CAPÍTULO 20 NUEVO ATAQUE

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Los oídos le zumbaban, la cabeza le pesaba, volvió a abrir los ojos y observó como el hombre que le había disparado se agachaba sobre él, intentando tomar el arma que aún sostenía en su mano. Él no lo dudó y en un último esfuerzo apuntó y disparó, el hombre cayó pesadamente sobre él.

Intentó moverse para deshacerse del pesado cuerpo pero no pudo, se le dificultaba respirar, ese hombre lo sofocaba, estaba a punto de perder la consciencia, cuando sus pulmones volvieron a jalar aire, el peso había desaparecido, lo siguiente que vio fue al piloto agachado sobre él. Su rostro pálido y asustado buscaba una respuesta de él.

Sin fuerzas cerró los ojos y los volvió a abrir.

_ Tienes que marcharte de aquí. - logró decir. _regresa al helicóptero y llévate al médico y a mi esposa. _Yo no lo voy a lograr. - dijo ante la indecisión de él. _ pero ellos sí, sí tú los sacas de aquí. _ve. - lo animó. _ no les digas que estoy herido, diles que he muerto o no se marcharán. ¡Vete! - ordenó. _seguramente hay más hombres por aquí, salva tu vida y la de ellos.

El hombre no lo dudó más y salió corriendo, él tenía razón, cuando menos faltaban otros cuatro hombres del grupo que lo había secuestrado y él, estaba muriendo, no tenía oportunidad.

*****
Lorenzo sintió como entre dos hombres lo levantaban prácticamente en peso y caminaban con él a cuestas, su mente se negaba a reaccionar, sus extremidades no respondían, sentía que la vida se le escapaba lentamente y no era capaz de hacer nada por evitarlo.

Escuchaba todo lo que esos hombres hablaban, su primer impulso había sido desquitarse con él por haber dado muerte a sus compañeros, pero al reconocerlo, habían decidido llevarlo ante su jefe, ahora su prioridad era, no hacerle pagar, sino mantenerlo con vida, era a lo que todo hombre en su situación podía aspirar, darían a todos de que hablar, se convertirían en la envidia de la gente de los alrededores, y su jefe seguro los recompensaría de muy buena manera, no cualquiera podía darse el lujo de presumir que había capturado al principal jefe del crimen organizado en esa región, a Lorenzo Maldonado.

El camino había sido difícil y tortuoso, una pesadilla para él, hasta que por fin llegaron a una especie de campamento.

Ahí las cosas no habían ido mejor, en su afán de que no perdiera la vida, habían extirpado la bala de su costado, pero lo habían hecho a lo salvaje, a ellos no les importaba, mientras más padeciera mejor, solo no querían que muriera, porque muerto no valía nada.

No supo cuántas veces perdió el conocimiento, ni cuántas lo recuperó, esos hombres lo trasladaban ya en un vehículo, señal de que se acercaban a su destino y habían salido del corazón de la sierra, de donde sus amigos se habían quedado, muy lejos de donde podía recibir ayuda.

*****
Roberto Cazares miraba, a través de la ventana de aquella, habitación. Ahí yacía Lorenzo Maldonado, estaba muy molesto con sus hombres porque se habían extra limitado, lo que había ocasionado que perdiera a varios de ellos.

Ahora se hallaba en la disyuntiva de entregar a Lorenzo en las manos de Felipe Romero o dejarlo en libertad.

Su intensión nunca había sido traicionar a Lorenzo y mucho menos aliarse con Felipe, pero las circunstancias lo habían obligado a prestar ayuda a Felipe cuando se la pidió, de haberse negado hubiese sido como firmar su sentencia de muerte, porque él no era tan importante y fácilmente podía ser destruido por ese hombre, por otro lado, siempre había llevado una, si no cordial, si buena relación con Lorenzo.

De modo que, para salir de su apuro, había enviado a sus hombres como se lo prometió a Felipe, pero les había dado órdenes de no participar, ellos tendrían que haber fingido perderse y cuando hubiese pasado todo regresar, pero estando allá habían tomado sus propias decisiones y ahora estaba metido en un grave problema.

Por lo pronto ya había trasladado a Lorenzo a una de las habitaciones de la casa principal del rancho y aunque no estaba siendo atendido por un médico, si lo estaba atendiendo gente que buscaba su bien.

*****
Era tarde, ya cuando Santiago, Roberth y Miguel, terminaron su labor, se dieron cuenta de que Felipe Romero no se encontraba entre su gente, el muy cobarde se había quedado probablemente en su rancho, tan seguro estaba de que la operación sería un éxito que se quedó tranquilamente a esperar.

antes de marcharse Lorenzo les había dejado la frase que ellos se encargarían de enviar a cada jefe del crimen organizado que había participado en esa emboscada. "DE MODO QUE YA HAS ESCOGIDO DE PARTE DE QUIEN VAS A ESTAR, AHORA, ATENTE A LAS CONSECUENCIAS " y cuando esa gente despertara tenían un recado que entregar, salvo aquellos cuyo jefe estaba presente en ese lugar, que no eran muchos los casos, pero los había.

Esto aunado a la forma en que habían sido derrotados, pondría a temblar a cualquiera, quizás nunca entenderían siquiera, que es lo que les había sucedido, en un momento estaban frente a sus enemigos dispuestos a atacar y a punto de lograr su captura y al siguiente despertaban con varias horas de su vida perdidas, sin tener idea de cómo es que habían llegado a esa situación, además sabiendo que su enemigo había estado entre ellos y que de haber querido, ninguno de ellos podía estar con vida en estos momentos.

Santiago estaba, a punto de dar la orden de retirarse del lugar y dejar que el efecto del gas se disipara para que esa gente regresará a sus respectivos ranchos, cuando una llamada entró al celular de Roberth., él lo puso en altavoz y la noticia les heló la sangre.

El Helicóptero se había marchado, pero sin Lorenzo, el cual se encontraba desaparecido, quizás muerto porque había sido herido.

Sin dudarlo Santiago dio la orden de partir.

*****
Felipe escuchó furioso la información que uno de sus hombres le estaba dando, él hombre se había encontrado muy retirado del lugar en donde se había llevado a cabo la operación, él era totalmente ajeno a ésta, su función era otra, pero le estaba informando como había visto, que varios hombres de Roberto Cazares llevaban prisionero a Lorenzo Maldonado, incluso se veía muy mal, había sido herido.

Felipe no podía imaginarse como es que ese hombre podía haber escapado del cerco que se había tendido a su alrededor, era imposible, además sus hombres todavía no se comunicaban con él, así que no tenía idea de lo que sucedía.

Sin dudarlo empezó a dar órdenes a los pocos hombres que le quedaban y emprendieron la marcha.

*****
Amanecía cuando Lorenzo despertó, no podía mover ninguna parte de su cuerpo, sin que algo le doliera. Quiso ponerse de pie, pero le fue imposible, un mareo lo devolvió a la cama, además sus fuerzas le fallaban y el dolor lacerante en su hombro y su costado casi lo dejaban sin aliento.

Recordó haber visto la noche anterior a Roberto Cazares, había hablado con él unas cuantas palabras, era un hombre bueno y podía confiar en él, el problema era que no tenía poder y si sus enemigos lo encontraban y atacaban, él no podría contenerlos.

Recordó cómo le pidió, le entregarán sus armas y él se la había dado ya cargadas.

De cualquier forma, era probable que no las pudiera usar, no tenía fuerzas ni para eso, cansado se resignó a quedarse quieto en la cama.

No pasó mucho tiempo cuando empezó a escuchar gritos y maldiciones en el exterior, sus sentidos se pusieron en alerta, pero no era mucho lo que podía hacer.

*****
Felipe ingreso al rancho de Roberto, sin ninguna dificultad, sabía que no podían luchar contra él, en ese momento Roberto no se encontraba en el lugar, pero sus hombres si y no opusieron resistencia.

Cuando Felipe les ordenó que lo llevarán ante Lorenzo, ellos lo hicieron.

Cuando estuvo delante de la puerta de su habitación, ordenó a sus hombres que lo dejaran, sabía que Lorenzo estaba mal herido, los hombres de Roberto se lo habían confirmado, incluso dudaban que hubiese pasado la noche, así que él sabía a lo que iba, en esta ocasión no le daría oportunidad, ya no pensaba en llevárselo y torturarlo, no se arriesgaría a que se escapara de nuevo, ahora lo tenía en sus manos y acabaría con el de una vez.

De un puntapié abrió con estruendo la puerta, Lorenzo permanecía en la cama, tan mal estaba que ni siquiera se había movido.

Felipe no perdió tiempo, se acercó y vacío el cargador de su arma contra él, con una sonrisa se acercó a ver su obra, por fin Lorenzo Maldonado estaba muerto, había pagado el haberle arrebatado a sus hijos y haberse metido con él.

EL SECRETO QUE ME ATA No.5️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRAWhere stories live. Discover now