Capítulo 17 - Tres películas

7 1 0
                                    

Incliné la cabeza hacia la derecha, basculé mi cuerpo hacia el mismo lado y esperé medio segundo: un golpe que Daa suponía letal, traicionero e inesperado, pasó rozando mi oreja izquierda. Resultado: indemne y yo ni siquiera estaba nervioso.

Di un paso al frente y otro porrazo tanteó mi cogote.

Me moví a la izquierda y me giré hacia la derecha. El puñetazo cargado de hierro del hombre de la máscara sólo atravesó el viento y mi mano se entretuvo arrancándole esa ridícula máscara de papel maché. Un poco antes de verle su verdadero rostro, ya intuía lo que encontraría. De todas formas, a cualquiera le sorprendería encontrarse una verdadera cabeza canina en un cuerpo humano.

—Haces honor a tu condición de contracorriente —replicó Daa al tiempo que recogía su fédora, uno que no le quedaba nada mal a su aspecto animal—. Igualmente, ¿por qué no me devuelves los golpes? Desde mi punto de vista, ya habrías tenido la oportunidad de darme tres o cuatro golpes mortales.

—¿Y tú querías que te los diera? —le señalé a Bellatrix que comenzara a caminar hacia el bosque en la falda del monte—. Parcuelso te habrá dicho cuál es mi dominio y tú te habrás creado varios planes para contrarrestar mi manía para evitar cualquier daño. Pero deberías saber que yo también te tengo calado a ti.

—¿Oh? ¿Lo dices en serio? —Daa se quitó la americana y la lanzó al aire. No llegó a tocar el suelo: desapareció prácticamente cuando la soltó—. ¿Dices que me vas a dar juego?

Sonaba agresivo y, sin duda, desde que se quitara la prenda, ya daba a entender que iba muy en serio. El primer ataque frustrado era sólo un tanteo. Imaginé que ni siquiera esperaba que le tocara la máscara de papel maché. Pero ahora que había superado todas sus expectativas, pude ver su segundo recurso a mano: un revolver preparado bajo su brazo izquierdo. Ahora que lo descubría, era como si declarara a gritos que lo utilizaría contra nosotros.

Sin embargo, sabía que no lo iba a usar de inmediato. No porque quisiera jugar con nosotros, que también, sino porque sabía que no utilizaba esa arma de fuego a la ligera. A pesar de su aspecto frívolo, más digno de una caricatura que de un terrorífico asesino, Daa era mortalmente serio. Lanzaría provocaciones, contaría chistes, mentiría como un bellaco y, sin perder la sonrisa, nos desollaría ya a tiros, ya golpes con esa porra de metal. Intuía que era viejo, mucho, y por ello ya "sabía" que le sobraba experiencia como para asumir que casi todas sus batallas estaban ganadas de antemano.

Pero yo ya tenía mis planes bien orientados.

—Juego, no sé —repliqué con altanería—. Quizá te haga vivir tres películas —giró la cabeza, extrañado, mientras me daba la vuelta y rompía a correr—. ¡La primera, "El fugitivo"!

Bellatrix casi arrancó al mismo tiempo que yo y, antes de que Daa pudiera hacer nada, ya nos habíamos metido entre los árboles del bosque. Eso no iba a detener a alguien tan curtido como él, pero era parte de mi plan pasar por allí.

—¿Te refieres a esa película...? —justo delante de nosotros, esperándonos apoyado en un árbol, estaba Daa— ¿...en la que un poli siempre acertaba dónde estaba el fugitivo del título?

Lo evitamos sin dejar de correr y nos adentramos más aún en el bosque. Bellatrix no estaba nerviosa porque yo no lo estaba. Sentía perfectamente lo que yo, por lo que sabia que, de momento, la reaparición de Daa entraba en mis planes.

Me agaché de golpe y pasé a toda velocidad bajo la brutal porra de nuestro adversario que se estrelló en un tronco que astilló de un lado a otro por su simple fuerza bruta.

—Cuando un ser humano sólo puede correr hacia delante... —otro golpe, en teoría imprevisto, trató de acertarme en una pierna, con nulos resultados— ...hasta el más tonto de los ratones sabrá a dónde va a ir —como si fuese un fantasma, volvió a aparecer delante de nosotros, con un pie preparado para estamparse en mi rostro. Falló de nuevo y, nosotros, los fugitivos, continuamos nuestra carrera.

Dominios mancilladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora