Quién diría que Salvador me estaría viendo a los ojos, y esbozando una sonrisa, ¡Me estaba sonriendo! ¿Era a mi? no podía creerlo, cuando el juego terminó muchos bajaron a la cancha, Sofía me acompañaba y me hizo bajar donde estaban todos los jugadores, pero en especial uno, Salvador, quien no sabía de mi existencia, pero al verlo mi corazón latía cada vez más rápido. Nunca había sentido algo así, pero era un poco loco, ¡No sabía de mi! Sofía me empujó a saludarlo, tanto que casi caigo a sus pies, literalmente hablando.
—¿Estas bien?— Me preguntó con cierta preocupación en su rostro.
—Si, eso creo—. Dije con cierto aire de vergüenza, no podía creerlo, iba a conocerlo y me caía a sus pies.
—Te ayudo, el piso suele estar un poco mojado—. Alcé una ceja —Es por el
juego, ¿Te lastimaste?— realmente lucía preocupado.
Me ayudó a sentarme en uno de los asientos donde se sientan los jugadores y me miró, podría jurar que su sonrisa era cautivante, y muy brillante, ¿Habría utilizado brackets? Yo aún los tenía, mi sonrisa demoraba en arreglarse.
—Tenes que caminar con más cuidado, muchos no te veríamos entre la
multitud.— me sonrojé.
—No soy tan baja —lo miré—.El problema es que vos sos muy alto—.Sonrío y por segunda vez en la noche me había causado mariposas, esas que los cuentos narran.
—En eso tenes razón—. parecía avergonzado—. Digamos que en mi familia todo son altos, es la genética italiana que no falla —.Me hizo reír, no lo puedo negar.
—Muchas gracias por tu ayuda, Salvador—. Me miró con cierta sorpresa en su rostro—. Así te llamas ¿No?
—Si, me llamo Salvador, pero estoy en desventaja—.Fruncí el seño—. No se como te llamas, aunque podría pensar en algunos apodos para vos.
—Me llamo Milena, quiero creer que los apodos no van a estar relacionados a mi altura.— Mi voz había cambiado el tono, estoy segura que pensó que estaba enojada.
—No, aunque si me permites, alguno de ellos podrían ser si relacionados a la altura— ¿Enserio?- volteé los ojos.
—Entonces, puedo pensar algun apodo para vos, ¿no?—me sonrió, ¡Y qué
sonrisa tenía!
—Si, claro, podes pensar en algún apodo, solo vos me vas a poder llamar
así.—me ruborice, pero ¿Quien no lo haría? Recuerdo que alguien lo llamó, me miró y se despidió, su saludo fue tan particular, tanto que me descolocó.
—Nos vemos en el próximo partido Mileminion—Sus ojos brillaron—De
ahora en más te voy a llamar así—. Se dio la vuelta me dejó ahí, sentada,
estupefacta y sin poder creer lo que acababa de suceder en mi vida, era
prácticamente imposible que esto ocurriera. ¡Me había puesto un apodo! eso
solo hacían las personas cuando tenían confianza, y si yo era la persona, eso
nunca ocurriría.
—Adiós-susurré muy lento, había quedado impactada. Y de pronto alguien me hablaba sumamente rápido, tanto que la única pregunta que pude escuchar fue —¡Qué acaba de pasar!—.Si, Sofía no perdía el tiempo, nunca jamás.
—Casi me caigo, me ayudo, también hablamos de mi altura, espera verme en el próximo partido, y me puso un apodo.—Sofía me miro con el rostro confundido.
—¿Espera verte?—-asentí—¿Te puso un apodo?—Volví a asentir.— ¡No lo puedo creer Milena!— en ese momento quería hacerme bolita y desaparecer.
—Podrías dejar de gritar, todos nos ven Sofía.—Ella miró a su alrededor y se ruborizó.
—Bueno, tenía que decirlo MIlena—rodeó los ojos—Salvador te acaba de
hablar, y además lo vas a ver en el próximo juego—daba pequeños saltitos,
realmente ella estaba emocionada.
—Si Sofía, vamos a volver, pero ahora nos tenemos que enfocar en salir de acá, que mañana domingo tengo otras actividades.
El día domingo había llegado y era una fiel de la iglesia evangélica, todos los domingos asistía a las reuniones, desde niña era creyente, sabía que mi vida tenía un propósito, aunque tal vez no lo conocía aún, lo sabía.
En mi mente siempre intentaba proyectar mi vida en los años de adultez, pero con el paso del tiempo eso se hacía cada vez más difícil, en mi vida habían secretos que eran mejor olvidar.
Secretos que mi mente traía a memoria cada día, pero ¿Qué ganaba recordando?, una pregunta que siempre rondaba en mi mente, comprender que mi vida si tenía un propósito, y tal vez conocer a Salvador era parte del mismo.
—¡Milena! la comida—.Gritó papá desde el comedor.—Se va a enfriar.
—¡Ya voy!—. Papá cocinaba sumamente exquisito, y el momento del almuerzo era sumamente importante para él, era un tiempo que compartimos juntos, ya que luego cada uno tenía sus obligaciones, y no nos veíamos con frecuencia, aún viviendo en la misma casa.
Llegué al comedor, y en ese instante mi celular sonó, papá me miro, con su gesto de "No celulares en la mesa". Rápidamente miré la pantalla y vi una notificación en instagram, abrí mis ojos tan grande como pude.
"Salvatore acaba de enviarte una solicitud"-Instagram
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Salvador
Teen FictionSalvador, un jugador de basket, se enamora de una joven llamada MIlena quien lleva consigo un manojo de inseguridades , esas mismas son las que han guiado el actuar de la joven en su día a día, pero cuando Salvador llega, lo cambia todo, y ella...