CAPÍTULO 2 ENTREGANDO SU CORAZO

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Lorenzo regresó a su rancho, estaba molesto y de muy mal humor después de que no logro dar con el paradero de Sofía.

Cuando bajó de su camioneta Miguel su hombre de confianza se acercó a él, por su expresión supo que algo pasaba.

_ ¿Sucede algo? - interrogó.

_ Tengo informes de que anoche llegó al pueblo Sofía con su tía. - dijo esperando una reacción violenta de su parte.

_ Lo sé. - dijo. _la vi.

Miguel se quedó callado, sabia lo difícil que era ese tema para Lorenzo.

_ ¿Sabes dónde se están quedando? - interrogó. Sabía que el tío de ella tenía un pequeño rancho que llevaba décadas abandonado, en él había una choza inhabitable, que se estaba cayendo de vieja, al igual que el rancho.

_ Si. - contestó Miguel. _anoche llegaron al hotel del pueblo, pero según me enteré hicieron algunas compras, y se están instalando en el rancho de su tío.

_ Bien, escucha lo que vas a hacer. - dijo sin perder tiempo. _quiero que lleves a Susan al pueblo, consíguele una casa ahí, déjala bien instalada de modo que no dé problemas, luego quiero que desocupes la casa del rancho y la acondiciones con todo lo necesario para Sofía y su tía. Lo quiero para ahora.

Miguel lo miró como si hubiera perdido la razón.

_Sé que puedes hacerlo. De lo contrario no te lo pediría. - dijo. _también quiero que te asegures de que Susan no tenga más acceso al rancho y mucho menos a la casa, asegúrate de entregarle todas sus cosas para que no tenga pretexto.

Miguel asintió y tuvo compasión de Susan, aunque no se la merecía, era de esas mujeres frívolas que sólo buscaban su propio bien y que se regocijaba haciendo sentir mal a los demás, era codiciosa e insensible y a él le agradaba saber que su jefe por fin pondría fin a esa relación,

*****
Lorenzo entró a su despacho y se sirvió una copa de vino, lo necesitaba, sentía una opresión en el pecho, el verla de nuevo había revolucionado su vida, al igual que lo había hecho cuando entro por primera vez a sus dominios.

La conoció el día en que se casó con ella, su padre Francisco Mendoza, el líder del crimen organizado más importante de esa región, le había ofrecido a su hija, habían tenido tratos en el pasado y las cosas les habían ido bien, como el mismo Francisco le había comentado, veía futuro en él y quería dejar bien establecida a su hija, incluso lo estaba contemplando como su futuro sucesor cuando el faltara, y aunque Lorenzo veía eso como una buena oportunidad, sabía que en realidad no la necesitaba, su carrera estaba ascendiendo como la espuma y en muy corto tiempo se había logrado posicionar como el segundo jefe del crimen organizado más importante, solo por debajo del propio Francisco, quizás eso era lo que el viejo estaba haciendo, asegurándose de no tenerlo como enemigo, porque si se lo proponía bien podía desbancarlo.

Lo cierto era que ese hombre le había entregado a su hija a cambio de hacer alianzas entre las dos familias y apoyarse mutuamente, él, en un principio dio por hecho que ella estaba de acuerdo con ese arreglo, pero pronto se dio cuenta de que ese matrimonio se le había impuesto y de que ella nada tenía que ver con las maquinaciones de su padre, recordó su inocencia y su nerviosismo durante la primera noche de su boda. Él no era un hombre paciente, ni romántico, de hecho era conocido por su rudeza y su autoritarismo, los que lo conocían sabían que cuando él hablaba se obedecía, que aún sí estaba equivocado, no valía ninguna réplica, su palabra era ley y se cumplía, sin embargo, ahí estaba ella tan delicada, tan desprotegida, que aunque lo deseaba no podía exigirle algo que sabía no podía darle, estaba aterrorizada quizás por la reputación que él tenía, por estar separada de su padre, de su casa, de lo que ella conocía y contra todo pronóstico ahí estaba él, sintiendo no amor pero sí compasión de ella, así que se propuso no tocarla, hasta que ella estuviera lista y fuera ella la que le indicará que quería consumar el matrimonio. No tenía idea de que esa decisión le iba a costar tanto, porque su belleza lo cautivo al instante, y con el paso de los días su personalidad, su deseo de satisfacerlo, no como las demás mujeres que conocía, ellas sabían por dónde llegarle y lo tenían fastidiado, ella no, ella era simple, sin dobles intenciones, su sencillez y su inocencia lo atraparon y pronto él, que le había advertido que no se enamorara, ahora estaba perdido por ella.

Recordó aquella noche en que le exigió que le dijera cuales eran sus intenciones respecto a su matrimonio y el deseándola tanto, tuvo que conformarse con un par de besos y enviarla de nuevo a su habitación, no quería asustarla, ni lastimarla, deseaba que ella deseara tanto como él estar a su lado y hacer de esa farsa de matrimonio algo real, algo deseado, no impuesto, algo para la eternidad, algo que ni la muerte pudiera separar.

Con tristeza recordó lo poco que duro ese matrimonio, que él esperaba durará toda la vida, para ser exacto fue un año, un año en el que su alma quedó ligada a la de ella y su corazón que nunca comprometía quedó atrapado sin remedio y ahora estaba destrozado, <<al igual que el de ella>> pensó, y se preguntó si en realidad valía la pena seguir guardando ese secreto que quemaba sus entrañas, se preguntaba si no estaría equivocado y si el amor que ella sentía por él fuese más grande que el que sentía por su padre, y se respondía a él mismo, ella no lo amaba, ella lo apreciaba por el buen trato que le había dado, pero nada más, jamás se podría comparar con la devoción y el amor hacia ese hombre que un día la entregó a él.

*****

Lorenzo estaba ante la puerta de aquella desvencijada cabaña, incluso temió que al tocar la puerta, ésta se viniera abajo, los vidrios de las ventanas estaban rotos y ahora estaba cubiertos por hule para evitar que el aire se colara, no quería pen...

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Lorenzo estaba ante la puerta de aquella desvencijada cabaña, incluso temió que al tocar la puerta, ésta se viniera abajo, los vidrios de las ventanas estaban rotos y ahora estaba cubiertos por hule para evitar que el aire se colara, no quería pensar en qué condiciones se hallaría el interior.

Al no obtener respuesta llamó de nuevo.

Estaba a punto de entrar, cuando una mujer mayor salió del interior. La reconoció de inmediato, era la tía de Sofía, la conoció el día que sepultaron a Francisco Mendoza, su esposo era hermano de él, también lo había conocido ese mismo día.

Al morir su padre ellos pasaron a ser la única familia que le quedaba y su tío acababa de morir también, probablemente era por eso que se encontraban ahí, porque se habían quedado solas y desamparadas. Sin nadie que viera por ellas, ¿porque, si no, estarían en ese lugar que no era apto para que alguien pasara ni siquiera una noche en él?

_ ¿Qué es lo que se le ofrece? - interrogó la mujer con tono beligerante.

_ Necesito hablar con Sofía. - dijo sin inmutarse.

_ Ella no desea hablar con usted. - dijo con voz firme, aunque por dentro su corazón latía a mil por hora, ese hombre era impresionante e intimidante.

_ Dígale que si no sale entraré yo.

EL SECRETO QUE ME ATA No.5️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRAWhere stories live. Discover now