Capítulo 40

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Un rato después, me estaba recolocando el vestido. Harry me había hecho beber agua suficiente como para orinar una semana. Él no quería esperar a hacer la prueba y, mucho menos, quería esperar a que yo tuviera ganas de ir. Decía que quería estar presente en todo momento, pero también tenía mucho trabajo que hacer, así que estaba más impaciente que yo. Me había observado todo el rato, yo realmente incómoda y se lo había hecho saber.

—Sienne, vivimos juntos, dormimos juntos, hemos hecho de todo juntos —me había dicho con una sonrisa pícara y oscura jugando en su cara, que me hizo ruborizarme hasta la punta de los pies—. No hay nada de ti que no haya visto, ¿y te da vergüenza que te vea así? —A él le parecía muy graciosa esta situación.

No le respondí mientras acababa de orinar en el recipiente limpio que me había tendido Margareth. 

Cuando ya me hube arreglado la ropa en su sitio, con la ayuda de Harry, me senté porque me sentía realmente cansada, a pesar de no haber hecho nada en toda la mañana. Él estaba sentado a mi lado, acariciándome la mejilla mientras me preguntaba si estaba bien. Sabía que tenía mucho trabajo y no quería que perdiera tiempo por mi culpa.

—Estoy bien, es solo un mareo —le dije con voz suave mientras ponía mi mano encima de la suya—, puedes irte a trabajar, pero esta noche te necesito entero para mí —le confesé. Estaba segura de que él había notado la desesperación en mi voz, pero no me molestaría en ocultarla. Desde la noche en la que, entre sollozos, le confesaba que no estaba embarazada, había estado distante conmigo. Ya no me despertaba con besos y caricias por las mañanas y de noche sabía que no dormía conmigo. Su lado de la cama estaba siempre intacto y las sábanas muy frías.

Lo necesitaba como antes, y esperaba que él a mí, también.

Little Beauty [h.s.] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora