7

1.9K 102 12
                                    

 Relato de Salvador...

No se que me pasa con Milena, es una joven super dulce, hace un mes que la conozco, pero es como si nuestros mundos estuvieran conectados, hay algo en ella que me atrapa, tuve una relación, de cinco años con Tatiana, una joven que fue mi compañera desde toda la vida, siempre compartimos todo, pero a los veintidós, me encontré frente a frente con la traición, no esperaba ver a mi novia con un vecino, fue difícil de transitar ese tiempo.

Recuerdo que me pidió retomar la relación, pero una vez que se rompe un vaso, por más que lo intentes pegar, no vuelve a ser el mismo, y mi confianza estaba dañada.

Decidí enfocarme en el deporte, el basquetbol había sido mi vida desde que era muy pequeño, no podía dejar que la situación me alejara de mi meta. Muchos no lo sabían, pero me encontraba estudiando medicina, traté de que el deporte y el estudio no se mezclaran, siempre soñé con ser médico pediatra.

Pero volviendo a lo que estoy viviendo ahora, hace unas semanas conocí a Milena, una chica re bajita, super dulce, sus mejillas se ponen super coloradas cuando se avergüenza o se enoja, la ví por primera vez en un partido, recuerdo cómo fue ese primer encuentro.

Ella se cayó a mis pies, por muy gracioso, o vergonzoso que parezca, cuando me vió sus ojos marrones me atraparon, eran los ojos más hermosos que yo pudiera haber visto en toda mi vida, le sonreí, ella la devolvió, era como si el mundo se hubiera parado, y solo nosotros dos existieramos.

Ella sabía mi nombre, pero claramente yo estaba en desventaja, así que le pregunté su nombre, MIlena, seguramente podría llegar a pensar en muchos apodos, algunos relacionados a la altura, pero otros vinculados a su dulzura, no me cansaría de pensarlo, a mis ojos, ella era perfecta.

En las primeras semanas tuvimos altercados, yo quería invitarla a salir pero ella no acepto, y como contrapartida, si acepto a la propuesta de mi hermana Ana.

Había algo en su mirada que me hacía pensar en que ocurría con ella, sus ojos por momentos eran tristes, sin dejar de hacer énfasis en que por momentos parecía aterrada, ella mostraba una sonrisa, y tal vez no se diera cuenta de lo que ella tal vez involuntariamente transmitía a los demás.

Una semana sin hablar y eso había hecho estragos en mi vida, mi malhumor había aumentado, tenía que estudiar, pero en mi mente solo estaba ella, Milena, a quien de forma cariñosa había apodado MIleminion, sabía que tenía miedo, de algo o de alguien, no lo sé, pero no me gustaba que se sintiera así y yo no era el culpable de eso.

MI hermosa hermana Ana, fue quien me ayudó, no sé en qué momento tomó su número de mi celular, se contactó con ella, y en cuestión de horas había arreglado ir a comer todos juntos.

Cuando la ví, supe que no quería alejarme de ella, en ningún momento, ella era un sol, la abracé, era lo que había querido hacer durante la semana, ella me lo devolvió y sentí la conexión que brotaba de nuestro abrazo. La noche transcurrió con normalidad, la llevé hasta su casa, hablamos todo el camino, ella lucía muy feliz, y yo estaba en una nube, ella me mantenía allí, cuando tocó despedirnos, nos acercamos, la tensión era mucha, la besé, no lo dudé.

El beso fue lento, despacio, tan dulce que tuve miedo de ser muy brusco, no podía arruinar el momento por mis impulsos, tuvimos una mirada cómplice, yo había tenido una novia en mi vida, pero estaba seguro que ella no había tenido a alguien en su vida antes de mi, y por egoísta que eso sonara, me encantaba la idea de ser su primer beso, incluso a los veintidós años, ella era perfectamente perfecta.

Quería dar pasos importantes con ella, sentía que Milena era la mujer que me iba a acompañar toda mi vida, sin ella, no iba a volver a ser yo, ella había modificado las estructuras, y eso que aún no habíamos comenzado algo serio, pero estaba completamente seguro que a allí nos dirigimos, los dos.

SalvadorOnde histórias criam vida. Descubra agora