Capítulo 42

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No tardé en encontrar a Margareth. Estaba en la despensa organizando y cogiendo botes para ponerse a preparar la cena en cualquier momento. A pesar de que apenas había comido, no tenía el estómago muy en condiciones para comer. Los nervios y las dudas me estaban carcomiendo. 

Margareth dio un sobresalto cuando me vio, casi dejando caer un gran tarro de cristal que llevaba en las manos. Le pedí disculpas tímidamente y me senté en una de las sillas que había alrededor de una mesa, en medio de la cocina. Los nervios me comían por dentro, no sabía si este era un tema que debía hablar con ella, pero no sabía con quién más podría hablarlo.

—¿Has visto algo en el vinagre? Es pronto aún —dijo mirando el reloj que colgaba en la pared de la cocina, por encima de sus cuadernos con sus recetas que reposaban en un estante. Negué con la cabeza, apartando la mirada, replanteándome si debería decirle algo o no. Grace era su hija y, por mucho que yo fuera alguien importante para el hombre que le daba el trabajo y el hogar, ella la defendería por encima de mí sin duda.

Ella se sentó en una silla a mi lado, poniendo una mano sobre la mía suavemente, como si no se atreviera casi a tocarme, pero la miré mientras sonreía débilmente, dándole así mi aprobación silenciosa.

—¿Es por el señor? ¿Tenéis problemas? —Me preguntó suavemente, las arrugas de su cara acentuándose levemente mientras fruncía el ceño, preocupada. Negué con la cabeza con más rapidez que antes, suspirando.

—Es Grace, su hija —le confesé, esperando que no se enfadara—, usted me dijo que estaba enamorada de Harry —ella asintió despacio, tal vez comprendiendo cuál era mi pregunta.

—No se tiene que preocupar por ella, señorita —me tranquilizó, moviendo suavemente su pulgar sobre mi mano—. Ya le dije mucho tiempo antes de que usted viniera de que el señor estaba lejos de su alcance y que se olvidara de él.


Little Beauty [h.s.] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora