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Las semanas transcurrieron, el equipo en el que jugaba salvador había ganado los últimos cinco partidos, con más de 100 puntos. Cuando lo veía jugar, encontraba en el la definición de pasión, él amaba ese deporte, y en dos meses me había arrastrado hasta ahí, no me perdía ningún juego.

No sabía con exactitud qué éramos, pero algo seguro, estar con él me hacía sentir segura, protegida, bajo sus brazos nada me podía pasar, el me cubriría la espalda en todo momento.

—Me gustaría poder saber que pensas—.salvador me había quitado de mis pensamientos.

—Pensas que son buenos o malos—.indagué.

—Por como sonreías—.me ruborice sutilmente —puedo decir que era buenos, ¿estaba yo en esos pensamientos?—se acercó

—Puede ser—sonreí, él sabía que yo estaba jugando y que probablemente él estaba en mis pensamientos en ese momento.

—Se que estoy en ellos, y vos estas en mi mente—lo miré con asombro—Siempre estás en mi mente, tanto que me asusta—él hacía que me sintiera amada, y reía mucho con él.

—Nos conocemos hace dos meses, en eso pensaba, lo lindo que ha pasado en este tiempo, me hace feliz, estoy feliz.—el me miró y en sus ojos logré identificar satisfacción, el estaba completamente en el mismo estado que yo, como si esto fuera un sueño, del que tal vez no quería despertar.

—El próximo sábado no hay partido, y pensé que tal vez podías ir a casa, papá va a hacer asado, y a mamá le gustaría conocerte—alzó los hombros, sin saber que más decir.

—¿Me estás pidiendo ir a conocer a tu familia?—era más fácil si lo decía así, pero esta seguro que estaba midiendo sus palabras, esperando mi respuesta.

—¿Estás seguro?, ¿Y si no les caigo bien? ¿SI creen que no soy suficiente para vos?—las inseguridades habían vuelto, él me abrazó, pasó una mano por mi cabeza y dijo.

—Sos la mujer más maravillosa que yo he visto en toda mi vida Milena, estoy completamente seguro de que vayas a casa, y además sos más que suficiente, a veces creo que yo no te merezco—Alcé mi vista, y lo besé.

No me iba a cansar de decirlo, pero amaba sus besos, eran perfectos, el hacía que mi mundo diera vueltas, y porqué no confesarlo, me estaba pasando lo que temía, me estaba enamorando de Salvador.

Nos alejamos, los dos estabamos cómo tomates, cada beso era especial, como si fuera el primero, cargado de cariño, emoción, pasión.

—El próximo sábado te pasó a buscar a las diez de la mañana, así podemos compartir algo de tiempo, después, almorzamos y vemos que hacemos a la tarde ¿Sí?— no podía negarme, su gentileza.

—Está bien, voy a ir, quiero conocer a tu familia, y ver de quien obtuviste tu gentileza, bondad y más.

La semana transcurrió con normalidad, toda mi semana estuve en la biblioteca, se acercaban los exámenes de mitad de semestre y necesitaba buenas calificaciones. Papá se estaba esforzando mucho para que yo culminara la carrera, era importante para mi y también para él, significaba mucho para mi que el se sintiera orgulloso.

Llegó el día sábado, y nunca en mi vida pensé que fuera tan intenso.

Salvador fue por mi a casa, e intenté vestirme bien para la ocación, así que nada mejor que unos jeans, con un buzo que tenía inscripto "Hey"y Bart simpson con un brazo extendido, además de unas zapatillas, siempre priorizaba el estar cómoda, no debía ir de gala.

Cuando lo ví, uuff, por Dios, no podía verse tan bien, era perfecto, saludó a papá y me dió un beso en la mejilla, nos alejamos y emprendimos el viaje

Mis dedos no paraban de moverse, si, en efecto estaba sumamente nerviosa.

—No tenes que estar nerviosa, mi padre estaba sumamente ansioso, esperaba conocer a la joven que voy a llevar a casa, y además Ana no para de hablar de MIlena—rodeé los ojos, él mirando la carretera confesó— aunque yo soy quien más habla de vos—Sonreí, sabía por Ana que él hablaba las veinticuatro horas del día de mí, incluso durmiendo.

—Nunca antes conocí a los padres de alguien que me interesara tanto, temo decir algo y que no me acepten— me encogí de hombros.

—Eso es imposible Mile, imposible—dijo deletreando la última palabra.

Nos mantuvimos en silencio, durante la media hora restante, escuchando canciones y realizando duetos, si nos hubieran visto, parecíamos locos.

Llegamos a la casa, hermosa, con un gran patio frontal, una barbacoa, y un aroma que me hacía pensar que ya estaban preparando la carne. La primera en acercarse fue Ana y Juan, ellos siempre estaban juntos, no me sentí mal sobre mi atuendo, de hecho Ani estaba en pijama. A nuestro encuentro llegó una mujer con un niño en los brazos y supuse que era su otra hermana y su sobrino Thiago.

—Hola Milena, Soy Thiago—exclamó el niño, era una dulzura, me abrazó como si me conociera desde hace años.—Mi tío habla mucho de vos.—sonreí.

—Thiago, por favor! compórtate—Dijo la mujer que lo acompañaba.—Soy Karla , la hermana de Salvador—me tendió la mano, no sonaba muy amigable, y eso se notaba.

—Un gusto, soy Milena.—me miró y apretó aun mas mi mano.

—Si, lo sé, mis hermanos no paran de hablar de vos, aprece que los hechizaste—Salvador interrumpió el momento tenso.

—Karla.—su voz fue severa, él está protegiendo de su propia hermana, no entendía porqué no le agradaba, si no me conocía.

Una pequeña mano me tomo de la mía y dijo.

—Vamos a conocer a la abuela.— y allí me llevó, me di vuelta y vi a los hermanos hablando, y no muy amigables, me sentí culpable de ese momento.

Una señora alta, como era de esperarse, castaña, con sus ojos color miel se paró frente a mi, y en ese momento hizo algo que jamás esperé...

me abrazó y susurró "gracias"

Luego la miré a los ojos, no entendía porqué me había agradecido, ella solo sonrío.

—Abue, ella es MIle, la novia del tio—me congelé—me agaché a su altura y hablé.

—Thiago, no soy la novia de tu tío Salvador, no aún, pero muchas gracias por tu presentación, me siento muy halagada.—me dió un beso en la mejilla y susurro "El tio siempre dice que le gustas"

—Soy Mabel, madre de Karla, Ana, y mi hermoso varón, Salvador—dijo mientras me guiñaba el ojo.

—Es un gusto conocerla Mabel, sin duda ha hecho un buen trabajo con sus hijos, y Salvador es un gran hombre.—sonrió satisfecha

—Lo sé, el es un gran hombre, me lo ha dejado en claro, en estos dos meses no ha parado de hablar de vos—al parecer el hablaba mucho de mi.

—Si, todos me lo han dicho, si puedo ser sincera con vos, me siento bien con el , confiada, lo aprecio y siento que mis sentimientos son cada vez más fuertes, pero tengo miedo—ella me abrazó— y si no soy suficiente para él.

—Sos lo que mi hijo ha estado esperando toda su vida, tuvo una novia que no lo valoró, lo lastimó, estuvo un tiempo yendo al psicologo, no lograba sentirse a gusto, pero desde que te vio, no puede evitar contarnos cuando habla de vos, soy su madre, y conosco todo de él.

Le devolví el abrazó. —Muchas gracias Mabel, muchas gracias.

—SIempre que quieras hablar, voy a estar acá, soy su madre, pero soy mujer, y te entiendo.

—¿Por qué aún no me presentaron a la novia de mi hijo? —un hombre alto, abrazaba a Thiago y venía caminando hacia mí junto con sus hijos y yerno, pero a medida que se acercaba, mi respiración era más acelerada, mi vista comenzó a nublarse.

Salvador llegó corriendo a donde estaba yo y me habló— ¿Te sentis bien MIle?—. no pude responder, no tenía palabras.

—MIlena—.el papá de Salvador se acercó, y me desvanecí. 

SalvadorWhere stories live. Discover now