerlo enfadar. No en estos momentos, y preferiblemente, nunca más.

—Buena chica —complimentó. Seguidamente, empezó a moverse de una forma que habría hecho sonrojar hasta a un marinero.

Colocó su miembro sobre mi feminidad, a lo que no me pude resistir a mirar –no sin sonrojarme como un tomate–, y meció sus caderas creando una fricción que me hizo suspirar y dejar caer mi cabeza hacia atrás hasta que casi no podía mantener los ojos abiertos del puro éxtasis que sentía.

—Si te gusta esto, cuando papi empiece contigo no querrás dejarme nunca —decía entre gruñidos y gemidos que solo me hacían disfrutar más.

—Por favor —suplicaba, pero aún no sabía qué era lo que estaba pidiendo exactamente. Quería pensar que él sí lo sabía. Que me entendía. Y sabría complacer mi cuerpo.

Mi madre jamás aprobaría esto. Lo sabía. Como la mayoría de la gente, había sido criada con unos valores que no aprobaban relaciones fuera del matrimonio. Mi primer deber era procrear y no obtener placer, pero el Sr Styles no parecía ser así. Cosa que me sorprendía por lo estricto que era y la gran cantidad de normas que tenía en la casa.

Lo sentí moverse y levanté la cabeza para mirar qué estaba pasando, cuando vi que me miraba a los ojos y tenía la mano en su miembro, moviéndolo a su antojo sobre mí.

—Abre tus piernas para mí, Sienne, que papi ya no puede aguantar más —susurró con voz y tono bajos, suaves.

Hice lo que me pidió y lo sentí empujar en mí, haciéndome tensar porque no sabía qué pasaría. ¿Dolería? ¿Se sentiría bien?

—Relájate y deja que papi te haga sentir bien.

Tragué saliva y le dejé hacer. 

Little Beauty [h.s.] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora