Capítulo 15 - Hierve el agua, Oaxaca

Comenzar desde el principio
                                    

— A mí igual. Soy muy agradables, aunque los hermanos son definitivamente un par de ligones —sonrió burlona —. Nathan dejó de intentarlo cuando se dio cuenta de que no estaba interesada.

— Hombre inteligente.

— No estoy muy segura de que su hermano se dé por vencido.

Hice un mohín prestándole atención a la parejita que se deshacía en atenciones coquetas en otra parte de las piscinas de la cascada, y tuve que desvía la mirada cuando ella parecía querer comerle la cara a su pareja.

— Roja, Gabriel no tiene oportunidad.

— ¿Estás segura de eso?

Achiqué los ojos.

Las sabias palabras de Terin sobre mantenerlo a un brazo de distancia seguían resonando en mi cabeza. Tener algo con Gabriel Kendrick me era imposible de imaginar.

Él era un hombre inteligente, encantador, divertido, atento, caballeroso, coqueto, entre otras destacables cualidades, pero también era un mujeriego, y si alguna vez se me cruzó la idea de tener una relación sería con alguien definitivamente no quería a un mujeriego como novio.

Yo no quería una relación con nadie, pero tampoco quería ser una más en la larga lista de conquistas del joven Kendrick.

— No quiero un novio.

— No pregunté eso —soltó burlona.

— No quiero nada con Gabriel, ni con nadie. Quizá más adelante conozca a un brasileño caliente y me pierda en una isla desierta. Gabriel es definitivamente alguien de ver para babear, pero no le daré segundos pensamientos. Además, tengo el presentimiento de que le gustan las mujeres altas —ella se rió entre dientes —, un poquito más femeninas.

— Tú eres femenina.

— Lo soy, pero no ando por la vida toda hermosa, con ropas coquetas y el pelo perfecto.

— Te vistes super lindo —le sonreí.

— Aclaremos algo, no creo que yo sea el tipo de mujer que suele llamar la atención de Gabriel.

— ¿Por qué? —Ella lucía realmente curiosa.

— Creo que le gustan más —hice un movimiento frente a mis pechos —, grandes —Terin arrugó la frente.

— Tú tienes curvas peligrosas.

— Las tengo, aunque mi madre me diga que estoy hecha un hueso. Pero la verdad es que Gabriel y yo —negué dejando salir una risa —, no cuajamos. Él es todo serio y calmado, y yo soy un poquito hiperactiva. Me gustan las aventuras fuertes, viajar a tantos lugares como pueda y, no me gusta quedarme encerrada trabajando por mucho tiempo, a menos que sea para revelar las fotografías.

>> Gabriel es el tipo de hombre que se establece, ya sabes, en un lugar, y no hay nada malo en ser así, pero lo imagino en una mansión grande, viajes caros en cruceros o islas paradisiacas con los mejores manjares y vinos. Ropas finas, zapatos elegantes, fiestas de super etiqueta, mujeres con vestidos tan caros como la colegiatura de una universidad privada.

>> La única manera en que me imagino a Gabriel en mi vida es como un amigo al que de vez en cuando veo, y con el que de vez en cuando salgo a tomar un café, y el café resulta ser muy caro.

Ella suspiró elevando la vista al cielo, luego se pellizcó el puente de la nariz y negó.

— Esos es prejuicioso —hice una mueca.

— Lo sé —hablé dejando que la vergüenza se derramará en mi escueta oración —, y odio que mi mente se ponga a trabajar en esas cosas tan bobas, pero te lo juro, lo veo y pienso caviar y vino, y luego me veo a mí y pienso tacos, tacos y más tacos.

Sam #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora