CAPÍTULO 25 TRATO HECHO

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También recordó cuando después de mucho pensarlo decidió aceptar su oferta, él y Miguel lo habían hablado largamente, ambos deseaban hacerlo, ese ambiente no era algo que ellos hubiesen escogido, habían nacido en él, el padre de Miguel había sido el segundo al mando del padre de Lorenzo y los hijos habían continuado con ese legado, quizás al principio les hubiese parecido bien, les gustaba, era natural para ellos, habían crecido y vivido en ese medio, rodeados de violencia, de crímenes, de disputas por el territorio, pero ambos se habían dado cuenta de que existía algo más que eso, que ya no deseaban continuar en ese ambiente y que les sería imposible salir a menos que fuera muertos. Sin embargo, con Santiago se les habría esa posibilidad, podían cuando menos intentar ser libres, sabiendo que no era imposible, así que, sí, había aceptado la propuesta de él y se había aventurado a trasladarse a su rancho, después de todo tenía una invitación para la boda de Damián su hermano y de Laura, de hecho eran dos, Santiago y Damián habían tenido el detalle de enviarle una también a Miguel, aunque era innecesario, ya que Miguel como su escolta podía pasar con o sin invitación, pero ellos lo habían hecho demostrando que no lo consideraban como un empleado de Lorenzo, sino como un amigo también.

Recordó como nada más llegar fueron trasladados hacia la oficina de Santiago, apartados del bullicio de la boda.

_ ¿Y bien? - había preguntado Santiago mirándolo con expectativa.

_ Tu más que nadie sabe que no puedo desligarme de lo que soy tan fácilmente. - lo había mirado serio. _sin embargo, por razones que no voy a decirte, deseo hacerlo y esta oferta me abre las puertas, pero no puedo hacerlo dejando sin más lo que tengo en mi tierra, necesito seguir con aquello, e irme desligado poco a poco. Si mi gente sabe de ésto perderé autoridad y respeto y no se diga mis socios, mi vida no valdrá nada, a menos que antes les demuestre quien soy y que ellos sigan creyendo que sigo en el negocio, así como tú lo has hecho y como Aureliano lo está haciendo.

_ Por supuesto, puedes contar conmigo. - había dicho Santiago. _podemos empezar en cuanto tú lo digas, mi gente estará lista y disponible, y sobre todo tenemos que ser sumamente discretos en nuestras futuras reuniones. Tienes que pensar muy bien en quien puedes tener la absoluta confianza como para manejar estos asuntos o tu vida no valdrá nada.

Lorenzo había asentido, sabia en lo que se estaba metiendo y ciertamente no podía confiar en cualquiera, pero ya tenía a un grupo de hombres que sabía no lo traicionarían y que sabía que recibirían gustosos ese cambio de actividades, ¿el principal?, Miguel, su mano derecha.

_ Entonces tenemos un trato. - se había incorporado Lorenzo tendiéndole la mano a Santiago.

_ Lo tenemos. - había contestado él estrechando la suya.

Luego habían brindado los cuatro.

Cada uno conscientes de que una nueva etapa en su vida se abría en esos momentos, unos para bien y otros sabiendo que empezaba una lucha sin cuartel, pero esperando de corazón que a la larga fuera para bien.

Después de la reunión Santiago los había invitado a él y a Miguel a reunirse en el festejo antes de que los novios se marcharan.

Ahora a la vuelta de varios meses, esto se estaba haciendo realidad.

Recordó que en ese entonces él había visto a los novios felices y recordó su propia boda, la de él no había sido como la de ellos, los invitados habían sido escasos por ambos lados, no había habido vestido de novia como tal, ella había usado uno común, de color blanco, que le sentaba estupendo, porque ella se veía hermosa con lo que se pusiera, la boda había sido por el civil y había terminado tan rápido como empezó, los invitados disfrutaron de un brindis y una cena, eso había sido todo. No pudo dejar de pensar en lo corto que había sido su matrimonio y en cuanto la extrañaba, como anhelaba que en esos momentos ella, se encontrara a su lado, compartiendo su alegría de por fin tener una esperanza de libertad la cual deseaba compartir con ella, pero no había sido así y él y Miguel se habían regresado esa misma noche.

Ahora pensó con satisfacción, estaba a unos días de dar un nuevo giro a su vida y ella estaba a su lado, le había hecho algunos comentarios muy vagos al respecto, como que se avecinaban cambios y que le gustaría que ella lo apoyará, pero no había mencionado nada en concreto.

Ahora tenía que hablar claro con ella, esperaba no asustarla y provocar que se alejara de nuevo de su lado, o ¿sería, quizás esa la causa, de su ensimismamiento y su preocupación?, que estuviera pensando en lo que él le había comentado al respecto?

Tenía que averiguarlo.

*****
Después de afinar algunos detalles con Santiago, éste se marchó.

Lorenzo buscó entonces a su esposa. La encontró caminando a la ribera del río que cruzaba su propiedad.

_ Te he estado buscando. - dijo acercándose a ella y abrazándola por detrás. Aun no se acostumbraba al hecho de poder acercarse a ella sin ser rechazado, y lo hacía con cautela, ella era su única debilidad, la única que lograba bajar sus defensas, la única a la que amaba y amaría, siempre.

_ ¿Quieres que regresemos a casa? - lo miró interrogativa.

El la volvió hacia sí, no podía resistirse a su mirada, a su cercanía, a su aroma. Depositó un tierno beso sobre sus labios, luego la separó.

_ No. - dijo conduciéndola hacia un lugar cómodo en donde tomar asiento. - necesito que hablemos.

La condujo hacia ungrupo de árboles"

EL SECRETO QUE ME ATA No.5️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRAWhere stories live. Discover now