CAPÍTULO 23 PERDÓN

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Cuando Francisco disparó, Lorenzo ya lo había hecho primero, incluso en el video era difícil distinguir en qué momento había sacado su arma, el disparo había sido tan certero que no necesitó más, se acercó a él aun apuntando porque no sabía en qué condiciones se hallaba, pero ya no había nada que hacer, estaba muerto y él tenía un grave problema sobre sus hombros, había matado no sólo al principal jefe del crimen organizado de la región, sino al padre de su esposa, al que ella adoraba. En el video se apreciaba como tardó varios minutos para salir de su estupor, luego dejó entrar a los hombres que tocaban con insistencia a la puerta después de haber escuchado los disparos.

Lo demás ella ya lo conocía, lo había vivido, al salir de ese despacho él había asegurado que todo se había tratado de un accidente y la mayoría de la gente se lo había creído, incluso los hombres de Francisco, quienes después de eso asumieron que se encontraban ante su nuevo jefe, nadie dijo nada, nadie protestó, todos quedaron contentos, siguiendo su vida como si nada hubiese sucedido, mientras la de ella se derrumbaba sin que pudiera hacer nada.

Sin embargo, hasta ahora, varios años después, entendía la renuencia de él de mostrarle las pruebas, no sólo se daría cuenta de que había mentido, nunca se trató de un accidente, si no, que vería las crudas imágenes de él disparándole a su padre y de su padre muriendo y lo peor, se daría cuenta de que la única persona que tenía en la vida, la única que debió amarla y protegerla, la odiaba tanto que había vivido años tramando como hacerla sufrir, tanto que como él había dicho, el solo tenerla cerca le causaba repulsión, y recordó como ella buscaba sus brazos cada vez que lograba estar cerca de él y el la abrazaba pero solo era por unos segundos, los suficientes para que ella no se diera cuenta de cuanto la despreciaba.

Aunque habían pasado días de que conociera esa realidad, le seguía doliendo como el primer día, como ahora, que estaba en los brazos de Lorenzo, recordando todo de nuevo, con la única diferencia de que ahora conocía la verdad, que él había actuado en defensa propia, que lo había hecho por defenderla y que ella no lo merecía, no merecía ni su lástima, ni su perdón.

Volvió en sí, cuando sintió el abrazo de él apretándola más fuerte, como si no quisiera dejarla ir.

_ Necesito tu perdón. - volvió a repetir él. _te necesito de vuelta... En mi vida... en nuestra casa... Por favor.

Ella lo abrazo, no tenía palabras, solo unas inmensas ganas de llorar, y lo hizo. Lloró como nunca lo había hecho, ni siquiera, cuando su padre murió.

Su dolor ahora era distinto, no le dolía haberlo perdido, le dolía el tener que enfrentar el rechazo de Lorenzo, si él la rechazaba, el haberle hecho pagar durante años algo de lo cual no tenía la culpa, le dolía el haber sido tan necia, cuando él le suplicaba que dejara en paz el asunto, le dolía el no haber confiado en él, le dolía el no haber aprovechado esos años en que ella fue infeliz y lo había arrastrado a él a serlo también.

_Perdóname tú a mí. - su voz salió entrecortada. Soy yo la que lo necesito, no tú.

Él tomó su rostro entre sus manos, la miró por un momento, luego la besó, era un beso tierno suave, lleno de promesas, lleno de perdón.

_ No quise hacerte daño. - dijo él, hubiera dado mi vida por evitarte este dolor.

_ Lo sé. - acarició su rostro. _ahora lo sé, perdóname por haber dudado de ti.

_ En realidad tenías razón. - reconoció el. _te mentí porque no podía decirte la verdad.

_ Lo entiendo. - dijo ella. _ y tú también tenías razón, de haber visto ese video en ese entonces, no hubiera sido capaz de entender, de todas formas te hubiera culpado, no hubiera entendido que buscabas mi bien, como lo entiendo ahora, ahora se lo que eres capaz de hacer por mí, gracias. - se aferró a sus brazos, él la rodeó y posó sus labios sobre los de ella. _te amo. - dijo sin poder creer que la tenía a su lado y que no escaparía más.

Ella lo miró extasiada. Ese debería, ser el momento más feliz de su vida, el recuperarlo, el volver a tener una nueva, oportunidad, sin embargo, había una sombra que se cernía sobre ellos.

No quería pensar, al menos no por el momento, ya lo haría después.

*****
Los días que se sucedieron, fueron de descanso y recuperación, tanto para Lorenzo como para Sofía,

Miguel había traído también a Virginia para que estuviera al lado de su sobrina.

Roberto Cazares se sentía el hombre más importante de la tierra, tener nada más y nada menos que a Lorenzo Maldonado en su rancho, no era cualquier cosa, el contar con su amistad y su agradecimiento, lo ponía en la cima, lo hacía acreedor al respeto y la, admiración de los jefes de la región fueran chicos o grandes, débiles o fuertes, eso significaba que ahora él estaba bajo la protección de Lorenzo y nadie se atrevería a tocarlo o a molestarlo. Sobre todo, ahora que nadie dudaba de la autoridad de Lorenzo.

Los, acontecimientos sucedidos hacia unos días habían puesto de cabeza la región, todos estaban atemorizados, esperando la reacción de él, por su traición.

Con la muerte de Felipe Romero y todos, sus hijos y algunos de sus hombres, Lorenzo se convertía en el único hombre fuerte de esa región.

_ ¿Estás listo para, dejar este lugar? - preguntó Miguel.

_ Voy a extrañar la paz y la tranquilidad. - lo miró. _se siente bien estar sin preocupaciones.

_ Claro. - lo miró Miguel. _ ahora el de las preocupaciones soy yo. - sonrió.

_ Eso tiene el ser la mano derecha del jefe. - sonrió también.

_ Y que lo digas. - dijo con cansancio. _ si supieras el ajetreo que se cargan todos en estos días. En el rancho no me dan un minuto de descanso. Todos los jefes están espantados por lo que sucedió y no dejan de llegar al rancho a pedir una cita contigo. Ahora si están seguros a quien van a servir. - dijo con sarcasmo.

_ Son unos cobardes. - dijo Lorenzo. _ ¿creen que voy a olvidar que intentaron matarme?

_ Al parecer si lo creen. Al menos intentan buscar tu perdón.

_ No los voy a recibir, tu y yo sabemos en quien podemos confiar, y sabemos porque obedecieron a Felipe, a ellos regrésalos a sus ranchos y adviérteles que no voy a tolerar ni una más, si alguien los vuelve a amenazar, solo tienen que informarme y yo sabré que hacer, no tienen que andar por ahí haciendo alianzas con nadie, y a los otros, no voy a tomar represalias, pero que se aseguren de no cruzarse en mi camino porque no respondo.

_ ¿No has escuchado el dicho que dice que tengas a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca?

_ ¿Crees que debo tenerlos junto a mí? - lo miró divertido.

_ Depende de que es tenerlos junto a ti. - dijo. _ quizás recibas una puñalada por la espalda.

_ ¡Exacto! - dijo Lorenzo. _la verdad me vendría muy bien tenerlos de mi lado, sobre todo ahora con los nuevos planes que tengo, pero no confío en ellos, en lo absoluto. Me conformo con tenerlos controlados, ahora saben de lo que somos capaces y aunque recibimos ayuda de fuera, ellos no lo saben.

_ Solo debemos asegurarnos de que no consigan aliarse con nadie más y no representarán un peligro para nosotros.

_ Nos encargaremos de eso. - lo miró Lorenzo. _ahora tomate un descanso. Nos iremos en la tarde.

Lorenzo no deseaba más, que regresar a su rancho, pero quería darle aunque fuera unas horas de paz a Miguel, más adelante tendría que ver la forma de que se tomara unas vacaciones, las necesitaba y las merecía.

EL SECRETO QUE ME ATA No.5️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRAWhere stories live. Discover now