Epílogo

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Estaban cenando cuando en las noticias el nombre Fukuda apareció y le hizo fruncir el ceño, termino de empuñar las manos al oír que saldría de prisión por conducta intachable, aunque con prohibición de acercarse a menores de edad.

- No han pasado los años correctos - logró decir luego de oír las palabras en la tv - Tetsu... no han pasado los años correctos, no está bien... no puede salir...

- No, no está bien - el que la noticia afectará de ese modo a su esposo lo enfureció más. Le había prometido tranquilidad y se aseguraría de cumplirlo - voy a llamar a mi abogado, no dejaré que esto quede así, te lo prometo.

Asintió sin saber qué más decir al respecto, sentía el pulso acelerado y como si fuera a vomitar, por lo que en cuanto Kuroo paso a su lado atrapó su mano y lo atrajo hacia él para enterrarse en su abdomen, manteniendo muy pegado a él.

- Kei te lo prometo, ese sujeto no saldrá de esa cárcel, haré lo que sea necesario para que no salga - lo abrazo fuerte y solo después de calmar a su esposo hablo con el abogado pero no había nada que pudieran hacer.

Después de protestar y golpear una pared se obligó a calmarse. Había otra solución una muy poco ortodoxa y que la había maquinado desde que tuvo los primeros casos con delincuente.

No podía creer que Fukuda fuera a salir, ya veía la posibilidad de que lo contactara y eso sin duda enviaba al infierno la sola idea de sugerirle a Kuroo una familia, no podía exponer a un niño a alguien como ese hombre, no podría seguir teniendo una vida normal y sentía que tendría una crisis de pánico a cada instante. Al llegar a casa vio a Tsukki pálido y abrazado a sus piernas.

- Kei... ¿Estás bien? ¿Fuiste a trabajar?

- No, llame para decir que estaba enfermo - respondió apretando un poco más la almohada que abrazaba. Era ridículo, volvía a sentirse como un niño y no estaba bien.

- Voy a pedir un par de días para estar contigo... es una semana relativamente relajada, puedo darme ese lujo - lo tomo para dejarlo en sus piernas - ¿Has comido algo?

- Tome té, mi panza no quiere comida - respondió negando con la cabeza, sabiendo que eso preocupa a su esposo.

- Voy a preparar algo liviano - tomo las mejillas de su esposo - No tienes que dejar que esto te afecte, te lo prometí, ese sujeto lo saldrá de la cárcel. Confía en mí.

- No tengo hambre - respondió negando con la cabeza, sin querer pensar en todo eso, le dolía la cabeza - ¿Podemos ir a dormir?

- sAi, pero mañana tendrás que comer un poco - se metieron a la cama y pasó toda la tarde y noche acariciando su cabello.

Realmente no podía salir, no estaba bien y no sabia que podria hacer Kuroo para ayudarlo, no veía que podría hacer al respecto que evitará la inminente salida de Fukuda.

———

Después de esos días que se tomó para estar con Kei volvió al hospital, directo a uno de mis pacientes.

Ruki era un delincuente que tenía años en la cárcel, tenía una enfermedad hepática que a veces lo hacía caer al hospital. Kuroo había sido el que lo había atendido la primera vez, había sido amable y bromista ganándose el cariño del prisionero. Le confesó que nunca un médico lo había tratado tan bien. Desde entonces decidió pedir a todos los pacientes que tuvieran problemas delictivos y se había hecho muy cercanos a ellos.

- Ruki... ¿Como sigues?

- Han sido unos días difíciles doc - respondió frunciendo la nariz - además usted no había estado y las cosas no son iguales... ¿Está todo bien? Me dijeron que pidió unos días libra - era muy inusual que ese doctor pudiera días libres cuando no era temporada de vacaciones y siempre les hacía saber con tiempo a sus pacientes, incluido el.

LingerWhere stories live. Discover now