8

1.7K 99 6
                                    

Milena...

No tenía idea que el padre de Salvador era un médico cirujano, pero él quería la especialidad de pediatría, sus ojos brillaban, estaba completamente segura de que él lo iba a lograr, amaba a los niños, había elegido esa profesión por amor, un amor tan puro como puede ser querer ayudar a los demás.

Pero cuando me preguntó el porqué había elegido abogacía, me paralice, mis ojos se aguaron, no supe qué decirle, yo volví a sentir miedo, y la conexión que teníamos se rompió, fue mi culpa.

Aún no me sentía preparada para hablar parte de mi pasado, había elegido esa carrera, porque creí que podía ayudar a los demás, quienes se enfrentarán al peligro iban a tener a alguien que los ayudara, eso me había motivado, pero a finales de mi segundo semestre, pasó, necesite de la ayuda profesional de un abogado y este me dió la espalda.

Desde ese instante estudio para convertirme en la mejor abogada, y así poder apelar a mi causa, y saber que quien me defienda, va a estar cumpliendo su trabajo y las horas no son en vano.

Aun no me siento preparada para expresar lo que ocurrió, per ví a Salvador a los ojos, y me sentí en casa, como si el apagara todos los miedos que yo tenía. Era un hombre excepcional, y se había fijado en mi.

Luego de ese momento fui a clases, necesitaba ser la mejor, quería ser la mejor, y saber que Salvador estaba para mi, era lo máximo, con el yo iba a poder vencer y tal vez en un futuro ser algo más.

Llegué a casa, y en la hamaca me estaba esperando mi maravillosa amiga Sofía.

—¿Desde cuando me entero que te viste con Salvador, luego de que te viste con el ?—Me estaba acusando, lo sabía, sus ojos y gestos hablan más.

—Yo, estaba en clase Sofía, no te pude avisar como estaba programado mi dia—. mil disculpas.

Ella se dió cuenta de mi tono, no me gustaba que me controlaran, no era necesario que supieran en donde estaba cada momento de mi día.

—Perdón MIle, pero es que sabes cómo soy, te quiero cuidar—.rodeé los ojos.—siempre voy a querer tu bien, ahora ¿Cómo te fue hoy?

Suspiré, era imposible enojarme con ella.

—Estoy, hoy fuimos a tomar un café con salvador, y ¿Cómo te enteraste que salí con el?—.la había atrapado— NO le dije a nadie Sofía.

—Vi que una joven publicó en instagram una foto y te etiqueto, y la foto era de hoy.—ups, eso no lo vi venir.

—Hablamos de muchas cosas pero la magia se rompió cuando me preguntó porqué elegí abogacía.

—MIle, ¿Le contaste?—Negué

—No puedo Sofia, no estoy preparada— comencé a llorar—no puedo decirle lo que me pasó—.ella me abrazó fuerte y pasó su mano derecha por mi cabeza.

—NO le vas a dejar de gustar por eso que pasó Mile, sos una chica re linda, amable, cuidadosa, cariñosa, un mal momento no va a definir lo que hay entre ustedes.

—Lo sé, pero aún así me aterra, quiero contarle, tal vez más adelante.

—Contale cuando quieras, pero no te olvides que si estás con él, merece saber lo que te pasó, más tarde o temprano se va a enterar, y no va a ser bueno.

Lo sabía, estaba completamente segura de que tenía que contarle, pero no sabía si el momento era ahora, en una semana o tal vez dentro de unos años.

Me quedé dormida, había llorado tanto que las lágrimas habían dejado marcas en mis mejillas.

—Hija, me dijo Sofía que no fue un gran día, ¿me queres contar que pasó?-asentí.— te escucho, soy todo oídos—. me tendió papas chips, las que tanto me gustaban.

—Bueno, tengo muchas cosas que contarte papá...

Y en ese momento le conté todo a papá, un joven llamado Salvador, jugador de basquetbol, a lo que él no se sorprendió, y ahí recordé que tenía un buzo gigante puesto. Luego hice referencia al hecho que me había atormentado tres años y medio atrás, me abrazó y volví a llorar en su hombro hasta que mi teléfono sonó, y en la pantalla aparecía un nombre, Salvador, papá me dejó en la habitación y atendí.

Pero no me di cuenta que no era una llamada común y corriente, sino una videollamada.

—¿Me extrañaste?— estaba confundida.— TEnes puesto mi buzo

—Un poco, y debo admitir que tiene tu aroma—.él sonrió tanto que me contagió, pero de un momento a otro, serio me dijo.

—¿Por qué estuviste llorando? ¿Todo bien? ¿Queres que valla? ¿Chocolate?—la última pregunta si me hizo reir.—Mis hermanas suelen pedir chocolates en un momento específico del mes—. me ruboricé.

—Estoy bien, ahora hablando con vos, mejor, tengo una historia Salvador, y quiero contarte, enserio quiero, pero tengo miedo, no quiero que viajes hasta acá, es una hora de trayecto, y no, no estoy en ese momento en el que pido chocolates.

—MIs hermanas se ponen mal, soy su verdugo en ese momento, prácticamente soy su esclavo, todo el tiempo—Su risa me contagió.— vamos a hablar cuando quieras, no te voy a presionar, cuando sea el momento vamos a hablar.—Su respuesta me dejó en paz.

Hablamos por más de una hora, hasta que el tuvo que ir a cenar y yo a dormir, porque mi apetito había desaparecido.



Hola! Aquí les dejo otro capítulo, mañana estaré publicando el número nueve, este será más extenso.

¿Que le ocurrió a Milena?   Espero les guste...

-FaithLatt 

SalvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora