Capítulo 25

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Narra Clara

—Vamos chicos—grite para que apuraran más el paso y subieran a los autos— regreso el domingo mamá.

—Por favor tengan cuidado y cuídense mucho todos—nos advirtió mirándonos— podrán ser hijos del mismo presidente y aún así les pediría que se cuidarán, apenas conocen a estos chicos.

—Tranquila tía Lauren, las vamos a cuidar—le hablo Santiago sonriendo en grande.

—Bien, vayan—nos despedimos de todos nuestros padres para después subir a los autos, subí al copiloto con Emilia manejando, detrás de nosotros iban Nia y Santiago y después iban Eva y Daniel, hicimos una seña con la mano en forma de despido y puso el auto en movimiento.

—Mire la forma en la que mirabas a Nia, ¿todo bien?—le pregunté después de unos cuarenta minutos en ir por la carretera.

—Si, todo bien—me hablo sin dejar de ver el camino— después te cuento, solo te diré que puede ser un fin de semana muy movido.

—¿Movido de que forma?—giro unos segundos a verme y me reí ante su rostro.

—No seas mal pensada Clara Vanessa—negue riendo.

—Ya bien, ¿de que forma?—le pregunté sin doble sentido.

—De que puede ver discusiones en el grupo—la mire confundida ante su respuesta.

—¿Que harás Emilia?—ella negó.

—No es por mi, hablo de Nia—baje el volumen de la música para poder escucharla mejor, me acomode en el asiento sin quitar mi cinturón— está segura de que quiere a Santiago, le gusta—asentí para que siguiera— pero está sintiendo cosas por otra persona.

—¿Que?—le pregunté confundida— wow, quien lo diría—ella asintió a mi respuesta— ¿y quién es esa persona?—ella me miró mordiendo su labio para después regresar la mirada a la carretera— dime, ¿quién es?

—No lo vas a creer, es nada más y nada menos que—guardo silencio mirándome mientras se detenía en la mansión de los Newhouse— Selene—abrí mis ojos sorprendida.

—¿Estás jugando verdad?—negó mirando como nuestros amigos salían de los autos.

—Salgamos—me hablo quitándose el cinturón, salió del auto y abrió mi puerta para que saliera, de los asientos de atrás tomo nuestros bolsos donde llevamos nuestra ropa, tomo mi mano y empezó a caminar hacia la entrada de la mansión.

—Creo que aquí Selene tenía razón, si nos hubiera dicho humilde casa nos hubiéramos sorprendido—mire hacia Santiago que estaba hablando mientras caminaba de la mano de Nia, suspiré al saber que mi mejor amigo sufriría, tocamos el timbre de la mansión y en segundos una señora vestida con un uniforme nos abrió.

—Adelante, pasen—nos abrió más la puerta dejándonos pasar, abrí mis ojos sorprendida ante la vista.

—Adelante, pasen—nos abrió más la puerta dejándonos pasar, abrí mis ojos sorprendida ante la vista

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Lover (Claemil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora