Cap.02-El Juego de los Roles

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-¡¿Qué hiciste?!, ¡Ya era mía, iba a atraparla!, ¡Maldito seas!

Sus años de entrenamiento no le valieron de nada ante tanto salvajismo y ni siquiera pudo reclamar porque le metieron una piel en la boca, antes de darse cuenta le habían amarrado y fue arrastrado el resto del camino hasta lo que parecía un diminuto pueblo a las faldas del palacio.

-¡Carne fresca!, ¡Hay carne fresca!

De las casas comenzaron a salir personas esbozadas en capas y llevando teas o velas, Nicolay estaba cada vez más asustado, ¿a qué clase de lugar había ido a parar?

-¡Estuve a punto de atraparla, lo juro!, ¡Este imbécil le alerto!-coloco un cuchillo sobre su cuello-exijo su piel como retribución-Nicolay logro escupir la piel.

-¡¿Qué?!, ¡No, alguien detenga a esta loca!

-¿Ella lo vio?-pregunto alguien-Youko, ¿Ailur lo vio?

-Grr...eso creo.

-Entonces no puedes hacerle daño.

-¡Pero...!

-Si muere antes de que ella decida lo que quiere se enfadara-dijo otra persona-nos quitara nuestros privilegios.

-¡No me importan los privilegios, Bria!

-Al resto si-dijo otra voz femenina, tomándole por el hombro-déjalo, Youko, yo me ocupare.

-Cobardes, grrr, ¡Todos son unos cobardes!-se desprendió y se fue corriendo.

-¿Puedes levantarte?-pregunto la encapuchada, soltándole los amarres.

-Creo...creo que sí, gracias.

-Sígueme, te protegeré.

Los demás ya estaban regresando a sus casas y Nicolay se lo pensó dos segundos, tanto porque todo le dolía como porque no sabía a qué atenerse, decidió seguirla, ¿Qué le quedaba?, con suerte se enteraba de algo; la misteriosa encapuchada le condujo más allá del pueblito y hasta una cabaña aislada, le hizo pasar, era sin duda el hogar de un cazador, había un buen fuego en el hogar, pieles, un arco con su dotación de flechas.

-No me puedo creer que seas tan idiota.

-¿Disculpa?-y entonces se bajo la capucha-¡Perdiz!

¡Era su hermana!, ¡Su hermana mayor!, estaba más ruda, más terca, más marcada por la vida, también parecía furiosa, pero no lo considero cuando corrió a darle un abrazo.

-¡Gracias a los dioses!, sabía que estaban vivas, lo sabía.

-Rapaz...-se ablando.

-Lo siento tanto, yo debí...debí ir tras ustedes ese día, tendría que haberme quedado con ustedes, pero me paralice, necesite todos estos años para...

-Ojala no hubieras venido-lo aparto.

-Perdiz, ¿Qué es este lugar?, ¿Qué ocurre?

-Supongo que puedo explicártelo-se sentó junto al fuego.

La leyenda del monstruo que concedía deseos era una mentira a medias, si existía una criatura pero no era un monstruo sino una diosa que tenía allí sus dominios, a los incrédulos que entraban a su reino los atrapaba por siempre asignándoles un rol en su juego.

-¿Juego?

-Quizás te vea mañana mismo, te hará algunas preguntas y te dará un papel con sus privilegios y limitaciones, yo soy La Cazadora, vivo aparte, capturo lo que necesito pero no puedo cultivar plantas por más que lo intente.

La Leyenda de AilurWhere stories live. Discover now